Hay barcos que nacen con estrella y otros que nacen estrellados. Y luego está el USS William D. Porter (DD-579), un destructor de la Segunda Guerra Mundial que parecía vivir en una sitcom naval escrita por guionistas con mala leche. No fue famoso por hundir submarinos enemigos ni por salvar convoyes, sino por acumular en tiempo récord un historial de pifias tan épicas que, a día de hoy, uno se pregunta cómo demonios consiguió mantenerse a flote tanto tiempo.
Lo mejor es que todo empezó en su primera misión oficial, escoltando al presidente Roosevelt en persona. Vamos, un debut de esos que marcan… aunque en este caso, marcaron para siempre el apodo de “el barco más torpe de la historia”.
El estreno que nadie querría firmar
Noviembre de 1943. El William D. Porter recibe su primera misión: formar parte de la escolta del USS Iowa, que llevaba a bordo a Franklin D. Roosevelt rumbo a reuniones secretas con Churchill y Stalin. El tipo de encargo que, de salir bien, te da medallas, y de salir mal… te convierte en anécdota durante décadas.
Pues bien, el Porter no tardó ni cinco minutos en hacer historia. Nada más zarpar de Norfolk, alguien se olvidó de subir el ancla. Sí, tal cual. Resultado: al dar marcha atrás, el ancla se enganchó en un barco mercante vecino, arrancando barandillas, botes salvavidas y hasta la paciencia de su capitán. Wilfred Walter, al mando, miró el reloj, murmuró un “ups” y, como si nada, salió pitando hacia el convoy. A los del mercante les dejó una disculpa rápida y un casco con ventilación extra.
Explosión misteriosa… cortesía de la casa
Ya integrados en el convoy, la tripulación intentaba recomponer la dignidad perdida. Pero claro, en cuestión de horas, la desgracia volvió a llamar a la puerta. El 13 de noviembre, una explosión hizo saltar todas las alarmas. Los barcos creyeron que un submarino alemán había decidido ir a por el mismísimo Roosevelt. Zafarrancho de combate, maniobras evasivas, nervios al límite.
¿La realidad? Más simple y más ridícula: una carga de profundidad del Porter había caído al agua sin seguro. Ni nazis ni espías: solo una tripulación que olvidó ponerle el seguro a un explosivo. Imaginemos el ambiente en ese momento: todos temblando por la seguridad del presidente y, de repente, la voz del Porter por radio diciendo algo así como: “Perdón, falsa alarma, se nos ha caído una bomba sin querer”.
El almirante King, al mando del convoy, le dio un aviso al capitán Walter que, traducido del tono marcial, venía a ser: “Un fallo más y os mando a Alaska en calzones y con una brújula rota”.
La broma pesada del torpedo
Y entonces llegó el momento cumbre, la escena que elevó al Porter al Olimpo de las meteduras de pata militares. Para animar el viaje, Roosevelt pidió una demostración de artillería antiaérea. Se soltaron globos al aire, el Iowa disparó con precisión y hasta el Porter, entusiasmado, se sumó a la fiesta, derribando varios. El capitán Walter pensó: “¡Por fin vamos a quedar bien!”.
Error.
Decidió hacer un simulacro de ataque con torpedos. El blanco, claro, el propio USS Iowa. Se suponía que los lanzamientos serían falsos, sin proyectiles reales. Pero un marinero despistado —el inolvidable Dawson— olvidó retirar el detonador del tercer tubo. Y lo imposible ocurrió: un torpedo real salió disparado hacia el Iowa, directo hacia el presidente de Estados Unidos.
La radio del Porter echaba humo con mensajes desesperados: “¡Giren, giren a estribor, que va un torpedo de broma que resulta que no era broma!”. El Iowa maniobró con tanta brusquedad que Roosevelt, en su silla de ruedas, casi da un paseo involuntario por cubierta. Milagrosamente, el proyectil pasó de largo.
El capitán Walter, rojo como un tomate, solo atinó a decir: “Perdón, hemos sido nosotros”. Y esa fue la gota que colmó la paciencia para que expulsaran al Porter del convoy como quien expulsa a un borracho patoso de un pub.
Juicio, perdón y exilio helado
Lo siguiente fue un consejo de guerra. Se investigó el desastre, Dawson fue condenado a trabajos forzados y Roosevelt, en un gesto mitad compasión, mitad cachondeo, lo perdonó personalmente. Aun así, la Marina decidió que el Porter no podía seguir rondando presidentes y lo mandó al exilio en Alaska, a las islas Aleutianas, donde el mayor riesgo era disparar a un iceberg.
Allí parecía que la calma volvía… hasta que un marinero regresó borracho y, por puro entretenimiento, abrió fuego con los cañones. El proyectil aterrizó justo en el jardín de la casa del comandante de la base, que celebraba una fiesta con oficiales y esposas. Las begonias murieron en acto de servicio. La reputación del Porter, también.
De Alaska al Pacífico: cuando lo intentas, pero no
Con la guerra recrudeciéndose, todos los barcos eran necesarios, incluso los que parecían gafados. Así que el Porter fue enviado al Pacífico, bajo el mando del comandante Charles M. Keyes. Y, sorprendentemente, al principio la cosa fue bien: derribaron cinco aviones japoneses y ofrecieron fuego de apoyo en Okinawa.
La alegría duró poco. Porque, claro, también derribaron por error tres aviones norteamericanos.
El kamikaze fantasma
El final de esta tragicomedia llegó el 10 de junio de 1945. Un avión kamikaze japonés atacó al Porter, fue alcanzado por los disparos y se estrelló en el agua antes de chocar. Los marineros celebraban como si hubieran ganado la liga. Pero el avión, como poseído, continuó deslizándose por debajo del agua y explotó justo bajo la quilla del destructor.
Tres horas después, el USS William D. Porter se hundía, fiel a su historia: no por un error ajeno, sino por un enemigo técnicamente ya muerto. Fue el broche de oro para un barco que nunca dejó de ser una broma flotante, un manual viviente de lo que no hay que hacer en alta mar.
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- Galán, Juan Eslava(Autor)
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El USS William D. Porter en vídeo
Fuentes:
Naval History and Heritage Command. (2016, 4 de abril). William D. Porter (DD-579). Naval History and Heritage Command. https://www.history.navy.mil/research/histories/ship-histories/danfs/w/william-d-porter.html
Martin, K. (2021, 11 de junio). Lieutenant Richard Miles McCool, Jr’s Medal of Honor. The National WWII Museum. https://www.nationalww2museum.org/war/articles/richard-miles-mccool-jr-medal-of-honor
HistoryNet Staff. (2006, 12 de junio). USS William D. Porter: The U.S. Navy Destroyer’s Service in World War II. HistoryNet. https://www.historynet.com/uss-william-d-porter-the-us-navy-destroyers-service-in-world-war-ii/
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