Hay calles con nombre de poeta muerto, calles con nombre de político amortizado, calles con nombres que parecen haber salido de una reunión de padres en los años 50 —léase “Calle del Trabajo”, “Avenida de la Ilusión” o “Camino del Progreso”— y luego, en un ejercicio de gloriosa disonancia cultural, está la Calle AC/DC de Leganés, una calle que rinde tributo a los hermanos Young, Angus y Malcolm.
Porque no se trata de una pintada punk sobre el cartel de la Avenida de Carlos III, sino de una decisión institucional, refrendada por los vecinos y aplaudida por los fans del rock duro. Aunque claro, como toda buena historia que involucra decisiones municipales, participación ciudadana, cultura popular y algo de vandalismo artístico, esta no iba a ser sencilla. Así que vamos a ver los inescrutables caminos burocráticos que llevaron a AC/DC a tener su propia calle en el sur de Madrid.
El origen del trueno: un pleno municipal con marcha
Todo empezó en 2000, cuando el ayuntamiento de Leganés decidió dar un pequeño giro rockero a su callejero. El protagonista de la jugada fue el entonces concejal de Cultura, Pedro Atienza, del PSOE, que propuso bautizar una calle del barrio de La Fortuna con el nombre del grupo australiano.
La propuesta, lejos de ser improvisada, tenía su argumentario: Leganés siempre ha tenido una vida cultural intensa, con festivales, actividades juveniles y un cierto regusto por salirse del guion. Y AC/DC, con su estética de uniforme escolar y su música de alto voltaje, encajaba de maravilla en ese espíritu.
Pero atención, porque aquí no hubo imposición ni dedazo, sino participación vecinal, esa herramienta democrática que tan poco se usa. Se organizó una votación popular entre varias propuestas para nombrar la calle, y ganó AC/DC. Algunos dicen que fue por mayoría simple, otros que por aplastamiento sonoro. El caso es que el vecindario habló.
Un nombre con carga simbólica… y eléctrica
La calle, que hasta entonces no tenía nombre, estaba ubicada cerca del Centro Cultural Julián Besteiro, lo que ya daba un contraste poético digno de análisis semiótico: el marxismo cultural del siglo XX frente al capitalismo eléctrico del rock global.
Desde el punto de vista urbanístico, no era una gran avenida, ni un paseo flanqueado por laureles. Era (y es) una calle modesta, sin pretensiones, pero con un nombre que reluce más que cualquier adoquín recién pulido. Lo interesante del asunto es que no se trataba de una “Calle de los AC/DC”, ni “Calle del grupo musical AC/DC”. No. Se optó por el nombre exacto, con su barra incluida. Es decir: Calle AC/DC, tal cual, con sus mayúsculas y su barra oblicua, como debe ser.
Y ahí empezaron los problemas técnicos, claro.
¿La barra o la placa?
Porque, por muy simpático que suene, el uso de caracteres especiales en la toponimia no es cualquier cosa. La barra inclinada (/) no está precisamente entre los elementos más amigos de los sistemas informáticos. De hecho, en muchas bases de datos urbanísticas y GPS se convierte en un engorro.
¿El resultado? Algunas plataformas geográficas sustituyeron la barra por guiones, espacios o directamente eliminaron el grupo de rock del callejero virtual. En Google Maps la calle aparece, pero a veces bajo extrañas mutaciones del nombre. Y en el registro oficial de catastro hubo más de un tirón de pelo administrativo hasta que se aceptó oficialmente el nombre con todos sus signos.
Placas y coleccionismo clandestino
Pero si algo ha hecho famosa a esta calle ha sido el curioso, fascinante y por momentos desesperante fenómeno del robo sistemático de placas. Las señales con el nombre «Calle AC/DC» se han convertido en objeto de deseo de toda una fauna urbana de fans, frikis, oportunistas y ladrones con aspiraciones artísticas. Como si se tratase de una especie de rito de paso, una tradición no escrita entre los devotos del rock duro y el coleccionismo de lo ajeno, la señal ha sido sustraída tantas veces que en el Ayuntamiento ya no saben si reponerla o directamente rendirse al caos.
