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La insólita muerte de Herminio: sexo, gallinas y tragedia

Era el 9 de diciembre de 1990 y un grupo de niños jugaban a la pelota en el barrio de A Ponte, en Ourense. De repente, descubrieron algo que cambiaría la crónica negra de la ciudad y que, con el tiempo, se convertiría en uno de los primeros fenómenos virales antes de la era digital. Entre las piedras y la maleza, lo que en un principio parecía un simple bulto resultó ser la cabeza de un hombre muerto.

Pero no era una muerte cualquiera, sino una que, por sus inusuales circunstancias, provocaría risas nerviosas entre los vecinos, estupor entre los funcionarios, escándalos mediáticos de carácter nacional e incluso internacional, debates de sobremesa salpicados de incredulidad y carcajadas, referencias inevitables en programas de radio con vocación costumbrista y, por si fuera poco, una inmortalización en forma de verso gamberro dentro de una canción de Def con Dos. Casi nada.

El hallazgo y la investigación forense

Los niños, horrorizados, avisaron a las autoridades, y pronto el lugar se llenó de policías, curiosos y periodistas. La víctima, identificada como Herminio R. C., un hombre de 39 años natural de A Bola, fue hallado con los pantalones a medio bajar y, lo que es aún más llamativo, con una gallina en posición, digamos, comprometedora.

El forense no tardó en dictaminar la causa probable de la muerte: aplastamiento del tórax. La hipótesis que surgió a continuación fue tan grotesca como impactante: Herminio, al parecer, estaba practicando actos de naturaleza zoofílica cuando una enorme piedra cedió, cayó sobre él y terminó con su vida. Un destino que ni el más surrealista de los relatos de humor negro podría haber anticipado.

El caso del hombre y la gallina en Ourense: cobertura mediática y primer viral antes de las redes

El caso, por supuesto, no pasó desapercibido. El diario FARO DE VIGO fue el primero en contar los hechos con un titular que se grabaría en la memoria colectiva: «Fallece aplastado en Orense mientras practicaba la zoofilia con una gallina». Acompañando el artículo, la impactante fotografía de Iñaki Osorio capturaba el macabro escenario en toda su crudeza.

Como era de esperar, la noticia no se quedó en Ourense. En un mundo sin Twitter ni Facebook, la información se propagó por medios tradicionales y alcanzó revistas como Interviú, Cambio 16 y hasta el ABC. El morbo y la insólita naturaleza del caso hicieron que traspasara fronteras cruzando océanos de papel y ondas hertzianas, permitiendo que el suceso se colara en redacciones de medio mundo con la sutileza de elefante en cacharrería.

El caso del hombre y la gallina en Ourense

La fotografía en cuestión se convirtió en un fenómeno de la época, una especie de meme analógico que circulaba de mano en mano, en fotocopias y recortes de periódicos. Como si de un proto-GIF se tratara, el rostro impasible de Herminio y la infortunada gallina quedaron para la posteridad como uno de los momentos más surrealistas del periodismo español.

De suceso rural a mito pop desplumado

La historia de Herminio no solo sobrevivió al olvido, sino que alcanzó el estatus de mito urbano. La crónica negra del país está plagada de sucesos extraños, pero pocos pueden igualar el absurdo trágico de este episodio. Su impacto fue tal que llegó incluso al mundo de la literatura y al de la música.

El libro Noticias idiotas. 50 años de prensa delirante, publicado en 1992 por la editorial Obra Guasa, es una antología que recopila algunas de las noticias más insólitas, absurdas y surrealistas que han aparecido en la prensa española a lo largo de medio siglo. Entre estas historias, destaca, cómo no, la inclusión de una fotografía en la portada que hace referencia al caso del hombre y la gallina en Ourense.

El caso del hombre y la gallina en Ourense, portada de libro

El grupo Def con Dos, siempre propenso a recoger lo más esperpéntico de la sociedad, incluyó una referencia directa a este suceso en su canción «Pánico a una muerte aburrida» incluida en su álbum Armas pal pueblo (1993). En ella, una línea rezaba: «Todos se ríen porque adivinan qué hacía el difunto con una gallina».

Y así, entre plumas, piedra y titulares imposibles, el caso de Herminio pasó del sumario forense al imaginario colectivo.

En un país donde lo trágico y lo cómico cohabitan sin pedir permiso, una fotografía de un señor con bigote y una gallina, aplastados en insólita comunión, ha dejado una huella imborrable en los anales del periodismo patrio. Una huella que va camino de cumplir cuarenta años.


Fuentes: Vozpópuli ABC Faro de Vigo


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