Una familia católica, un dúplex y un huésped poco educado
A mediados de los años setenta, en la apacible West Pittston, una localidad de Pensilvania donde lo más emocionante solía ser la llegada del cartero, una familia católica creyó haber encontrado por fin la calma que tanto ansiaba. Los Smurl —Jack, Janet, sus cuatro hijas y los padres de él— desembarcaron en un modesto dúplex tras haber sobrevivido a las inundaciones del huracán Agnes. Buscaban algo tan básico como paredes en pie y un lugar donde rehacer su vida, pero se toparon con una casa que, según ellos, tenía más carácter del necesario.
El dúplex necesitaba arreglos, paciencia y una fe razonable en que las cosas acabarían funcionando. Mientras reparaban techos, lijaban paredes y reorganizaban muebles, empezaron a aparecer sucesos que, en principio, se podían atribuir a tuberías viejas, madera que cruje o niñas juguetonas. Sin embargo, según su relato, poco a poco el repertorio de rarezas se amplió. Objetos fuera de lugar, golpes en horas intempestivas y sombras que parecían cruzar el pasillo como si aquello fuera una estación de tren equipada con su propio horario secreto.
Lo que comenzó en 1974 como simple “casa con manías” terminó, para la familia, en una convivencia forzosa con una entidad que no pagaba alquiler, no respetaba normas básicas de convivencia y, para colmo, mostró una vocación progresiva hacia la violencia. Entre 1974 y 1989, aseguraron vivir rodeados de un fenómeno que no había sido invitado y tampoco mostraba intención de marcharse.
Cuando las tuberías dejan de ser excusa
Los Smurl describieron un abanico de episodios digno de manual para aspirantes a guionistas de terror. Empezaron con golpes secos, arrastres, gruñidos y susurros de origen impreciso. Después llegaron los olores nauseabundos que aparecían de golpe y las manchas que brotaban en paredes recién pintadas, como si alguien quisiera recordarles que la brocha, allí, no mandaba.
La cosa se agravó con manifestaciones físicas: camas agitadas en mitad de la noche, una de las hijas empujada por unas escaleras sin manos visibles, el perro arrojado contra la pared y arañazos en la piel de varios miembros del hogar. En su etapa más oscura, la entidad llegó a protagonizar episodios de carácter sexual, lo que, en términos familiares, convirtió definitivamente al “fantasma revoltoso” en un demonio con muy poca gracia.

Quienes buscaban explicaciones racionales señalaban las posibilidades más obvias: ruidos de la estructura, tensiones domésticas o sugestión. Pero la historia que prendió en la opinión pública no fue la de una casa vieja, sino la de una batalla entre una familia agotada y una presencia demoníaca.
El matrimonio Warren entra en acción
Para los años ochenta, Ed y Lorraine Warren se habían convertido en nombres recurrentes en asuntos de casas inquietas y demonios con ínfulas. Su reputación arrastraba fans, detractores y una buena cantidad de micrófonos. Así que no resultó extraño que, en 1986, los Smurl decidieran recurrir a ellos tras más de una década de incidentes.
Al llegar al dúplex, los Warren aseguraron percibir algo más que travesuras del más allá. Ed describió una fuerza capaz de sacudir muebles y hacer vibrar los espejos. Según su relato, la entidad reaccionaba con agresividad ante oraciones y música religiosa, un detalle que, en plena cultura católica de barrio, resultaba escalofriante y bastante convincente para los seguidores del matrimonio.
Lorraine, médium declarada, afirmó percibir varias presencias distintas merodeando por la vivienda. Con su diagnóstico, el caso dejó de ser una historia local y ascendió a material para conferencias, libros y futuras adaptaciones audiovisuales.
Cuatro espíritus y un demonio con mando en plaza
Según los Warren, en el hogar coexistían cuatro entidades diferenciadas: un espíritu anciano casi entrañable, una mujer llorosa, una sombra oscura y un demonio que mandaba sobre todos. El esquema era tan teatral como funcional. Permitía explicar por qué a veces las manifestaciones parecían simples molestias y, en otras ocasiones, rozaban la agresión física.

