El 8 de diciembre de 1987, el Perú se acostó con la ilusión intacta de que el fútbol aún podía darle alegrías. Al despertar, se encontró con una tragedia que marcaría para siempre su memoria colectiva. Aquella noche, el avión Fokker F-27 AE-560 de la Marina de Guerra cayó frente a las costas de Ventanilla, llevándose consigo casi a toda la plantilla de Alianza Lima. Desde entonces, lo que empezó como un accidente aéreo se transformó en un relato doloroso hecho de informes oficiales, silencios que nadie explicaba, rumores persistentes y una herida que, décadas después, sigue sin cerrar del todo.
El Alianza Lima de los potrillos: un equipo que hervía de talento
A mediados de 1987, Alianza Lima no era únicamente un club exitoso. Era la esperanza de un barrio entero, La Victoria, que veía en aquellos jóvenes una forma de resistir el día a día y un motivo real para celebrar. Marchaban líderes del Campeonato Descentralizado y muchos veían en aquella plantilla el germen de un ciclo ganador.
El equipo mezclaba la experiencia de algunos veteranos con una generación de futbolistas jóvenes que parecía destinada a marcar época. Entre ellos destacaba Luis Antonio Escobar, el “Potrillo”. Zurdo, rápido, audaz, capaz de romper defensas sin despeinarse, y tan prometedor que, con apenas 18 años, ya alternaba convocatorias en las selecciones sub-16, sub-20 y absoluta del país.
Escobar coincidía en el vestuario con talentos emergentes como Carlos “Pacho” Bustamante, José “Pelé” Casanova, Daniel Reyes o Milton Cavero. Esa camada ya había dado alegrías enormes al club, conquistando títulos en 1985 y 1986, y devolviendo al equipo a la discusión por los grandes trofeos nacionales.
Y en el banquillo, dirigiendo a aquella mezcla explosiva de juventud y ambición, estaba Marcos Calderón, “el Oso”. Entrenador histórico, de carácter firme y verbo afilado, campeón de América con la selección peruana en 1975 y responsable de llevarla al Mundial de 1978. Su figura imponía respeto dentro y fuera del vestuario. Para muchos, si algún equipo peruano debía volver a ganar relevancia continental, era aquel Alianza Lima de los potrillos.
Pucallpa, un gol y un retorno que no debía pasar a la historia
El 7 de diciembre, el club viajó a Pucallpa para disputar un partido del Campeonato Nacional. Se impusieron 0-1 con gol de “Pacho” Bustamante y regresaron al hotel con la satisfacción del deber cumplido. Nada hacía presagiar lo que ocurriría horas después.

Para el desplazamiento, la directiva alquiló un vuelo operado por la Marina de Guerra. Se trataba de un Fokker F-27-400M, un aparato usado en misiones militares pero habilitado para vuelos especiales de este tipo. La idea era sencilla: viajar con rapidez, evitar complicaciones y regresar sin perder tiempo.
El vuelo de ida fue tranquilo. El de vuelta, previsto para la noche del 8 de diciembre, sería el que marcaría la historia del club. El Fokker no estaba en su mejor estado y la tripulación no tenía toda la experiencia necesaria para una operación nocturna sobre el mar. Años después, estos detalles cobrarían un peso decisivo.
La noche del desastre: una aproximación fallida y un mar negro
El avión despegó de Pucallpa con 44 personas a bordo: futbolistas, cuerpo técnico, dirigentes, auxiliares, hinchas, árbitros y tripulantes. Solo uno sobrevivió: el piloto, el teniente Edilberto Villar Molina.
Ya en aproximación al aeropuerto Jorge Chávez, algo empezó a ir mal. Según los informes posteriores, una combinación de error del piloto, desajustes en el centro de gravedad y la falta de experiencia en vuelos nocturnos provocó un descenso irrecuperable. El Fokker perdió altura y cayó al mar frente a Ventanilla, a muy pocos kilómetros de la pista.
El impacto, registrado alrededor de las ocho y cuarto de la tarde, fue brutal, seco, sin el estruendo que podría imaginarse. En la oscuridad del Pacífico, el avión se desintegró contra el agua, dejando restos flotando y un silencio que, por sí solo, contaba la magnitud del desastre.
