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Melvin versus E.T.: el caso de Joaquín Blázquez como fábula industrial

¿Quién fue Joaquín Blázquez?

Joaquín Blázquez fue un dibujante español nacido en Barcelona en 1946, cuya carrera alcanzó su momento más intenso al colaborar con editoriales estadounidenses. Formado en artes gráficas y con un estilo propio que mezclaba influencias europeas y el cómic americano de terror de los setenta, Blázquez trabajó en numerosos encargos para revistas del grupo Warren Publishing. En 1975 creó a Melvin para la revista Vampirella y pasó los años siguientes entre plazos imposibles, originales que no volvían y la sensación de que su autoría quedaba difusa.

Su lucha por el reconocimiento, junto a la sospecha de que su creación había inspirado la película E.T. el extraterrestre (1982), se convirtió en una historia de talento, vulnerabilidad e injusticia que aún resuena décadas después.

Joaquín Blázquez
Joaquín Blázquez 

Un dibujo, un rumor y la obstinación de quien dibuja para ganarse la vida

En 1975, la revista estadounidense Vampirella encargó a Joaquín Blázquez una historieta breve. Nadie imaginaba que, entre esas viñetas destinadas al olvido editorial, nacería un personaje con destino de leyenda: Melvin, una criatura de ojos enormes, frente abultada y aire indefinible.

Aquella página se publicó discretamente y pasó de mano en mano entre lectores de cómic sin hacer ruido. Hasta que, años después, el silencio se rompió.

Melvin ET

En 1982, Hollywood presentó al mundo a E.T., el extraterrestre, y las comparaciones fueron inmediatas. El parecido físico con Melvin era tan claro que resultaba casi incómodo. Para algunos no era más que una coincidencia; para otros, una sombra demasiado perfecta. La sospecha se instaló en la cabeza de Blázquez y en los mentideros del cómic español, donde el rumor se propagó con la velocidad de un chisme irresistible: ¿había caído en las manos de Spielberg un ejemplar de Vampirella? ¿Era E.T. un plagio o un milagro paralelo?
Así nació el mito del “E.T. español”, mitad curiosidad estética, mitad leyenda urbana, con Blázquez atrapado para siempre entre la gloria y la sospecha.

Un retrato de época: dibujar desde la precariedad

La historia de Joaquín Blázquez va mucho más allá de la anécdota visual. Es también el retrato de una generación de dibujantes que trabajaban para un mercado lejano, cobrando por página y sin derecho a réplica. Eran años en los que el talento español se exportaba a Estados Unidos o al Reino Unido en sobres acolchados, y los originales raramente regresaban a casa.

Blázquez vivía el oficio con la mezcla de orgullo y resignación que acompaña a quien ama su trabajo pero sabe que no manda en él. Dibujaba desde un estudio improvisado, con plazos imposibles y sin saber si volvería a ver sus propias obras. En aquel contexto, Melvin fue algo más que un encargo: fue una criatura propia, una chispa de identidad entre tanto trabajo alimenticio. Por eso, cuando apareció E.T., Blázquez no vio solo un parecido; vio un despojo. Creyó que alguien le había arrebatado una parte de sí mismo, y esa idea, real o no, acabaría devorándole.

Plagio, influencia o simple casualidad

La palabra plagio tiene un poder casi mágico: basta pronunciarla para que broten culpables y teorías. Pero demostrarlo es otra cosa. Acusar de plagio a una superproducción estadounidense requiere algo más que intuición: fechas, bocetos, testigos, contratos, correspondencia… En definitiva, un arsenal de pruebas que un dibujante freelance de los años setenta difícilmente podía reunir.

Blázquez, sin embargo, guardó todo lo que pudo. Archivos, recortes, cartas y grabaciones en Super-8 formaban su particular expediente. Tras su muerte, su viuda entregó ese material para un proyecto documental titulado Melvin contra E.T., un intento de dar coherencia a la sospecha. El resultado no fue una acusación formal, sino un espejo de la fragilidad del artista frente al poder de las corporaciones: cuando la historia oficial se impone, los archivos personales apenas logran hacer ruido.

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En términos técnicos, discutir un plagio implica tres criterios: semejanza, posibilidad de acceso y originalidad. En el primer punto, el parecido entre Melvin y E.T. es indiscutible: mismos ojos saltones y esa cabeza desproporcionada. En el segundo, la hipótesis es verosímil: Warren Publishing distribuía sus revistas internacionalmente, así que no es imposible que algún diseñador del equipo de Spielberg hubiera visto Vampirella. Pero pasar de la conjetura a la prueba documental es otro cantar.

Melvin ET

Y en el tercero, la cuestión más resbaladiza: la idea. Tanto Melvin como E.T. encarnan un arquetipo universal, el del “monstruo bueno” que conmueve porque es diferente. Esa figura flotaba ya en el aire cultural de los setenta, entre cómics, juguetes y ficciones que buscaban reconciliar lo tecnológico con lo humano. Así que, por mucho que el parecido resulte intrigante, un tribunal difícilmente habría dado la razón a Blázquez. Además, en la España de la Transición, gritar contra Hollywood era como susurrarle al viento.

