Dorothy Eady —más conocida en Egipto como Omm Sety— encarna ese tipo de biografías que obligan a sospechar del relato y, al mismo tiempo, a rendirse ante la consistencia de los hechos. Nació en Londres en 1904 y murió en 1981, y entre ambas fechas tuvo una biografía tan improbable que resulta difícil decidir si es una novela, una leyenda de viajeros o la crónica bien documentada de una obsesión transformada en oficio.
Infancia, caída y memoria
Cuando apenas tenía tres años, Dorothy sufrió una caída doméstica que la dejó aparentemente muerta; al recobrar la consciencia, regresó al mundo con un paquete de recuerdos que no encajaban en la tranquila casa eduardiana de sus padres en Londres: nombres de personas que no conocía, escenas de templos, pasillos y rituales, y sensaciones de un lugar demasiado polvoriento y demasiado antiguo para la imaginación de un niño. Esta fractura temprana —y la narración que surgiría a partir de ella— constituye la piedra angular de su mito: Dorothy afirmaba ser Bentreshyt, una sacerdotisa del templo de Osiris en Abydos, y describía con precisión rituales, disposiciones de espacios y ceremonias que, según quienes la escucharon, no podían ser producto de una fantasía infantil común.
Los estudiosos del fenómeno han señalado que la combinación del golpe y la posible alteración neurológica podría explicar obsesiones y experiencias inusuales; no obstante, también subrayan que gran parte de su relato estaba cimentado en observaciones etnográficas y conocimientos que demostraban una coherencia sorprendente, lo que hace que la línea entre mito, memoria y documentación resulte fascinantemente difusa.
De inglesa errante a guardiana de Abydos
La historia de Dorothy no se quedó en el mero terreno de lo anecdótico. En los años treinta se trasladó a Egipto, se casó y tuvo un hijo; con determinación y gracias a una red de contactos, logró incorporarse como dibujante y auxiliar en el departamento de antigüedades. Con el tiempo, se convirtió en la cuidadora no oficial del templo de Seti I en Abydos, donde la comunidad arqueológica pronto la conoció como Omm Sety —“madre de Sety”, en honor a su hijo—. Allí pasó buena parte de su vida, catalogando piezas, guiando visitantes y tomando minuciosas notas que hoy constituyen un recurso esencial para la arqueología del valle del Nilo. Su nombre aparece en numerosos informes y memorias de colegas; no era simplemente una turista mística fascinada por el pasado, sino una colaboradora comprometida, que realizaba un trabajo arqueológico de alto valor y participaba en excavaciones de prestigio internacional.
Uno de los episodios más célebres —y que tiene ese aroma de fábula que termina convirtiéndose en documentación— es el de la llamada “huerta perdida”. Dorothy, todavía niña, describió con detalle un jardín dentro del recinto del templo que, por décadas, nadie logró localizar. Años después, las excavaciones revelaron restos que coincidían de manera sorprendente con la disposición que ella había relatado. Para quienes defienden la excepcionalidad de Dorothy, esta coincidencia es prueba de su conexión singular con el pasado; para los escépticos, no deja de ser una curiosa anécdota que podría explicarse por lectura previa, intuición o incluso puro azar. Sea como fuere, el caso de la huerta perdida impulsó a los arqueólogos a prestar especial atención a sus observaciones, reconociendo que detrás de su historia de mística había un conocimiento tangible y útil para la investigación.
Entre el folclore y la arqueología
Omm Sety no limitó su vida a las visiones: documentó rituales populares, estudió textos faraónicos y publicó apuntes sobre sobrevivencias culturales —es decir, tradiciones que sobreviven en la práctica cotidiana y que, según ella, tenían sus raíces en la época de los faraones. Su trabajo sobre folclore y costumbres fue recogido por investigadores posteriores como material etnográfico; varios egiptólogos reconocieron que, aunque no aceptaran la metempsicosis, convenía no desdeñar sus notas por su valor descriptivo. Su posición en el mundo arqueológico fue, por tanto, ambivalente: musa para unos, fenómeno para otros, y fuente empírica para quienes investigaban la persistencia de rituales.
