La mayoría de las personas teme ser impactada por un rayo durante una tormenta eléctrica, aunque la posibilidad de que eso suceda es realmente muy baja.
Vamos con varios casos paradigmáticos de impactos de rayos a seres humanos y que han sobrevivido con mayor o menor fortuna. Y, de propina, tres casos curiosos de meteoritos que han impactado con personas en diferentes momentos de la historia.
Berry Jo Hudson, el imán de rayos
Y ser alcanzado más de una vez es algo todavía más raro. Sin embargo, para Berry Jo Hudson, las probabilidades parecían ser mucho más altas. Esta mujer, oriunda de Lucedale, Mississippi, llegó a la conclusión de que era un imán para los rayos.

Su primera experiencia ocurrió en su niñez, cuando un rayo le dio de lleno en el rostro. Poco después, un fuerte impacto eléctrico golpeó la casa de sus padres, y en 1957, otro rayo destruyó completamente la vivienda. Más adelante, al casarse con Ernest Hudson, parecía que la suerte se trasladó al nuevo hogar. Su casa fue alcanzada por rayos en tres ocasiones distintas, y lamentablemente, también su perro murió tras recibir una descarga.
Desde entonces, incluso los vecinos de la pareja han sido afectados durante tormentas eléctricas. Uno de los eventos más recientes sucedió mientras los Hudson pelaban judías en el porche de su casa una calurosa tarde de verano. Al acercarse una tormenta, se refugiaron en el interior. Abrazados, escucharon un ensordecedor estruendo: el rayo había destruido su dormitorio.
Los golfistas y el rayo
En el año 1975, cuatro golfistas profesionales, incluido el célebre Lee Treviño, sufrieron el impacto de un rayo mientras competían en el Western Open de Chicago. En el caso de Treviño, la descarga lo elevó medio metro del suelo y lo dejó inconsciente.

Posteriormente, un periodista le preguntó qué haría si volviera a encontrarse con una tormenta eléctrica en pleno juego. Con su característico sentido del humor, Treviño respondió: «Sacaría mi hierro 1 y lo apuntaría al cielo, porque ni siquiera Dios puede acertar con un hierro 1».
Por suerte para Treviño, esa situación no se repitió.
El extraño caso de Samuel Leffers
En 1806, Samuel Leffers despertó una mañana con una desagradable sensación de parálisis en su lado izquierdo. Al principio, no le dio mayor importancia, pensando que había dormido demasiado tiempo en la misma posición.
Sin embargo, pronto notó que tenía problemas para hablar y que no lograba cerrar su ojo izquierdo. Aunque experimentó cierta mejoría, la afección pareció concentrarse en su ojo, que quedó permanentemente abierto.
Unas semanas más tarde, según un informe publicado en el American Journal of Science, Leffers fue impactado por un rayo que lo dejó inconsciente.

Para su sorpresa, al recobrar el conocimiento, también había recuperado el movimiento en sus extremidades.
Al día siguiente, notó una mejora en su visión y pudo volver a mover el párpado.
No obstante, la descarga dejó una secuela permanente: un daño en su sentido del oído.
El caso de los rayos de Taranto
En 1899, en la ciudad italiana de Taranto, un hombre perdió la vida al ser alcanzado por un rayo mientras estaba en su jardín.
Tres décadas después, su hijo falleció en el mismo lugar y bajo las mismas circunstancias.
Finalmente, el 8 de octubre de 1949, Rolla Primarda, nieto del primer fallecido e hijo del segundo, se convirtió en la tercera víctima de un rayo en ese mismo escenario trágico.
El asunto Summerford
A principios de 1918, durante la Primera Guerra Mundial, el mayor Summerford, un oficial británico, fue derribado de su caballo tras ser alcanzado por un rayo en Holanda, quedando paralizado de la cintura hacia abajo.
En 1924, mientras pescaba a orillas de un río, otro rayo impactó en el árbol donde estaba sentado, dejándolo con parálisis en el lado derecho de su cuerpo.
Dos años después, en el verano de 1930, Summerford, habiéndose recuperado parcialmente, salió a pasear por un parque del vecindario. Fue entonces cuando un tercer rayo lo alcanzó, esta vez causándole una parálisis permanente.
Summerford falleció dos años más tarde, pero incluso después de su muerte, su conexión con los rayos no terminó…
¡Cuatro años después, durante una tormenta, un rayo impactó en el cementerio y destruyó su lápida!
- Rosenthal, Jeffrey S.(Autor)
Roy Cleveland Sullivan y los siete rayos
Roy Cleveland Sullivan no era un héroe mitológico ni un personaje de cómic, sino un hombre de carne y hueso que tuvo la mala suerte —o la curiosidad de un imán atmosférico— de llamar la atención de las tormentas con una insistencia que hoy suena a fábula. Exguardabosques del Parque Nacional Shenandoah, en Virginia, figura en los anales por un motivo tan asombroso como sencillo: sufrió siete descargas eléctricas a lo largo de su vida, cifra que le valió un lugar en Guinness como la persona con más impactos de rayo documentados.
Nacido en 1912 y criado entre las cumbres y los bosques de los Blue Ridge, Sullivan empezó a patrullar los senderos en los años treinta; su oficio le puso, sin querer, en primera fila frente a la meteorología más ruda. Pasar la vida al aire libre —entre fuegos controlados, miradores y caminos de montaña— ya de por sí sube la probabilidad de cruzarse con una tormenta. En su caso, esa probabilidad parecía persistir con obstinación clínica.
La primera descarga que se registra llegó en abril de 1942, cuando Sullivan buscó refugio en una torre de vigilancia que, irónicamente, acabó siendo alcanzada. El rayo le quemó la pierna y le arrancó la uña del dedo gordo; fue el primer aviso de una serie que empezaba a parecer menos aleatoria y más como una extraña persecución meteorológica.
Sullivan en los años 70
Hubo episodios que parecen sacados de una película de mala suerte. En julio de 1969, por ejemplo, un rayo entró por la ventana abierta de su camioneta mientras conducía por una carretera de montaña: le dejó inconsciente, le quemó cejas y pestañas y prendió su cabello. Sullivan contó que, tras ese golpe, empezó a sospechar que las nubes le seguían —y que ni el metal de la carrocería, que suele proteger como una jaula de Faraday, le ofrecía garantía alguna.
Entre 1970 y 1977 se sucedieron varios golpes más: en la puerta de su casa, trabajando en el puesto de guardabosques, conduciendo su jeep y, finalmente, mientras pescaba en un lago del parque en junio de 1977 —aquel último rayo le produjo quemaduras en pecho y abdomen y requirió hospitalización. Los detalles de cada encuentro con la electricidad van desde quemaduras localizadas hasta el cabello prendido en llamas y el uso habitual de una cantimplora que siempre llevaba “por si acaso”.

La fría estadística
Contar los hechos es una cosa; traducirlos a números es otra. Las estadísticas públicas sitúan el riesgo anual de ser alcanzado por un rayo en menos de uno entre un millón, y estiman una probabilidad de impacto a lo largo de la vida muy inferior a la de cualquier accidente doméstico raro. Si se hace un cálculo grosero y asumimos independencia entre eventos (lo cual, ojo, no es realista porque la exposición personal cambia las probabilidades), la probabilidad de sufrir siete impactos cae a cifras absurdamente bajas —del orden de 10^(-25) a 10^(-28) según la tasa base que se use—. Eso ayuda a explicar por qué la historia de Sullivan llama tanto la atención: estadísticamente, es una anomalía extraordinaria.
La parte humana de la historia es menos luminosa. Tras tantos encuentros con la electricidad, Sullivan se volvió hosco y melancólico; el miedo a las tormentas, la fatiga de una vida marcada por lo inesperado y un episodio personal —su esposa fue alcanzada por un rayo mientras tendía la ropa— contribuyeron a un deterioro anímico que terminó en tragedia. En septiembre de 1983, a los 71 años, Roy Sullivan se suicidó, poniendo fin a una biografía tan extraordinaria como dolorosa.
¿Qué nos deja esta historia? Para los periodistas: una mezcla perfecta de asombro y responsabilidad al contar hechos raros sin maquillarlos. Para cualquiera que haga montaña o pase muchas horas al aire libre: un recordatorio de que las estadísticas no son una garantía personal; hay factores (trabajo, aficiones, localización) que suben o bajan el riesgo. Y, para los amantes de las ironías del destino: la vida de Roy Sullivan es una lección en la fragilidad y la caprichosa crueldad de la naturaleza —y en cómo una anécdota sorprendente puede esconder detrás un cortejo de fatiga y sufrimiento humanos.
El meteorito ruso
En 1973, un meteorito del tamaño de una pelota de baloncesto impactó en un caserón de una aldea ubicada a 390 kilómetros al sur de Moscú, provocando la muerte de dos personas. Increíblemente, diez años después, otro meteorito cayó en el mismo lugar, causando nuevamente la muerte de dos habitantes.
Con el tiempo, se decidió demoler la casa para evitar una posible tercera tragedia.
Sin embargo, durante las labores de demolición, fallecieron los dos ocupantes restantes del caserón, quienes habían sobrevivido a los dos anteriores impactos. Este extraño y trágico suceso dejó perplejos a los habitantes de la zona, marcando al lugar como un escenario de inusitada desgracia.
- José Lanza García(Autor)
El meteorito bosnio
Radivoje Lajic, residente en la aldea bosnia de Gornja Lamovite, vive una situación insólita: en apenas seis meses, su casa fue impactada por cinco meteoritos. Lajic, ante tantos de estos extraños sucesos, ha llegado a creer que su hogar es un objetivo deliberado de los extraterrestres.
Los científicos de la Universidad de Belgrado han analizado las rocas entregadas por Lajic y han confirmado que, efectivamente, son meteoritos auténticos. Actualmente, los expertos investigan si algún fenómeno relacionado con los campos magnéticos locales podría explicar por qué su casa parece tan propensa a estas caídas celestes.

Una teoría sugiere que una enorme viga de hierro que refuerza la estructura de la vivienda podría estar atrayendo los meteoritos de forma inusual. Además, Lajic ha señalado un patrón curioso: cada vez que un meteorito impacta su casa, siempre llueve de manera abundante, y nunca ha sucedido cuando el cielo está despejado y brilla el sol. Este intrigante caso sigue siendo un desafío para la ciencia.
El meteorito de Alabama
El 30 de noviembre de 1954, Ann Hodges, una ama de casa de 31 años residente en Oak Grove, Alabama, vivió un suceso tan raro como impactante mientras dormía la siesta en el sofá de su hogar.

En ese momento, un meteorito entraba en la atmósfera terrestre convertido en un brillante bólido de fuego, dividiéndose en tres fragmentos.
Uno de estos pedazos atravesó limpiamente el techo de madera de la casa, pasó por varias capas y estantes de un mueble sólido, rebotó en una radio y finalmente golpeó a Ann en la cadera, dejándole un gran hematoma. El meteorito, una crondita ordinaria de unos cuatro kilogramos, se convirtió en el primero conocido en impactar directamente a una persona.
El incidente no solo le causó a Ann secuelas psicológicas, sino que también trajo consigo una serie de complicaciones legales y emocionales. Las Fuerzas Aéreas estadounidenses se llevaron el meteorito rápidamente en helicóptero, pero su esposo, Eugene Hodges, contrató un abogado para recuperarlo. Justo cuando comenzaron a llegar ofertas interesantes, la dueña de la casa, Bertie Guy, reclamó las ganancias para reparar los daños en la propiedad.
Las disputas legales y la disminución del interés público frustraron a Ann, quien finalmente decidió donar el meteorito al Museo de Historia Natural de Alabama, renunciando así a cualquier posibilidad de obtener beneficio económico de su extraordinaria experiencia.
Este episodio marcó su vida y dejó un legado único en la historia de los encuentros entre humanos y objetos celestes.
Vídeo:
Fuentes consultadas
UNAM. (2019). Huellas del impacto de grandes meteoritos en la Tierra. Ciencia UNAM. https://ciencia.unam.mx/leer/873/huellas-del-impacto-de-grandes-meteoritos-en-la-tierra-
NASA. (2025). Datos sobre asteroides, cometas y meteoros. NASA. https://ciencia.nasa.gov/sistema-solar/datos-sobre-asteroides-cometas-y-meteoros/
La Razón. (2025). Así fue la última vez que un asteroide impactó en España. La Razón. https://www.larazon.es/ciencia/asi-fue-ultima-vez-que-asteroide-impacto-espana-ocurrio-2021-20-ciudad-lugo-p7m_2025021067aa3cf7e95c0600018cc9fb.html
Escapada Rural. (2022). ¿Dónde cayó el meteorito más grande de España? Escapada Rural. https://www.escapadarural.com/blog/meteorito-mas-grande-de-espana/
Telemadrid. (2023). El primer gran impacto de un meteorito en la Península provocó un cráter de 22 kilómetros, en Almería. Telemadrid. https://www.telemadrid.es/noticias/sociedad/El-primer-gran-impacto-de-un-meteorito-en-la-Peninsula-provoco-un-crater-de-22-kilometros-en-Almeria-0-2600739964–20230927055639.html
Swissinfo. (2025). El choque de un asteroide de tamaño medio podría crear un invierno y una sequía mundiales. Swissinfo. https://www.swissinfo.ch/spa/el-choque-de-un-asteroide-de-tama%C3%B1o-medio-podr%C3%ADa-crear-un-invierno-y-una-sequ%C3%ADa-mundiales/88832946
Telemundo. (2024). Un meteorito cuatro veces mayor que el monte Everest podría haber ayudado a la vida en la Tierra. Telemundo. https://www.telemundo.com/noticias/noticias-telemundo/ciencia-y-tecnologia/meteorito-antiguo-podria-haber-ayudado-vida-tierra-rcna176595
El País. (2025). Un meteorito abrió dos grandes cañones del Colorado en la Luna en solo 10 minutos. El País. https://elpais.com/ciencia/2025-02-05/un-meteorito-abrio-dos-grandes-canones-del-colorado-en-la-luna-en-solo-10-minutos.html
Agencia SINC. (2008). Se cumplen 150 años del impacto del mayor meteorito caído en España. Agencia SINC. https://www.agenciasinc.es/Noticias/Se-cumplen-150-anos-del-impacto-del-mayor-meteorito-caido-en-Espana
Museo de la FCNyM. (n.d.). Meteoritos. Museo de la FCNyM. https://www.museo.fcnym.unlp.edu.ar/meteoritos/meteoritos-30
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