Un final amargo: la herida humana

El desenlace de esta historia no está en los tribunales ni en las hemerotecas, sino en el terreno de lo íntimo. Blázquez se consumió en su propia frustración. La idea de haber sido ignorado o robado se convirtió en obsesión. Quienes le conocieron hablan de un hombre sensible, melancólico, atrapado entre la rabia y la impotencia.
La batalla sin eco le pasó factura: la depresión, el alcohol y la soledad acabaron por imponerse. Murió en 1986, convencido de haber creado algo que el mundo le arrebató. La prensa, siempre ávida de tragedias, lo resumió con crueldad: “El dibujante que creyó haber inventado a E.T. y murió sin reconocimiento”.

El documental y el eco del recuerdo

En 2006, el director Víctor Saràbia Miró puso en marcha Melvin contra E.T., un documental destinado a reconstruir la vida y el desencanto de Blázquez. Reunió testimonios de colegas, críticos y teóricos, y buceó entre los materiales que la familia conservaba. El proyecto, sin embargo, se quedó a medio camino: no llegó a estrenarse de forma masiva. Aun así, su mera existencia bastó para reavivar el interés. El tráiler, las webs y los fragmentos que circularon por internet devolvieron el nombre de Blázquez al mapa cultural, inspirando artículos, programas de televisión y una nueva oleada de curiosidad.

Melvin ET

El documental, aunque incompleto, logró algo valioso: recordarnos que la memoria también se construye con restos. Fue un ejemplo de cómo la cultura popular puede rescatar del olvido a sus fantasmas, aunque nunca logre reparar del todo el daño.

Esa recuperación, sin embargo, tuvo un efecto ambivalente. Por un lado, reivindicó la figura de Blázquez como símbolo de los artistas maltratados por la industria. Por otro, convirtió su drama en espectáculo. El tráiler, que aún puede verse en línea, presenta su historia como un misterio a resolver, con música tensa y frases crípticas.

Ecos de otros casos y una lección pendiente

El de Blázquez no fue un episodio aislado. En la historia del cómic y del cine abundan los creadores que vieron sus ideas recicladas en productos ajenos. En ocasiones, la coincidencia fue genuina; en otras, fruto de un sistema donde las ideas circulaban sin control. Los catálogos de ilustradores y los portafolios editoriales eran entonces autopistas para la inspiración y el expolio. Bastaba un envío mal archivado o un boceto compartido para que un personaje viajara de Barcelona a California sin pasaporte.

Melvin ET

La enseñanza, repetida por críticos y profesionales, es sencilla: la creatividad sin protección es un deporte extremo. Los derechos de autor existen, sí, pero exigen abogados, tiempo y dinero. Tres lujos que un dibujante autónomo rara vez puede permitirse. En el mercado real, el talento sin respaldo legal vale lo que pesa una firma en un folio que nadie lee.

Piénsese en un músico que compone un estribillo brillante y lo entrega a una discográfica sin contrato. Si ese estribillo se convierte en himno mundial, el compositor verá desfilar su éxito desde la ventana. Sustitúyase el estribillo por una viñeta, y ahí está Blázquez: observando cómo su criatura triunfa sin él.

La leyenda de Melvin: entre mito y archivo

Con el paso del tiempo, la historia de Melvin se ha contado y recontado con mil matices. Algunos medios prefieren la versión trágica del “dibujante que murió creyendo ser padre de E.T.”; otros, la más sobria, con documentos y fechas en orden. Entre ambos extremos se construye la memoria colectiva, un territorio donde mito y archivo conviven con sospechosa armonía.

La leyenda tiene, sin embargo, un efecto curioso: cuanto más se repite, más verosímil parece. Y aunque la verdad completa probablemente se haya perdido entre papeles, el mito ha dado un resultado inesperado: rescatar a Blázquez del olvido. Sus dibujos circulan, sus páginas se reeditan, y su nombre vuelve a escucharse. Es una reparación simbólica, tardía y parcial, pero reparación al fin y al cabo.

Un eco final

Joaquín Blázquez y su criatura se despiden sin necesidad de moraleja, pero dejando un susurro que perdura. Su historia vibra en la delgada línea entre el fuego creativo y la fría maquinaria del entretenimiento, entre la devoción por crear y las exigencias del mundo. Nos recuerda que proteger una obra no es solo un gesto legal: es un acto de reverencia hacia la imaginación que nos hace humanos.


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Vampirella Masters Series Volume 1 (antología — edición internacional): Compilación de relatos seleccionados de la serie Vampirella, con aportaciones de distintos autores y artistas de la época Warren. Incluye ilustraciones y material de apoyo que contextualiza la evolución del personaje dentro del cómic de terror.


Vampirella Archives Volume 1 (colección en inglés — Warren era): Volumen que recopila los primeros números clásicos de Vampirella publicados por Warren, presentando historias completas y portadas restauradas. Edición en tapa blanda que reúne material de terror y fantasía de los años setenta, con reproducción de páginas originales.

Vampirella Archives Volume 1
  • Archivo Vampirella Volumen 1
  • Tipo de producto: ABIS_BOOK
  • Various(Autor)

Fuentes consultadas:

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