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La carta de John Lennon a Steve Tilston que llegó treinta y cuatro años tarde

Hay pequeños retrasos, retrasos graves y luego, más allá de lo comprensible, está la carta de John Lennon a Steve Tilston, que batió récords de lentitud postal con una hazaña digna de estudio por parte de Correos, la física cuántica y algún que otro gabinete de parapsicología.

La misiva, escrita en 1971 por Lennon, no llegó a manos de su destinatario, un joven cantautor británico de nombre Steve Tilston, hasta el año 2005, es decir, cuando el iPod ya era mainstream, las Blackberry aún reinaban y Facebook empezaba a absorber tus datos y tu vida.

Treinta y cuatro años de retraso. Así, sin anestesia ni explicaciones convincentes. Y no se trataba de una factura del gas ni una felicitación navideña de El Corte Inglés.

Steve Tilston

Era una carta que decía mucho más de Lennon de lo que él mismo probablemente supuso al escribirla, no tanto por lo que afirmaba explícitamente como por lo que dejaba entrever entre líneas: un músico en pleno proceso de redefinición personal, consciente del peso del éxito pero todavía dispuesto a dialogar de tú a tú con un desconocido.

En pocas palabras, Lennon se retrataba como alguien que aún creía en la conversación honesta, en la palabra escrita y en la posibilidad de que la fama no anulara del todo la cercanía humana.

¿Quién es Steve Tilston y por qué Lennon le escribió?

Steve Tilston no era ningún don nadie, pero tampoco era Elton John. En 1971 acababa de lanzar su primer álbum, An Acoustic Confusion, que, dicho sea de paso, vendió cuatro copias y media, contando la que compró su primo. Tilston era un prometedor cantautor británico, de esos que se codeaban con los intelectualoides folk del pub de su barrio, pantalones de campana y letras introspectivas con olor a tabaco y desengaños amorosos.

Por aquellas fechas, Tilston concedió una entrevista a la revista ZigZag, una publicación que era el equivalente musical de un fanzine con ínfulas y aspiraciones de revista seria. En esa entrevista, el joven artista expresaba su miedo a que el éxito, en caso de llegar, pudiera estropear su integridad artística, su autenticidad folkie, su espíritu libre y bohemio.

Y he aquí el giro argumental sin el cual no estaríamos hablando ahora de este señor: John Lennon leyó la entrevista.

El Beatle responde: Lennon, fan de la prensa indie

Lennon leyó aquella entrevista en ZigZag y decidió escribirle una carta al muchacho. Una carta, firmada por él y su pareja Yoko Ono, y con un tono sorprendentemente cercano. En ella, Lennon le explicaba a Tilston que el dinero no necesariamente corrompía el arte y que él mismo seguía siendo el mismo tipo creativo de antes, aunque con cuenta corriente de millonario y algún que otro Rolls Royce aparcado por ahí.

Cita textual:

“Being rich doesn’t change your experience in the way you think. The only difference is that I don’t have to worry about money — so I can devote myself to art.”

Vamos, que Lennon le estaba diciendo que adelante, que la pasta no mata el alma.

¿Y qué pasó con la carta durante 34 años? ¿Se la comió un gamusino?

Ah, la gran pregunta. ¿Dónde estuvo la carta de John Lennon todos esos años? ¿Quién la escondió? ¿Por qué?

La carta de John Lennon a Steve Tilston que llegó 34 años tarde

La carta fue enviada a la redacción de ZigZag en lugar de a Tilston directamente. Puede que la recepcionista la olvidase en una caja, que algún redactor la tomase por un autógrafo personal o que simplemente se extraviara entre pilas de vinilos y humo de marihuana. Nadie lo sabe con certeza, porque nadie se responsabilizó del entuerto. Lo que sí se sabe es que en 2005, un coleccionista de memorabilia musical contactó con Tilston para decirle:

“Eh, tengo una carta para ti… de John Lennon”.

Imagínese la cara de Tilston. Porque no hablamos de una multa de tráfico ni una invitación a un bautizo. No, era una carta de uno de los músicos más influyentes del siglo XX, escrita especialmente para él.

Y llevaba 34 años perdida como un calcetín desparejado en una lavadora universal del espacio-tiempo.

Tilston se entera, alucina, y reacciona como buen británico: con flema

Tilston, en declaraciones posteriores, confesó que se quedó boquiabierto. No sólo porque la carta hubiese existido, sino porque Lennon —una figura mítica— se hubiese molestado en responderle. De hecho, en entrevistas aseguró que probablemente habría hecho las cosas de otra manera si hubiera recibido la carta en su momento.

Quizá no habría estado tan peleado con la idea del éxito. Quizá se hubiera podido comprar una casa más grande. Quizá, sólo quizá, habría dejado de cantar en garitos donde el técnico de sonido también hacía de camarero.

La carta original hoy es considerada un objeto de culto. Fue incluso subastada, como todo lo que ha pasado cerca de una estrella fallecida con gafas redondas y cierto compromiso social.

Su autenticidad está más que comprobada, y la historia ha sido objeto de artículos, documentales y hasta una película.

Un drama postal digno de Hollywood

En 2015, la historia inspiró el film Danny Collins, protagonizado por Al Pacino, que interpreta a un músico envejecido que recibe una carta de John Lennon 40 años después de su envío.

La carta de John Lennon a Steve Tilston que llegó 34 años tarde

Aunque la trama toma licencias creativas a tutiplén, la idea central —la redención tardía provocada por unas líneas escritas en papel amarillento— es una bonita metáfora sobre el tiempo, la fama y la melancolía vintage que tanto gusta en los festivales de Sundance.

Such Times
  • Tales tiempos
  • Tipo de producto: Abis Music
  • Marca: Riverboat Records
Danny Collins [DVD] [Reino Unido]
  • The disk DOES NOT have Spanish audio and subtitles.
  • Al Pacino, Annette Bening, Jennifer Garner (Actores)
  • Dan Fogelman(Director)
John Lennon – ¡Karma! Camiseta
  • Parte de la colección oficial John Lennon de John Lennon
  • Ligero, Encaje clasico, Manga de doble puntada y bastilla baja

Mientras tanto, Steve Tilston sigue tocando, grabando discos y relatando esta historia en entrevistas, como quien enseña una cicatriz que no dolió pero dejó marca. Una historia en la que una carta tardó más de tres décadas en llegar, atravesó olvidos, mudanzas y montañas de papel inútil, y acabó cumpliendo su cometido cuando ya nadie la esperaba.

Llegó tarde, sí, pero con la puntualidad exacta de las cosas que solo cobran sentido cuando el tiempo ha hecho su trabajo.

Vídeo:

Fuentes consultadas

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