El Día del Payaso no es una mera excusa para sacar del cajón la nariz roja y ponerse a hacer figuras con globos en mitad de una plaza. Es, sobre todo, una jornada pensada para recordar que tras el maquillaje estridente, el vestuario chillón y la risa inmediata se esconde un oficio antiguo, exigente y, en demasiadas ocasiones, profundamente incomprendido.
En México, la fiesta se celebra cada 10 de diciembre. No nació de un arrebato de moda ni de la ocurrencia pasajera de las redes. Desde 2012 la fecha está reconocida oficialmente como homenaje a quienes han dedicado su vida a hacer reír, muchas veces en condiciones adversas, pero con una perseverancia casi épica.
Mientras en el calendario internacional la atención se reparte el 5 de noviembre con el Día Internacional del Payaso —una fecha muy vinculada al nacimiento del inolvidable Miliki y a toda una tradición televisiva hispana—, en México el 10 de diciembre se ha convertido en la jornada propia, con aroma a carpa y calle, para celebrar al gremio del humor pintado.
Quien se acerque a esta efeméride descubre que no es una rareza del calendario, sino la puerta visible a una historia que nace en los circos del siglo XIX, bebe del teatro popular, se cuela por la televisión y termina hoy en hospitales, plazas y hasta peregrinaciones religiosas.
¿Cuándo se celebra el Día del Payaso y por qué se mantiene con tanta fuerza?
El calendario mexicano está lleno de fechas curiosas, y el Día del Payaso se ha ganado con mérito un lugar destacado. La celebración del 10 de diciembre, instaurada oficialmente en 2012, funciona como un recordatorio anual del valor cultural y humano de estos artistas. En ciudades de todo el país se organizan desfiles, funciones especiales y encuentros que intentan reconocer el trabajo de un gremio tan diverso como resistente.
La intención que subyace es más seria de lo que aparenta la risa: dignificar un oficio que demasiadas veces ha sido tratado como mero entretenimiento de ocasión. A lo largo del tiempo, el payaso ha heredado la tradición de bufones y cómicos populares, pero también la carga de prejuicios modernos que lo relegan a animador de fiestas infantiles baratas o a figura grotesca sin técnica. Nada más lejos de la realidad: detrás de cada nariz roja hay disciplina, estudio y una capacidad escénica que pocas veces recibe el reconocimiento merecido.
Conviene distinguir esta efeméride del Día Internacional del Payaso, el 5 de noviembre. Esa fecha recuerda el nacimiento de Emilio Aragón “Miliki”, referente absoluto de varias generaciones. México mantiene ambas celebraciones: la internacional, con su eco televisivo, y la propia, el 10 de diciembre, más cercana al circo tradicional y al espíritu itinerante que marcó al payaso mexicano durante más de cien años.
De los primeros bufones al payaso moderno: un oficio que nació con la risa humana
Aunque el Día del Payaso sea reciente, el oficio tiene raíces profundas. Algunos investigadores señalan que hace cuatro milenios ya existían figuras similares a payasos en China, como el bufón Yusze, ligado a la corte del emperador Qin Shi Huang. A alguien había que hacer reír incluso mientras se levantaba la Gran Muralla.
En la Antigüedad y la Edad Media se consolidó el bufón cortesano, ese personaje capaz de disfrazar verdades incómodas bajo un chiste. Era el único que podía decir lo que los demás callaban, una especie de conciencia humorística que sobrevivía gracias a su ingenio.
Más adelante, la commedia dell’arte italiana aportó tipos cómicos, máscaras y rutinas que terminaron influyendo en el clown moderno. Y en el siglo XVIII, con el nacimiento del circo tal y como se conoce hoy, el payaso se independizó del teatro y encontró su espacio en la pista, entre caballos y acróbatas. Su imagen se fijó para siempre: maquillaje exagerado, ropa imposible, torpeza calculada y una inteligencia afilada bajo la apariencia de ingenuidad. Ese modelo cruzó el océano y México lo adoptó con entusiasmo.
La llegada del circo a México y el nacimiento del payaso “a la mexicana”
La historia circense mexicana cobra forma en el siglo XIX, cuando las primeras compañías de estilo europeo empiezan a instalar sus carpas por todo el país. En 1841 destaca la presencia del Circo Olímpico, dirigido por José Soledad Aycardo, una figura polifacética que lo mismo ejercía de empresario que de ecuestre, acróbata o payaso rimador. Su perfil da una idea de la versatilidad casi obligatoria dentro del oficio.
