En el vasto anecdotario de la historia política estadounidense, pocas historias son tan curiosas, improbables y deliciosamente absurdas como la del 39.º presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, enfrentándose a un «conejo asesino».
Sí, leíste bien: un conejo. Este episodio, mezcla de comedia slapstick y crisis presidencial, ha trascendido el tiempo como uno de los momentos más surrealistas en la política moderna.
Era abril de 1979, y el entonces presidente Jimmy Carter, oriundo de las tierras rurales de Georgia, había decidido tomarse un respiro de las tensiones habituales de Washington y la Casa Blanca.
Como buen sureño, Carter tenía cierta conexión especial con la naturaleza. Decidió pasar un día tranquilo pescando en su bote en un estanque cercano. Una escena idílica, ¿verdad? Nada podía salir mal en una jornada de paz campestre.
Hasta que apareció él: el conejo.
Mientras Carter se relajaba, un conejo acuático (término que probablemente él inventó tras los hechos) apareció en el agua. Este conejo, lejos de ser el típico ser adorable que imaginamos de los cuentos infantiles, se movía con una determinación alarmante hacia el presidente.
Según los informes posteriores, el conejo nadó directamente hacia el bote, haciendo movimientos frenéticos con sus patas, como si fuera un triatleta enfurecido. Lo que lo diferenciaba de cualquier otro animal salvaje no era solo su habilidad para nadar (bastante impresionante, por cierto), sino la expresión de “manía asesina” que Carter juró haber visto en sus ojos. ¡Un conejo decidido a enfrentarse a un líder mundial!
Si esperas que esta historia termine con una confrontación tipo David contra Goliat, bueno, estás en lo correcto, aunque con algunas modificaciones. En lugar de una honda, Carter optó por una estrategia menos letal pero igualmente efectiva: agitar un remo como si fuera una espada medieval.
Los testigos (principalmente el Servicio Secreto) aseguran que el presidente logró ahuyentar al animal, que finalmente dio media vuelta y se retiró. El conejo regresó al bosque, probablemente planeando su siguiente movimiento, mientras Carter, con una mezcla de alivio y desconcierto, volvió a su actividad de pesca.
Como cualquier historia absurda que involucre a un presidente, esto no podía quedarse en privado. En los días posteriores, Carter relató el incidente a su personal, probablemente esperando una buena carcajada o al menos una muestra de solidaridad. Lo que no esperaba era que uno de sus ayudantes decidiera compartir la historia con la prensa.
El «conejo asesino» pronto se convirtió en un tema candente. El Washington Post publicó un artículo sobre el incidente, y, como si eso no fuera suficiente, alguien filtró una foto que mostraba a Carter en su bote, remo en mano, enfrentándose al enemigo lagomorfo.
La reacción pública fue inmediata y brutalmente divertida. Los caricaturistas políticos se dieron un festín. En pocos días, los periódicos estaban llenos de viñetas que mostraban a Carter luchando contra conejos gigantes, a lo Monty Python. Incluso hubo bromas sobre cómo el incidente reflejaba la presidencia: un líder bien intencionado, pero constantemente acosado por problemas inesperados y desproporcionados.
Con el tiempo, el «conejo asesino» se convirtió en algo más que una simple anécdota humorística. Para algunos analistas políticos, este incidente simbolizaba las luchas de Carter durante su mandato: un hombre decente, pero constantemente asediado por crisis que iban desde una desbocada inflación hasta la crisis de los rehenes en Irán.
Por supuesto, para otros, era simplemente una prueba de que incluso los presidentes tienen días «raros».
El episodio del conejo asesino no solo sobrevivió al mandato de Carter, sino que también se inmortalizó en la cultura pop. A lo largo de los años, ha sido objeto de menciones en programas de televisión, libros de historia y, por supuesto, memes en la era de internet.
De hecho, hay quienes creen que el conejo se ha convertido en una especie de anti-héroe: un pequeño mamífero que se atrevió a desafiar al hombre más poderoso del mundo. ¡Un verdadero ícono de la resistencia animal!
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.
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