Los Warren afirmaron haber visto masas oscuras tomar forma en el aire y haber notado descensos bruscos de temperatura, además de recibir un aviso escrito en un espejo, tan directo como maleducado, en el que se les instaba a marcharse. Ed dijo incluso haber grabado ruidos producidos por la entidad, lo que daba al caso un barniz de verosimilitud ideal para conferencias y entrevistas.
Con estos elementos, el caso Smurl se convirtió en un escaparate perfecto del método Warren: identificación espiritual, rituales de purificación, disputas con autoridades eclesiásticas prudentes y un público entregado al relato.
Exorcismos que no cuajan y mucho escaparate mediático
Una vez decretado que aquello tenía sello demoníaco, quedaba la parte difícil: expulsar a la entidad. Los Warren emplearon agua bendita, oraciones y rituales, pero la Iglesia católica, prudente como siempre en estas lides, evitó emplear el término “exorcismo” sin matices.
Según la familia, varios sacerdotes bendijeron la vivienda. Algunos no percibieron nada fuera de lo normal; otros afirmaron haber realizado varios intentos de expulsión sin obtener resultados. Para los Smurl, el demonio tenía la costumbre de moverse entre las dos mitades del dúplex, frustrando los esfuerzos como quien esquiva una inspección.
La diócesis local mantenía distancia y prudencia. Reconocía que no podía certificar fenómenos sobrenaturales y prefería acompañar espiritualmente sin validar la narrativa demoníaca. Sin embargo, el caso ya tenía vida propia. Televisiones, programas de radio y periódicos sensacionalistas encontraron un filón: una familia corriente, unos demonólogos célebres y un enemigo invisible que parecía ganar la partida.
Entre escépticos, neurólogos y teólogos con los pies en la tierra
Mientras las historias de terror llenaban páginas, la réplica crítica fue subiendo de tono. El filósofo Paul Kurtz, conocido por su defensa del pensamiento escéptico, calificó el caso de fraude y recomendó evaluaciones médicas y psicológicas para la familia. En aquel contexto apareció un detalle relevante: Jack Smurl se había sometido a una operación cerebral años antes y sufría problemas de memoria a corto plazo, lo que para algunos especialistas abría la puerta a explicaciones menos sobrenaturales.

Psicólogos consultados sugerían que muchos episodios podrían deberse al estrés, la sugestión o a dinámicas familiares complejas. En paralelo, voces teológicas recordaban que la Iglesia es extremadamente cauta antes de declarar un caso como preternatural y que la interpretación demoníaca suele ser el último recurso, no el primero.
El caso Smurl, lejos de dividir a creyentes y escépticos en dos bandos claros, mostró un mosaico de posturas: desde quienes apoyaban sin reservas el relato de la familia hasta quienes veían en todo ello un fenómeno psicológico, mediático o social.
Del dúplex a las librerías y a la pantalla: The Haunted
En plena efervescencia mediática, apareció el libro The Haunted: One Family’s Nightmare, escrito por el periodista Robert Curran junto con los Smurl y los Warren. El volumen recogía la historia tal como la familia la relataba y presentaba el caso como un asedio sobrenatural sin precedentes.
Las críticas fueron variadas. Algunos lectores lo consideraron una lectura espeluznante y fascinante. Otros lo tacharon de obra desequilibrada, acusando al periodista de haberse entregado demasiado al relato de los afectados sin ofrecer pruebas contundentes.
En 1991, la historia se llevó a televisión en forma de telefilme. La película recreaba sombras huidizas, camas que se movían y un matrimonio agobiado por el cansancio. Aunque hoy la estética queda algo anticuada, fue un éxito que consolidó la historia en la memoria colectiva.