Aquella primera etapa asentó el modelo del circo ambulante: carpas que llegaban a pueblos y ciudades, desfiles callejeros a modo de reclamo, animales exóticos y, por supuesto, payasos convertidos en los heraldos de la diversión. Crónicas de la época describen cómo la llegada del circo transformaba la rutina local en un acontecimiento que mezclaba asombro, morbo y fascinación infantil.
A finales del XIX y principios del XX, compañías como el circo Atayde consolidaron la popularidad del espectáculo. Fundado en 1888, se volvió una institución itinerante cuyas pistas formaron a generaciones enteras de artistas y modelaron la imagen del payaso que el público mexicano reconoce hasta hoy.
La figura del payaso se integró así en la cultura popular mexicana. Era habitual verlo en ferias, fiestas patronales y celebraciones de barrio. Su presencia se mezcló con tradiciones teatrales y musicales locales, dando lugar a un estilo propio: un payaso ruidoso, emotivo, algo chusco, con un toque de ternura y una improvisación que bordea el caos.
Del circo al televisor: los payasos que cambiaron a México
El siglo XX trajo un nuevo escenario que transformó el oficio: la televisión. La carpa seguía viva, pero el televisor logró abrir una puerta distinta. Uno de los nombres más recordados es el de Ricardo González Gutiérrez, “Cepillín”, un payaso que se volvió icono gracias a su programa televisivo en los años setenta. Canciones, historias moralizantes y humor blanco formaron un cóctel familiar que dejó huella en millones de espectadores.
Muchos especialistas lo han calificado como el payaso más influyente del país. Su estética, su voz aguda y su estilo cariñoso siguen grabados en la memoria colectiva.
En otro extremo del repertorio aparece Brozo, el “payaso tenebroso”, creado por Víctor Trujillo. Lejos del modelo infantil, Brozo nació como un personaje adulto, irónico, mordaz y abiertamente crítico. Su presencia en programas humorísticos y, posteriormente, informativos lo convirtió en una figura clave de la sátira política en México.
Entre Cepillín, Brozo y decenas de artistas menos conocidos pero igual de tenaces, el payaso mexicano ha transitado entre la carpa, la televisión, la calle, las fiestas y hasta la crítica política. El Día del Payaso, de alguna manera, recoge ese viaje múltiple.
Cómo se vive el Día del Payaso en México
El 10 de diciembre no es una curiosidad más del calendario: es un evento vivo. En muchas ciudades se celebran desfiles, espectáculos gratuitos, encuentros profesionales y actividades comunitarias que llenan las calles de color y ruido.
En lugares como Chiapas se ha consolidado una tradición muy singular: la peregrinación de payasos a la Iglesia de Guadalupe en Tuxtla Gutiérrez. Artistas completamente disfrazados recorren las calles para agradecer el año, una estampa que combina devoción popular y humor en estado puro.
En otras zonas se organizan actividades solidarias: actuaciones en hospitales infantiles, visitas a barrios desfavorecidos, funciones en escuelas o casas hogar. También se celebran reuniones donde los payasos intercambian técnicas, trucos, anécdotas y aprendizajes del oficio. Para muchos, es el único día del año en que el gremio se siente realmente unido.

Ese día, los medios suelen dar voz a payasos de todas las procedencias: de circo, de calle, de fiestas y de compañías artísticas. Surgen historias de superación, de familias sostenidas gracias al humor, de artistas con vidas itinerantes y de vocaciones que se heredan de generación en generación.
El payaso contemporáneo: entre plazas, hospitales y trabajo social
El payaso moderno ha ido más allá del circo tradicional. Cada vez más artistas llevan su trabajo a espacios distintos: calles, transportes públicos, hospitales o proyectos humanitarios.
Grupos como Payasos Sin Fronteras muestran esta expansión. Sus miembros realizan actuaciones en zonas afectadas por conflictos o crisis sociales, utilizando el humor como herramienta para aliviar la tensión emocional de niños y adultos.
En hospitales de México y de otros países se ha consolidado el “payaso de hospital”, una figura formada específicamente para trabajar con pacientes, reducir el estrés, mejorar el ambiente y acompañar tanto a familias como a personal sanitario. La nariz roja permanece, pero el objetivo es profundamente humano.