El rescate: un manual de errores que nadie quiso admitir
Tras la alerta por la desaparición de la aeronave, se puso en marcha un operativo de búsqueda que, visto con distancia, parece una larga sucesión de fallos. La zona de rastreo fue calculada de forma incorrecta por la corporación aeroportuaria y los helicópteros buscaban en un área equivocada, mientras el avión reposaba en el fondo del mar a escasa distancia del aeropuerto.
El piloto, único superviviente, relataría que veía las luces de los helicópteros en la distancia, incapaces de localizar el punto exacto del impacto. Cuando finalmente fue rescatado a la mañana siguiente, los demás pasajeros ya habían fallecido hacía horas.

Aquellas horas de confusión quedaron envueltas en un silencio oficial incómodo, mientras las familias esperaban en las playas de Ventanilla y en el estadio Alejandro Villanueva alguna noticia que permitiera conservar la esperanza. Cada cuerpo devuelto por el mar era un golpe más para un país ya herido.
Los que iban a bordo: los potrillos, el Oso y una hinchada fiel
En ese avión viajaba el corazón mismo del club. Dieciséis jugadores del primer equipo, entre ellos el guardameta José “Caíco” González Ganoza, el “Potrillo” Escobar, José “Sombra” Mendoza, “Pacho” Bustamante, José Casanova o Tomás “Pechito” Farfán. Muchos eran jóvenes que habían conquistado el cariño de la afición por su origen humilde y su entrega.
También iba a bordo Marcos Calderón, el técnico más exitoso del fútbol peruano. Su cuerpo apareció días después en una playa de Huacho y fue identificado por una particularidad física casi irónica: sus pies arqueados, que le valieron el apodo de “Chueco”.
La lista de fallecidos incluía asimismo a miembros del cuerpo técnico, dirigentes, tres árbitros, ocho aficionados y seis tripulantes. Cuarenta y tres personas en total. El único que regresó con vida fue el piloto.
Entre los objetos recuperados, uno quedó grabado en la memoria colectiva: el balón utilizado en el partido de Pucallpa. Hallado en el mar, se convirtió en símbolo de despedida en los homenajes posteriores. Para muchos hinchas, fue el último testigo de quienes, como se repetía entonces, “pasaron de La Victoria a la gloria”.
Informes, silencios y una verdad oficial que nunca convenció
Durante años, la explicación oficial del accidente se centró en el error humano y en las condiciones climáticas. La Marina insistió en responsabilizar al piloto, incluso cuando comenzaron a circular investigaciones que apuntaban en otras direcciones.
En 2006 salió a la luz un informe interno que había permanecido oculto. En él se señalaban fallos técnicos en la aeronave, problemas de mantenimiento y la falta de experiencia del piloto para un vuelo nocturno de esas características. Según diversas investigaciones, el documento estuvo guardado en un cajón durante casi veinte años.
Así, al relato inicial de “simple error del piloto” se añadieron negligencias, decisiones discutibles y un ambiente institucional poco transparente. Lo que podría haber sido un accidente más acabó convertido en un reflejo incómodo de la burocracia y la precariedad de la época.
Un país sumido en crisis: cuando el fútbol era el único alivio
La tragedia se produjo en un Perú marcado por la crisis económica, la hiperinflación, la corrupción, el terrorismo y un ánimo social por los suelos. En ese contexto, el fútbol —y Alianza Lima en particular— funcionaba como un respiro, una pequeña tregua emocional.
Por eso el impacto fue tan profundo. Los medios abrieron portadas durante días. Se organizaron misas multitudinarias y homenajes que llenaron estadios. Políticos, religiosos y figuras públicas se unieron al duelo. La noticia se sintió como un golpe directo a lo único que parecía ofrecer un motivo de alegría en medio de tanto caos.
Y, como suele ocurrir en sociedades con poca confianza en las instituciones, empezaron a circular teorías alternativas. Algunos intelectuales analizaron la tragedia como ejemplo de cómo los rumores llenan los huecos que dejan las explicaciones oficiales insuficientes.
Rumores, leyendas y una sombra que nunca desaparece
Con el tiempo, el accidente dejó de ser únicamente un suceso aéreo para convertirse en un relato plagado de historias paralelas. Se hablaba de diálogos entre el piloto y un jugador que habría sobrevivido unos instantes sobre los restos del avión. También circuló la idea de que el piloto salió de la cabina para calmar a los futbolistas, provocando así la pérdida de control.
Otro rumor persistente aseguraba que el superviviente vivía después retirado bajo identidad discreta en una mansión en el extranjero. Ninguna de estas historias ha sido confirmada, pero todas reflejan el clima de incertidumbre que envolvió la tragedia.