La escena se repetía una y otra vez, con una precisión casi matemática: nueva placa, foto en redes, comentarios del tipo “¡por fin la han puesto otra vez!”, y al cabo de pocos días… zasca, desaparecida. Algunos vecinos empezaron incluso a llevar la cuenta con la misma entrega que un ornitólogo sigue a sus cigüeñas: “Esta es la cuarta de este año”, decían, resignados. Otros, más pragmáticos, bromeaban con la idea de instalar una cámara de seguridad que grabara el momento del hurto y lo pasara en bucle en el Centro Cultural Julián Besteiro, como performance urbana.
Placas que se van y no vuelven
¿Los motivos? Varios, diversos y todos igual de desconcertantes. Desde fans irredentos de AC/DC que soñaban con colgar la placa sobre su cama como si fuera una virgen del rock, hasta coleccionistas de memorabilia urbana que actúan al borde (o directamente dentro) de la legalidad, pasando por algún turista despistado que confundió la señal con un souvenir municipal de cortesía. Hubo incluso quien intentó revender las placas por Internet, lo cual añade una capa de surrealismo a la historia.
Las consecuencias, por supuesto, no eran sólo culturales o anecdóticas, sino también económicas. Cada nueva placa que se mandaba hacer, transportar, montar y atornillar con la esperanza de durar al menos una semana, suponía un gasto para las arcas públicas. Y cada vez que desaparecía, el Ayuntamiento tenía que reponerla con resignación.
El equipo municipal, harto de jugar al gato y al ratón con una banda de melómanos cleptómanos, optó por una solución castiza, práctica y casi guerrillera: en lugar de seguir produciendo placas metálicas con alto valor sentimental y bajo nivel de durabilidad, se decidió pintar el nombre de la calle directamente sobre la pared, con brocha gorda y pintura negra bien visible. Letras grandes, sin florituras, sin brillos y sin tornillos. En resumen: imbatible en eficacia. Porque claro, robar una placa es fácil; arrancar una pared entera ya es otra cosa.
El impacto internacional: AC/DC lo flipan (más o menos)
El nombramiento no pasó desapercibido. Medios internacionales como la BBC se hicieron eco de la historia y, para sorpresa de propios y extraños, los mismísimos AC/DC se dejaron caer en Leganés para asistir a una especie de inauguración de la placa. No hubo alfombra roja ni discursos grandilocuentes, pero sí sonrisas de circunstancia y la sensación de que el rock aterrizaba, por unas horas, en pleno callejero del sur de Madrid. Angus Young, con su inseparable uniforme escolar, no cortó la cinta como un político de barrio, pero posar junto al cartel bastó para convertir el momento en una instantánea histórica.

Hubo quien propuso que se organizara allí un festival anual de rock, o que se decorara la calle con motivos eléctricos, pero la realidad es que todo quedó en la anécdota y la señal de tráfico. Eso sí, una señal que ha hecho historia, aunque sea por su frecuencia de desaparición.
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Vídeo:
Fuentes consultadas
- Ayuntamiento de Leganés. (s. f.). Acta de la sesión extraordinaria: Denominación de la vía administrativa como «AC-DC». https://www.leganes.org/documents/20122/965265/0_31526_1.pdf
- Barroso, F. J. (2000, 26 de marzo). Unos jóvenes roban la placa de la calle de AC/DC en Leganés. EL PAÍS. https://elpais.com/diario/2000/03/26/madrid/954073467_850215.html
- Redacción. (2024, 2 de marzo). La intrahistoria de la calle AC/DC de Leganés. Telecinco Noticias. https://www.telecinco.es/noticias/cultura/20240302/acdc-intrahistoria-calle-leganes-rock-extrarradio_18_011820467.html
- Redacción. (2024, 13 de marzo). La primera calle del mundo dedicada a AC/DC está en Leganés. Telemadrid. https://www.telemadrid.es/programas/madrid-directo/La-primera-calle-del-mundo-dedicada-a-ACDC-esta-en-Leganes-2-2651154916–20240313085816.html
- Redacción MariskalRock. (2020, 20 de marzo). AC/DC: 20 años de la calle del diablo en Leganés. MariskalRock. https://mariskalrock.com/actualidad/ac-dc-20-anos-de-la-calle-del-diablo-en-leganes/
- AC/DC (For Those About To Rock). (2023, 22 de marzo). OTD in 2000: Angus & Malcolm Young attend the unveiling of “Calle de AC/DC” in Leganés, Madrid. AC/DC Official. https://www.acdc.com/otd-2000-ac-dc-street-in-madrid/
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