En 1749, cuando buena parte de Europa aún confiaba su información a corrillos de café y habladurías de taberna, en Copenhague apareció un artefacto que algunos consideraron casi subversivo: un periódico con la osadía de pretender regularidad, puntualidad y una visión del mundo más amplia que la del campanario del barrio. Respondía al solemne nombre de Kjøbenhavnske Danske Post-Tidender, y con el correr de los años sería conocido como Berlingske Tidende, uno de los diarios más antiguos que continúan respirando.
Aquella fecha, el 3 de enero de 1749, no figura por capricho en la cronología de la prensa europea. Supuso un punto de inflexión para Dinamarca, un país donde los impresos sueltos, las gacetas dispersas y las hojas volanderas eran la norma, pero la prensa propiamente dicha aún no había despegado. Para entender su importancia, conviene detenerse en la ciudad que lo vio nacer, en el impresor que lo puso en pie y en la evolución de un diario que ha sobrevivido a monarquías absolutas, constituciones, guerras, crisis, cambios tecnológicos y más de una moda intelectual.
1749: cuando Copenhague descubre que las noticias también pueden ser puntuales
Hasta la llegada de Berlingske, el panorama informativo danés dependía de publicaciones esporádicas, boletines oficiales más bien rígidos y recopilaciones de noticias extranjeras que tardaban en llegar. Nada que pudiera considerarse un diario con continuidad. Por eso la irrupción de Kjøbenhavnske Danske Post-Tidender supuso un giro notable. De pronto, el lector danés disponía de un impreso que combinaba noticias internacionales, avisos comerciales, información política y pequeñas pinceladas del comercio interior y exterior, pensado para un público variado: funcionarios curiosos, comerciantes atentos, nobles con ganas de interpretar el mundo y burgueses deseosos de estar al día.
La primera edición tenía apenas ocho páginas, sobrias y concentradas, como correspondía al gusto de la época. Se aprovechaba la red postal para llegar más lejos y consolidar un negocio editorial en una capital que empezaba a mirar más allá de sus límites tradicionales. Que aquella aventura terminara convertida en el diario decano de Dinamarca, y en uno de los veteranos del mundo, estaba lejos de ser seguro. Faltaba libertad de prensa, faltaban lectores, faltaba estabilidad. Aun así, prosperó.
Ernst Henrich Berling: el impresor que hizo posible lo que nadie había intentado
El motor del proyecto fue Ernst Henrich Berling, un impresor de origen alemán que recaló en Copenhague en la década de 1730. En pocos años montó su imprenta, se casó dentro del gremio y fundó la que más tarde se convertiría en la dinastía Berling, una estirpe de impresores y editores muy influyentes.
En 1747 recibió el título de impresor del rey, una distinción que implicaba prestigio, confianza política y acceso privilegiado a encargos de primera categoría. Desde su taller salieron no solo libros, sino obras significativas de la cultura danesa del momento, como los voluminosos trabajos arquitectónicos de Lauritz de Thurah.

El paso decisivo se dio a finales de 1748, cuando Berling obtuvo la licencia para publicar periódicos en distintas lenguas. Adquirió aquel privilegio a la viuda de otro impresor, en una operación discreta que, sin hacer ruido, cambió el rumbo de la prensa danesa. De esa licencia nacería el nuevo periódico apenas unas semanas después. No era un agitador político ni un romántico de la tribuna pública, sino un impresor pragmático que comprendió que el negocio de las noticias tenía futuro y que merecía la pena apostar por él.
Un nombre interminable para un proyecto adelantado a su tiempo
El título Kjøbenhavnske Danske Post-Tidender puede sonar hoy a jeroglífico burocrático, pero en su tiempo era una descripción práctica: noticias danesas enviadas desde Copenhague a través del sistema postal. Nada de nombres llamativos ni estrategias de marca. Era lo que decía ser.
Aquella publicación nació como semi-semanal, un ritmo prudente que equilibraba la necesidad de reunir material y la capacidad logística de distribución. Solo en 1841 adoptó el formato de diario auténtico, reflejando una sociedad más compleja, politizada y ansiosa de información. En sus primeros años se parecía más a un boletín: predominaban las noticias internacionales, los avisos de comercio y navegación, las disposiciones oficiales y unos pocos anuncios. No era un espacio de crítica ni de opinión; todavía funcionaba como un instrumento de orden administrativo.
De altavoz gubernamental a diario moderno
Durante una buena parte de su historia, Berlingske Tidende mantuvo una vinculación estrecha con el Estado. Hasta 1903, de hecho, tenía derecho a publicar las noticias gubernamentales de manera oficial, lo que le otorgaba estatus, pero también dependencia.

El gran cambio llegó tras la Constitución de 1849, que estableció la libertad de prensa y eliminó la censura previa. A partir de ese momento, el diario inició una transición gradual hacia posiciones más independientes, aunque siempre desde una perspectiva moderada y conservadora. En el siglo XIX se convirtió en una cabecera asociada a la seriedad institucional y a la representación de los intereses económicos de las élites, sin caer en aspavientos ni panfletos incendiarios.
La ruptura definitiva con el patrocinio estatal se produjo en 1901, cuando se desvinculó del aparato gubernamental, afianzando su papel como medio autónomo.
Cambios de nombre, mudanzas y metamorfosis tipográficas
A lo largo de su extensa vida, el periódico ha cambiado de nombre tantas veces como de contexto. Comenzó como Kjøbenhavnske Danske Post-Tidender, pasó por formulaciones interminables que recordaban su “privilegio” postal y en 1833 adoptó el nombre de Berlingske Politiske og Avertissementstidende, una mezcla de política y anuncios.