En la calle, el payaso se reinventa ante públicos cambiantes, la incertidumbre económica y la improvisación constante. El Día del Payaso también pone el foco sobre esta faceta, mucho menos conocida pero vital para entender la amplitud del oficio.
Un oficio con memoria: archivos, historias y vida tras la carpa
La historia del payaso mexicano no se limita a las grandes figuras mediáticas. Investigaciones y crónicas han recuperado nombres de finales del XIX: payasos urbanos que triunfaban en teatros, plazas y carpas, y cuya fama trascendió la época. Muchos de ellos pasaron de la marginalidad a la estabilidad económica gracias a sus habilidades cómicas, casi como protagonistas de una novela de superación personal.
Junto a ellos sobreviven los relatos transmitidos de boca en boca: payasos que improvisaban sátiras políticas, bromas arriesgadas dedicadas a autoridades locales, rivalidades entre artistas, romances de pista y pequeñas tragedias tras las telas de la carpa. El Día del Payaso funciona como un recordatorio anual para rescatar esa memoria oral.

La profesionalización del gremio —con festivales, escuelas y colectivos especializados— ha contribuido a que el payaso se entienda como un artista escénico completo. En algunos países de América Latina se programan actividades alrededor del 10 de diciembre, reforzando su carácter como referente regional del arte clown.
Curiosidades del Día del Payaso: lo pintoresco también cuenta
La efeméride trae consigo un puñado de anécdotas peculiares. En ciertos círculos académicos mexicanos, por ejemplo, el 10 de diciembre se celebra también el “día del físico”, compartiendo fecha con el Día del Payaso casi como una broma del destino. Entre ambos gremios circulan chistes que oscilan entre la complicidad y la ironía.
Además, otros países latinoamericanos cuentan con sus propias fechas. En Perú, por ejemplo, el Día del Payaso se celebra el 25 de mayo, y en muchas regiones también se reconoce el 5 de noviembre como una jornada continental vinculada al homenaje internacional.
En México, algunos colectivos optan por celebrar ambas fechas, demostrando que nunca sobra un motivo para pintarse la cara, disfrazarse y recordar que, bien utilizado, el humor puede ser una herramienta poderosa de resistencia cotidiana.
Cada 10 de diciembre, el país se llena de escenas que capturan el espíritu de la celebración: una peregrinación entre risas, un circo que ofrece función especial, un artista callejero retocando su maquillaje con un espejo barato, un programa televisivo rescatando imágenes de Cepillín o de circos legendarios. Un mosaico de instantes que deja claro que el Día del Payaso sigue existiendo porque todavía hay quien elige la risa, incluso cuando se traza sobre una lágrima dibujada.
Vídeo: “Payasos celebran su día en México”
Fuentes consultadas
- Diario de Yucatán. (2023, 9 diciembre). Día del Payaso en México; un oficio que trascendió los circos y llegó hasta la televisión. Diario de Yucatán. https://www.yucatan.com.mx/mexico/2023/12/09/dia-del-payaso-en-mexico-un-oficio-que-trascendio-los-circos-y-llego-hasta-la-television.html
- Notimérica. (2018, 10 diciembre). 10 de diciembre: Día del Payaso en México, ¿cuál es el origen de esta efeméride? Notimérica. https://www.notimerica.com/sociedad/noticia-10-diciembre-dia-payaso-mexico-cual-origen-efemeride-20181210021933.html
- Día Internacional de. (2025, 2 noviembre). Día Internacional del Payaso. DíaInternacionalde.com. https://www.diainternacionalde.com/ficha/dia-internacional-payaso
- Muñiz, F. (2025). Colapso puente Yarmouth 1845: payaso, gansos y tragedia. El Café de la Historia. https://www.elcafedelahistoria.com/colapso-puente-yarmouth-1845/
- El Sol de Córdoba. (2024, 6 diciembre). Ser payaso, un oficio que enseña a siempre salir adelante y sonreír; Takechi Daw cuenta su historia. El Sol de Córdoba. https://oem.com.mx/elsoldecordoba/tendencias/dia-del-payaso-es-un-oficio-que-ensena-a-siempre-salir-adelante-y-sonreir-takechi-daw-cuenta-su-historia-18462877
- Campos Rodríguez, J. C. (2025, 4 noviembre). ¿Cuándo se celebra el Día del Payaso y cuál es su origen? Claro Sports. https://www.clarosports.com/tendencias/cuando-se-celebra-el-dia-del-payaso-y-cual-es-su-origen/
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.