Cómo explicar lo inexplicable sin dejar de ser seria
No faltaron explicaciones científicas para sus supuestas “regresiones”: desde lesiones cerebrales hasta sugestión, confabulación, rasgos de personalidad especialmente carismática, o una mezcla de todos estos factores. Médicos y psicólogos han propuesto —con prudencia, más que con certeza absoluta— que la caída sufrida en su infancia pudo inducir cambios neurofisiológicos capaces de favorecer estados alterados de conciencia y ensoñaciones persistentes.
Otros investigadores, sin embargo, han preferido interpretar su testimonio como el reflejo de una “vida funcional dentro de una narrativa espiritual intensa”, es decir, alguien perfectamente integrado en la sociedad, pero cuya percepción del mundo estaba teñida por un hilo constante de experiencias y convicciones extraordinarias. Lo fascinante aquí es doble: primero, la explicación clínica no desmerece ni un ápice la riqueza de sus observaciones etnográficas; segundo, tampoco pone en duda la validez de su labor documental, que sigue siendo un recurso valioso para estudios posteriores.
El mito que se hizo libro y museo
La vida de Omm Sety se convirtió en fuente de inspiración para libros y reportajes; entre ellos destaca la biografía The Search for Omm Sety (Jonathan Cott, 1987), que alcanzó una notable repercusión, cosechando excelentes reseñas en la prensa cultural y, al mismo tiempo, reavivando el debate entre creyentes, investigadores y lectores ávidos de curiosidades históricas.
La prensa retrató a esta mujer —que vivía a base de té de menta, oración y la compañía de turistas de todos los rincones del mundo— como una figura a la vez entrañable y profundamente enigmática: una inglesa enterrada en la arena de Egipto que, con una modestia sorprendente, prefería la compañía de gatos y víboras antes que el lujo o el confort de la élite académica. Esa combinación de humildad, devoción y convicción absoluta constituye parte de su fascinación, y a la vez su dificultad, para cualquiera que intente reducir su biografía a una explicación simple o racional.
Una tumba propia y muchos interrogantes
Atendiendo a lo que dejó escrito en su última voluntad, se levantó para ella una tumba peculiar, concebida como una sepultura simbólica con su correspondiente falsa puerta, tal y como dictaba la antigua concepción egipcia del Ka, esa fuerza vital que debía tener una vía de entrada y salida hacia el más allá.
Sin embargo, y pese a que deseaba con fervor un entierro ritual al estilo faraónico que encajase con la vida que decía recordar, la realidad fue otra: terminó depositada en una modesta tumba sin nombre, levantada fuera de un cementerio copto, lejos de los fastos y del simbolismo que tanto había estudiado y defendido.
Esa paradoja final funciona como un epílogo perfecto de su biografía: un gesto que condensa lo que fue, un puente constante entre dos mundos irreconciliables, respetada por unos como investigadora y mística, incomprendida por otros como excéntrica irreductible, pero en cualquier caso imposible de pasar por alto para quienes se empeñaron en descifrar junto a ella qué fragmentos del pasado siguen respirando en el presente.
Vídeo:
Fuentes consultadas
- El País. (2024, 15 de octubre). Abydos, en la ciudad del dios Osiris entre el Nilo y el desierto. https://elpais.com/elviajero/2024-10-16/abydos-en-la-ciudad-del-dios-osiris-entre-el-nilo-y-el-desierto.html
- Society for Psychical Research. (2018, 15 de septiembre). Dorothy Eady / Omm Sety (reincarnation case). https://psi-encyclopedia.spr.ac.uk/articles/dorothy-eadyomm-sety-reincarnation-case
- Lesko, B. (s. f.). Omm Sety, 1904–1981. En M. S. Joukowsky & B. Lesko (eds.), Breaking Ground: Women in Old World Archaeology. Brown University. http://www.brown.edu/Research/Breaking_Ground/bios/Sety_Omm.pdf
- Omm Sety & el-Zeini, H. (1981). Abydos: holy city of ancient Egypt. L L Co. https://archive.org/details/abydosholycityof0000omms
- Los Angeles Times. (1987, 26 de julio). NONFICTION : THE SEARCH FOR OMM SETY by Jonathan Cott. https://www.latimes.com/archives/la-xpm-1987-07-26-bk-1570-story.html
- Cott, J. (1987). The Search for Omm Sety: A Story of Eternal Love. Doubleday. https://books.google.com/books/about/The_Search_for_Omm_Sety.html?id=N2IOAAAAYAAJ
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.