En 1936 se simplificó como Berlingske Tidende, y ya en pleno siglo XXI, en 2011, quedó en Berlingske, un movimiento lógico en una época en la que la brevedad parece un mandamiento sagrado.
En cuanto al formato, fue durante mucho tiempo un periódico de gran tamaño, hasta que en 2006 se adaptó a un tamaño más compacto, siguiendo las tendencias europeas que buscaban hacer los diarios más manejables y frescos.
Su sede histórica, en la calle Pilestræde, le valió un apodo entrañable: “la tía de Pilestræde”, una mezcla de respeto, cariño y ironía hacia una institución que, como las tías de antes, podía resultar severa, protectora y omnipresente.
Un decano entre los periódicos que siguen en pie
Aunque no ostenta el título de periódico más antiguo del mundo, Berlingske figura entre los primeros puestos de la prensa longeva todavía activa. En Dinamarca no tiene rival: es el diario más antiguo en funcionamiento, con una continuidad que arranca en 1749.
Comparado con España, la perspectiva es clarísima: Faro de Vigo nació en 1853 y El Norte de Castilla en 1854; es decir, más de un siglo después. Esa diferencia cronológica muestra hasta qué punto Dinamarca fue precoz en consolidar una prensa estable.
Los estudios sobre comunicación escandinava siguen situando a Berlingske entre los tres grandes diarios del país, junto a Jyllands-Posten y Politiken. Su papel como referencia del debate público se mantiene intacto.
De empresa familiar a engranaje de un grupo internacional
Durante generaciones, el diario fue propiedad y orgullo de la familia Berling, que controló tanto la imprenta como la edición. Era un negocio que combinaba tradición, capital cultural y cercanía al poder.
Pero en 1982, un consorcio de grandes empresas danesas tomó el control para evitar problemas financieros. Poco después, en el año 2000, pasó a manos de un grupo noruego, y en 2006 a un conglomerado británico. Finalmente, en 2015, el conjunto de medios que incluía Berlingske fue adquirido por un grupo belga que mantiene hoy la cabecera dentro de una estructura multimedia más amplia.
A pesar de tantos cambios de manos, el periódico ha mantenido una identidad clara: conservador, urbano y dirigido a un público que busca análisis riguroso, información económica sólida y cobertura cultural de calidad.
Premios, prestigio y una sorprendente vocación fotográfica
Pese a su larga trayectoria y su aire formal, Berlingske no ha vivido anclado en el pasado. Ha destacado en fotoperiodismo hasta el punto de haber ganado en varias ocasiones el prestigioso premio dedicado a la fotografía periodística internacional.
En 2009 recibió el Premio Cavling, el más importante del periodismo danés, por una investigación de gran impacto nacional. Y en 2012 fue nombrado Periódico Europeo del Año en su categoría, gracias a un diseño renovado que supo modernizar la cabecera sin perder su temperamento escandinavo.
Todo ello ha consolidado su reputación como diario de referencia, una especie de notario de la vida política danesa cuya mera publicación convierte cualquier asunto en tema de debate. Al mismo tiempo, su versión digital y su actividad continua en internet han permitido atraer a lectores más jóvenes sin renunciar a su público histórico.
Del primer pliego a ocho páginas al océano digital
Si se situara el primer número de Kjøbenhavnske Danske Post-Tidender junto a la edición digital actual, el contraste sería evidente: frente a columnas densas, sin imágenes y con aire de boletín administrativo, la versión moderna ofrece vídeos, gráficos, crónicas en directo y enlaces por todas partes.
Aun así, la esencia permanece: un diario nacional, escrito en danés, de orientación conservadora y con una vocación clara de registrar la actualidad política, económica y social del país. Mantiene el espíritu de periódico serio, pero con la flexibilidad que exigen los tiempos.
Aunque el desgaste del papel es evidente, el diario conserva todavía una base fiel de lectores y una presencia digital sólida. Y que una cabecera nacida en 1749 siga viva en pleno siglo XXI demuestra, sobre todo, la capacidad de adaptarse sin renunciar por completo a su legado.
Vídeo: “The first issue of Berlingske«
Fuentes consultadas
- Wikipedia. (2024, 24 enero). Berlingske. En Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Berlingske
- Agencia EFE. (2024, 3 enero). El diario conservador danés Berlingske, decano de la prensa escandinava, cumple 275 años. SWI swissinfo.ch. https://www.swissinfo.ch/spa/el-diario-conservador-dan%C3%A9s-berlingske-decano-de-la-prensa-escandinava-cumple-275-a%C3%B1os/49097652
- Fernández Sanz, J. J. (s. f.). Los grupos multimedia nórdicos y su especificidad en el contexto de globalización de la comunicación. Universidad Complutense de Madrid. https://www.ucm.es/data/cont/docs/1749-2019-02-16-juanjosefdez.pdf
- Muñiz, F. (2025, 25 noviembre). El falso secuestro de Martín Prieto: cuando la prensa española se creyó su propio cuento. El Café de la Historia. https://www.elcafedelahistoria.com/jose-luis-martin-prieto-secuestro/
- Lamela, A. (2007). El “caso Berlingske”: Libertad de expresión y secretos de Estado. Cuadernos de Periodistas, (9), 34–39. https://www.cuadernosdeperiodistas.com/wp-content/uploads/sites/2/2023/02/Cuadernos_de_Periodistas_9.pdf
- Voxeurop. (s. f.). Berlingske. Voxeurop. https://voxeurop.eu/es/source/berlingske-2/
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.