Son relatos que hablan más del dolor colectivo que de los hechos reales: cuando la verdad duele o parece incompleta, la imaginación se abre paso.
Reconstrucción: juveniles, solidaridad chilena y una hermandad inesperada
Tras la tragedia, Alianza Lima tuvo que reconstruir su equipo prácticamente desde cero. Completó el campeonato con juveniles y jugadores de categorías inferiores. Más tarde, Colo-Colo cedió a varios futbolistas, un gesto nacido de la empatía y la memoria de tragedias similares vividas en el fútbol chileno.
Los refuerzos chilenos no solo permitieron al club terminar la temporada: también crearon un vínculo emocional fuerte entre ambas aficiones. Aquellos jugadores, llegados en un momento de emergencia, fueron recibidos como si fueran parte de la familia.
Aunque Alianza tardó años en recuperar su nivel, logró mantenerse en pie. Y, desde entonces, la palabra “potrillo” se utiliza para designar a los jóvenes talentos surgidos de su cantera, en recuerdo a aquella generación truncada por la tragedia.
Del campo a la pantalla: la memoria hecha cine
La historia del Fokker tardó décadas en llegar al cine. En 2014 se estrenó la película “F-27”, una ficción inspirada en los hechos que combinaba rumores, leyendas y fragmentos de realidad. La cinta alternaba imágenes de archivo con una trama moderna que retomaba el accidente desde una búsqueda contemporánea.
Para muchos aficionados jóvenes, que conocían la tragedia solo de oídas, la película sirvió para acercarse a un episodio que parecía casi mítico. Recordó que detrás de cada nombre había una vida, una familia, un barrio y un futuro que se perdió demasiado pronto.
Una herida que el fútbol nunca ha olvidado
La tragedia de Alianza Lima se cita junto a desastres que marcaron al deporte mundial: el Torino, el Manchester United en Múnich, el Green Cross chileno o el Chapecoense brasileño. Todos comparten un patrón cruel: equipos en plena actividad, vuelos rutinarios y una cadena de decisiones que acaban en un final devastador.
En el caso de Alianza, no solo se perdieron vidas y títulos posibles. Se perdió una ilusión colectiva. Cada 8 de diciembre, las ofrendas en el mar, las misas y los recuerdos reafirman que aquel Fokker F-27 no solo se hundió en el Pacífico: se llevó consigo un pedazo de la memoria emocional del país y del fútbol latinoamericano.
Vídeo: «La caída del Fokker: La tragedia que cambió a Alianza Lima y el Perú»
Fuentes consultadas
- Wikipedia. (s. f.). Tragedia aérea del Club Alianza Lima. Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Tragedia_a%C3%A9rea_del_Club_Alianza_Lima
- Panfichi, A., & Vich, V. (2006). Rumores y fantasías sociales: La tragedia de Alianza Lima, 1987. Dialnet. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4823303.pdf
- TVPerú. (2025, 29 de abril). Misterios y dolor en el fútbol peruano: la tragedia aérea de Alianza Lima sigue sin respuestas. TVPerú. https://www.tvperu.gob.pe/novedades/hora-contacto/misterios-y-dolor-en-el-futbol-peruano-la-tragedia-aerea-de-alianza-lima-sigue-sin-respuestas
- Manejo de Crisis. (2006, 9 de diciembre). La Marina de Guerra del Perú ocultó información en caída de Fokker. Manejo de Crisis. https://manejodecrisis.wordpress.com/2006/12/09/la-marina-de-guerra-del-peru-oculto-informacion-en-caida-de-fokker/
- El Comercio. (2021, 4 de diciembre). Alianza Lima: Secretos de “F-27”, filme inspirado en la tragedia aérea del Fokker en 1987. El Comercio. https://elcomercio.pe/luces/cine/alianza-lima-secretos-de-f-27-filme-inspirado-en-la-tragedia-aerea-del-fokker-en-1987-paolo-guerrero-y-jefferson-farfan-invirtieron-en-la-pelicula-cine-peruano-blanquiazul-willy-combe-noticia/
- El Café de la Historia. (2025, 19 de septiembre). La increíble historia del Vuelo 514 Alrosa: un Tupolev sin electricidad, una pista olvidada en Izhma y un aterrizaje que salvó 81 vidas. El Café de la Historia. https://www.elcafedelahistoria.com/vuelo-514-alrosa/
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.






