Saltar al contenido
INICIO » El día en que David Bowie tuvo que volver a aterrizar en Roma por un autógrafo

El día en que David Bowie tuvo que volver a aterrizar en Roma por un autógrafo

Cuando David Bowie dejó Roma en junio de 1987, nadie en el avión esperaba que el vuelo tuviera que dar media vuelta por un supuesto aviso de bomba. Ni el propio Duque Blanco, acostumbrado a la excentricidad mundial, habría imaginado que su despegue se convertiría en una farsa policial digna de Fellini. Pero ocurrió. El vuelo despegó, sonó la alerta, y las autoridades ordenaron regresar al aeropuerto. Los pasajeros se mantuvieron en calma, aunque alguno —según se ha contado— se santiguó discretamente.

Un fan con placa y bolígrafo

Aterrizaron, los agentes inspeccionaron el aparato, y el misterio se resolvió con una de esas explicaciones que solo la realidad italiana es capaz de ofrecer con naturalidad: no había bomba, solo un jefe de policía con un bolígrafo en la mano y un deseo infantil en el corazón. Quería un autógrafo de David Bowie.

El propio cantante, años después, recordaría el episodio con una mezcla de resignación y asombro: “No estaba tan enfadado como estupefacto. Eso solo podía ocurrir en Italia”. Una frase que podría grabarse en mármol y colgarse en la terminal de Fiumicino como advertencia filosófica: aquí los procedimientos son flexibles y las pasiones, permanentes.

El Glass Spider Tour y la falsa alarma

El incidente tuvo lugar durante el Glass Spider Tour, aquel despliegue monumental de luces, arañas metálicas y coreografías que pretendía llevar el arte conceptual al estadio de fútbol. En Roma, Bowie actuó los días 15 y 16 de junio en el Estadio Flaminio, ante decenas de miles de personas y un entusiasmo tan incontrolable que la policía tuvo que intervenir para frenar avalanchas y disturbios. El caos del espectáculo se prolongó hasta el aeropuerto: Italia, en plena ebullición ochentera, vivía los conciertos de las estrellas internacionales como si fueran visitas papales, y la policía, a veces, se comportaba con idéntico fervor religioso.

No hay un parte oficial que describa el engaño con precisión burocrática —quizá por pudor institucional—, pero la historia se ha repetido en biografías y crónicas de la gira con la misma estructura: Bowie despega, suena el aviso, regresa el avión, y todo resulta ser una excusa para conseguir su firma. Lo cierto es que el Glass Spider Tour fue pródigo en incidentes de todo tipo: montadores heridos, retrasos, gases lacrimógenos, desplantes de la crítica… Por tanto, añadir a la lista una falsa alarma de bomba motivada por idolatría no desentonaba demasiado. Era casi lógico dentro del despropósito general.

Roma, la ciudad perfecta para una locura perfectamente italiana

Roma, además, no podía ser escenario más adecuado. Si Nueva York representa la eficiencia y Berlín la introspección, Roma encarna el caos elegante: una ciudad donde los semáforos son sugerencias, los horarios, mitos, y la autoridad, un arte escénico. En ese contexto, un comisario que paraliza un vuelo internacional para conseguir un autógrafo no parece un loco, sino un romano consecuente. Bowie, por su parte, supo tomarlo con esa ironía inglesa que lo salvaba de casi todo. Su equipo, sin embargo, no quedó tan encantado: retrasos, protocolos de seguridad, pérdida de conexión con la siguiente ciudad de la gira… todo por un gesto de fanatismo uniformado.

Aun así, la anécdota sobrevivió precisamente porque retrata con precisión la época y al personaje. En los años ochenta, el rock había alcanzado un poder simbólico tan desmesurado que incluso un cuerpo policial podía perder el juicio ante una estrella. Bowie, además, no era un cantante cualquiera: era una figura que trascendía la música, un icono cultural, el extraterrestre elegante que parecía vivir en otro plano. Que un agente italiano arriesgara su reputación por su rúbrica no es solo una locura: es también una forma de devoción estética, la versión laica del robo de una reliquia.

La anécdota que acabó volando alto en la mitología de Bowie

El Glass Spider Tour siguió su curso, con sus escenarios descomunales, sus arañas metálicas y su maquinaria perfectamente absurda, pero aquella parada imprevista en Roma quedó grabada como una pequeña joya dentro del museo de rarezas bowieanas. Las crónicas la cuentan con media sonrisa, los biógrafos la citan como nota a pie de página deliciosa, y los fans la recuerdan con el mismo tono reverente con que se narran los milagros domésticos: un avión obligado a volver a tierra no por una bomba, sino por un fan con placa y demasiado entusiasmo.

La máquina del tiempo está en marcha. Cuando el contador llegue a cero, un nuevo artículo verá la luz. O el caos se desatará, quién sabe. Cada segundo que pasa, un artículo se ríe de ti. Suscríbete.

No mires el contador, que parece que va más lento.

Algunos aseguran que el autógrafo incluía un garabato de araña, otros que Bowie firmó sin levantar la vista, con ese gesto británico de “hagamos esto y sigamos adelante”. Nadie lo sabe a ciencia cierta, y quizá sea mejor así: la leyenda funciona precisamente porque se alimenta del misterio y del humor involuntario. Lo indiscutible es que, durante unos minutos, el cielo romano fue escenario de un episodio digno de comedia surrealista, con un David Bowie perplejo dando vueltas en el aire por culpa de un admirador uniformado.

Y entonces, su frase se convirtió en epitafio perfecto para el suceso: “Eso solo podía pasar en Italia”. Dicha con flema inglesa, sonaba menos a reproche que a rendido homenaje a un país que hace de la improvisación una forma de arte y de la pasión una norma constitucional. Italia consiguió lo impensable: frenar el vuelo de una estrella mundial no con una bomba, sino con un bolígrafo. Una gesta menor, sí, pero también una de las más humanas que se recuerdan en la biografía del hombre que cayó a la Tierra… y que, aquella vez, tuvo que aterrizar dos veces.


Productos recomendados para profundizar y ampliar información sobre el artículo

Bowie. Una biografía (María Hesse):
Un recorrido ilustrado y narrativo por la vida de David Bowie, presentado con cuidado gráfico y texto en español. Ofrece capítulos sobre sus fases artísticas, contextos históricos y anécdotas de gira que ayudan a comprender episodios como el Glass Spider Tour. Formato accesible para lectores y coleccionistas que buscan una biografía visual y documentada en castellano.

Bowie. Una biografía
  • Hesse, María(Autor)

David Bowie: Vidas. Una biografía oral:
Compilación en español de testimonios y relatos orales que reconstruyen la carrera de Bowie desde la voz de quienes lo conocieron y cubrieron. Incluye anécdotas, impresiones de giras y fragmentos de entrevistas que arrojan luz sobre episodios detrás del escenario, ideal para lectores que buscan el pulso humano y los detalles cotidianos que rodearon sus conciertos.

En oferta

Vídeo Glass Spider Tour Roma 1987:

Fuentes consultadas

Para estar al tanto de las últimas novedades

Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados/Los precios y la disponibilidad pueden ser distintos a los publicados. En calidad de afiliado a Amazon, obtenemos ingresos por las compras adscritas que cumplen con los requisitos aplicables.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La máquina del tiempo está en marcha. Cuando el contador llegue a cero, un nuevo artículo verá la luz. O el caos se desatará, quién sabe. Cada segundo que pasa, un artículo se ríe de ti. Suscríbete.

No mires el contador, que parece que va más lento.

error: Contenido protegido, esta página está bajo una licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional