Corría el año 1997. Internet era una criatura balbuceante, los móviles aún cabían en la riñonera y nadie se cuestionaba si un club brasileño aparecido de la nada que se hacía llamar “Botafogo de Paraíba” era real.
En ese contexto pre-redes sociales casi inocente, un puñado de brasileños, ni cortos ni perezosos, decidieron cruzar el charco con la convicción firme de que, en el fútbol español, todo lo que lleve “Botafogo” en el nombre se asume automáticamente como profesional y exótico.
¿Y saben qué? funcionó.
¿Botafogo de Paraíba?
Para comenzar esta historia, hay que poner en contexto geográfico y futbolístico al lector. Botafogo, como nombre, tiene caché en Brasil. El más famoso, el de Río de Janeiro, cuna de leyendas como Garrincha. Pero en Brasil, país donde los clubes brotan como setas en otoño, hay Botafogos hasta en el café. Así, entre otros, existe también un modesto club llamado Botafogo Futebol Clube, con sede en João Pessoa, en el estado de Paraíba.
Y sí, existe, aunque eso no significa que los que llegaron a España fueran sus legítimos representantes.
La cuestión es que, en 1997, un grupo de avispados ciudadanos brasileños organizó una gira de pretemporada por España, presentándose como el “Botafogo de Paraíba”. Se autoproclamaron equipo profesional y, lo más jugoso: aseguraron que eran una suerte de filial del glorioso Botafogo carioca. En otras palabras, una sucursal tropical cargada de talento joven, sol ardiente y samba en los pies.
El tour del engaño: un road trip con botas de tacos
La gira arrancó sin demasiados sobresaltos. El primer rival en caer en la trampa fue el UD Salamanca, por aquel entonces disfrutando de uno de sus momentos de gloria futbolística en Primera División. ¿Y qué hicieron los charros? Les abrieron las puertas del estadio Helmántico como si se tratase del mismísimo Corinthians. Les recibieron con honores, firmaron un amistoso y hasta intercambiaron camisetas. Todo muy cordial.
Pero no fue el único. Por el camino cayeron otros clubes españoles como el Albacete Balompié, el CD Tenerife, el CD Logroñés, el Lorca CF, el modesto Realejos y el exótico Pájara Playas de Jandía (que, conviene aclarar, no es un chiringuito playero, sino un club canario ya extinto).
Durante varios partidos amistosos, los brasileños desplegaron un fútbol más bien modesto, con talento discutible, algo de barriga cervecera y mucho desparpajo. Algunos jugadores se presentaban con equipaciones que parecían recién compradas en el mercadillo, y sus pasaportes eran, digamos, creativamente confeccionados. Todo muy sospechoso. Pero claro, en pleno verano, con la pretemporada en marcha y el calor derritiendo la lógica, nadie cuestionaba demasiado aquellas pachangas.
El día en que alguien encendió la luz
La cosa funcionó hasta que dejó de hacerlo. Las primeras sospechas surgieron cuando algunos clubes, al intentar establecer contacto formal con el supuesto Botafogo de Paraíba, se encontraron con que en Brasil nadie sabía nada. No existía constancia oficial de que el equipo estuviera de gira, ni de que esos jugadores tuvieran ficha federativa, ni de que las cartas de presentación fueran igual de auténticas que un billete de tres euros.
Fue entonces cuando las alarmas comenzaron a sonar. Algunos periodistas comenzaron a escarbar en los papeles, y lo que encontraron fue oro puro: la mayoría de los documentos presentados por la delegación brasileña eran falsos, varios pasaportes no coincidían con los jugadores reales y, en resumen, el equipo era una invención completa, una pantomima con botas y escudos de pega.

Los responsables de la farsa, una mezcla de promotores deportivos y jugadores buscavidas, desaparecieron tan rápido como habían llegado, dejando tras de sí un reguero de anécdotas, decepciones y facturas impagadas.
¿Cómo pudo colar un timo así?
La pregunta del millón. Porque, por muy naíf que fuera el panorama del fútbol español en los 90, cuesta creer que nadie se tomara la molestia de hacer una llamada o consultar una base de datos. Pero claro, estamos hablando de una época sin redes sociales, sin Transfermarkt, sin Google fiable. Si alguien decía que venía del Botafogo y mostraba un fax con membrete en Comic Sans, se le creía. Y punto.
Así funcionaban las cosas.
Además, hay que recordar el magnetismo innegable del fútbol brasileño en la mentalidad europea. En los 90, todo lo que sonara a “jugador brasileño” venía envuelto en un aura de virtuosismo sobrenatural.
Y es en ese este clima de fascinación y ligereza donde el fraude se volvió no solo posible, sino casi inevitable.
Anécdotas, chascarrillos y algún que otro ridículo
Se dice que, en pleno amistoso en Canarias, uno de los brasileños pidió el cambio antes del descanso: el calor podía con él… y la resaca de dos días tampoco ayudaba. Otro, al parecer, confesó a un masajista local que en realidad trabajaba como camarero en Recife y que jugaba al fútbol solo los domingos, “cuando no llovía”.
Detalles que hoy nos parecerían un sketch de Muchachada Nui, pero que entonces pasaron como triviales.

También trascendió que algunos de los miembros del equipo ni siquiera eran futbolistas. Uno de los “jugadores” confesó años más tarde, en una entrevista concedida a una emisora regional, que fue reclutado en un gimnasio de João Pessoa y que jamás había pisado un campo profesional. “Fui por la aventura y por conocer Europa. Y porque me prometieron que habría sangría gratis”, declaró.
El legado de la estafa: entre la risa y la vergüenza
La historia del falso Botafogo de Paraíba ha quedado como uno de los episodios más surrealistas del fútbol español moderno. Un timo que, en el fondo, retrata con humor involuntario las debilidades del sistema, la dejadez en los procesos y, por qué no decirlo, cierta candidez institucional y amateurismo reinante en aquellos años.
Pero hay que admitirlo: organizar una gira europea de la nada, cruzar el Atlántico con más arrojo que talento ni plantilla, plantarse en estadios profesionales como quien entra en su casa, disputar amistosos con absoluta desvergüenza y esfumarse sin dejar ni una huella… no está al alcance de cualquiera.
Hace falta logística, imaginación, sangre fría y, sobre todo, un morro tan monumental que merecería su propia placa conmemorativa en algún vestuario olvidado.
Porque, al final, no todos los equipos pasan a la historia por sus títulos; algunos, como este Botafogo de Paraíba que nunca fue, lo hacen por la proeza sublime de convertir la picaresca en gira internacional.
Fuentes consultadas
- Kodro Magazine. (s. f.). Botafogo de Paraíba, la mayor estafa sufrida por clubes españoles. Kodro Magazine. https://www.kodromagazine.com/botafogo-paraiba-estafa-clubes-espanoles/
- Bellido, I. (2023, 11 julio). Una presentación engañosa en Salamanca. Las Ganas de Ganar. https://www.lasganasdeganar.com/2023/07/una-presentacion-enganosa-en-salamanca.html
- NewsDigitales. (2025, 27 julio). Botafogo de Paraíba: el engaño que sacudió al fútbol español en 1997. NewsDigitales. https://www.newsdigitales.com/nota/307959/botafogo-de-paraiba-el-engano-que-sacudio-al-futbol-espanol-en-1997/
- Muñiz, F. (2025, 17 noviembre). El surrealista amaño de partidos en Goa: 55-1 y 61-1 que marcaron la historia del fútbol. El café de la Historia. https://www.elcafedelahistoria.com/partido-amanado-goa-2004-futbol/
- Fuera de Juego Crónicas. (s. f.). Botafogo de Paraiba: El equipo fantasma. Fuera de Juego Crónicas. https://fueradejuegocronicas.substack.com/p/botafogo-de-paraiba-el-equipo-fantasma
- Wikipedia contributors. (s. f.). Botafogo Futebol Clube (João Pessoa). En Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Botafogo_Futebol_Clube_(Jo%C3%A3o_Pessoa)
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.
