En la inabarcable enciclopedia de anécdotas musicales, hay capítulos que parecen redactados por un guionista con falta de sueño. Uno de ellos, digno de figurar en un manual de surrealismo contemporáneo, tiene como protagonistas a Andy y Lucas, el dúo gaditano por excelencia, y a Eminem, el rapero de Detroit que no creemos que necesite mucha presentación. El escenario: Barcelona, 2024. El objeto de discordia: una silla de ruedas misteriosamente abandonada. Y el resultado: un sainete internacional que mezcla altruismo, testosterona y un inglés de academia nocturna.
Barcelona, siempre dispuesta a ser telón de fondo para historias que rozan lo improbable, acogía la gira de despedida de Andy y Lucas. El dúo, con ese habitual aire desenfadado y simpático de barrio, se hospedaba en un hotel donde, casualidades del destino, también se alojaba Eminem. El norteamericano, lejos de las luces del Palau Sant Jordi, intentaba pasar inadvertido.
Spoiler: no lo consiguió.
La dama y el caballero andaluz
Todo comenzó cuando Lucas, vaso en mano —en sus propias palabras, un “peloti”—, se percató de la presencia de una joven en silla de ruedas. La muchacha lloraba e intentaba llamar la atención de Eminem, que, según el relato, se mostraba tan frío como el mármol del David de Miguel Ángel. Lucas, movido por un espíritu quijotesco, decidió intervenir con la delicadeza de un diplomático en prácticas: “Eminem, you stupid”.
Una frase que, de haberse pronunciado en ambientes raperos, podría haber desencadenado una tragedia en forma de ensalada de balas.
Eminem responde, y no con flores
El rapero, fiel a su reputación de tipo con poco sentido del humor y cero paciencia, replicó con la contundencia de quien no necesita subtítulos: “You are a motherfucker”. La tensión en el hall escaló. Los Mossos d’Esquadra, que probablemente esperaban una guardia tranquila, tuvieron que intervenir.
Entre empujones, palabras malsonantes y la incredulidad de los presentes, aquello parecía más un videoclip que una escena cotidiana de hall de hotel de cierta categoría.
La revelación más absurda
Y entonces, el giro argumental digno de una comedia de enredo: la silla de ruedas estaba vacía. Sí, vacía. La joven había desaparecido, dejando tras de sí un rastro de lágrimas sospechosamente teatrales. Lucas, que se había jugado la integridad física por su acto de caballerosidad, se quedó con cara de “me han tangado”. Andy, que había observado la escena desde la prudencia del que sabe cuándo no meterse, sentenció con filosofía gaditana: “Estafadores hay en todas partes”.
De Cádiz a “La Resistencia”
El episodio no se quedó en las paredes del hotel. Meses después, Andy y Lucas relataron la historia en el sofá de “La Resistencia”, el programa de David Broncano. Allí, entre risas y cierta incredulidad del presentador, contaron la secuencia como quien recuerda una batalla poco gloriosa pero convertida ya en chascarrillo de sobremesa.
Además, aprovecharon para confirmar algo menos cómico: su retiro temporal de los escenarios, motivado por cuestiones de salud y la necesidad de descansar tras años de carretera. Pero eso es otra historia.
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