De Pensilvania al cine de gran presupuesto: Expediente Warren: El último rito
Décadas más tarde, el caso Smurl volvió a la palestra gracias a la saga cinematográfica Expediente Warren. Para su entrega más reciente, se eligió este episodio como inspiración, presentándolo como uno de los enfrentamientos finales del célebre matrimonio.
La película mezcla episodios reales con abundantes licencias narrativas destinadas a alimentar la trama, reforzar la épica y ofrecer un cierre dramático que la vida real no proporcionó. Como suele ocurrir en el cine basado en hechos reales, la historia original queda a veces irreconocible tras el pulido argumental.
¿Final o simple mudanza?
Los Smurl afirmaron que la actividad disminuyó con el paso del tiempo, aunque nunca desapareció del todo. Agotados, acabaron mudándose a finales de los ochenta. Para ellos, aquello significó dejar atrás más de una década de miedo.
Curiosamente, la inquilina que ocupó la casa en 1988 aseguró no haber vivido nada extraño. Ningún golpe, ninguna sombra, ni un solo olor sospechoso. La contradicción alimentó las críticas de quienes veían el caso como fruto de sugestión y presión mediática.
La familia siguió adelante con sus vidas. Jack falleció en 2017, mientras que Janet permaneció en la zona. Una de las hijas llegó a interesarse por el mundo de las investigaciones paranormales, quizá como forma de reconciliar memoria, creencias y experiencia vivida.
Un episodio incómodo en la trayectoria de los Warren
Dentro de la extensa lista de casos del matrimonio Warren, el de los Smurl ocupa un lugar incómodo. Se cita a menudo como uno de sus enfrentamientos más duros, pero también como uno de los pocos en los que no hubo un “final feliz” atribuible a su intervención. Aunque acompañaron a la familia, identificaron entidades y se implicaron en rituales, la actividad nunca se detuvo del todo por su mediación.
El caso, más que aportar claridad sobre lo paranormal, sirve como espejo de un ecosistema complejo donde se mezclan creencias religiosas, miedo doméstico, industria del entretenimiento, ciencia crítica y deseo humano de encontrar sentido incluso en lo inexplicable. En su centro, una casa que hoy parece una vivienda cualquiera, pero que durante años fue, según unos, escenario de un asedio demoníaco y, según otros, una historia donde el miedo tuvo más peso que los hechos.
Vídeo: “The REAL STORY Of «THE CONJURING: Last Rites»: The SMURL Haunting”
Fuentes consultadas
- Wikipedia. (s. f.). Caso familia Smurl. Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Caso_familia_Smurl
- Asier. (2025, 16 junio). La familia Smurl: La historia real de “Expediente Warren: El último rito”. DOD Magazine. https://www.dodmagazine.es/historia-real-expediente-warren-el-ultimo-rito/
- Warren, E., & Warren, L. (2020). La casa embrujada (D. Aldea, Trad.). Ediciones Obelisco. https://www.puvill.com/toc/9788491115519.pdf
- Muñiz, F. (2022, 28 febrero). Los Pigasus Awards, el azote de magufos y estafadores. El café de la Historia. https://www.elcafedelahistoria.com/pigasus-awards/
- Mármol, J. (2025, 5 septiembre). El caso real en el que se basa “Expediente Warren: El último rito”: Una de las casas encantadas más famosas de América. Cinemanía. https://www.20minutos.es/cinemania/noticias/expediente-warren-ultimo-rito-caso-real-mansion-encantada_6238779_0.html
- Farrés, H. (2025, 9 septiembre). Los Smurl y el supuesto demonio que convirtió su hogar en Pensilvania en un infierno durante más de una década, ahora inmortalizado en el último capítulo de “El expedientes Warren”. elDiario.es. https://www.eldiario.es/spin/smurl-supuesto-demonio-convirtio-hogar-pensilvania-infierno-durante-decada-ahora-inmortalizado-ultimo-capitulo-expedientes-warren-pm_1_12583409.html
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.






