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La discreta y anónima estancia de Paul McCartney en Villajoyosa

En ocasiones resulta curioso cómo la historia y la música se entrelazan en los lugares más insospechados. Quizás muchos recuerden que John Lennon compuso Strawberry Fields Forever en una playa de Almería, pero muy pocos saben que Paul McCartney, concibió uno de los primeros éxitos de The Wings, Hi Hi Hi, en un hotel de Villajoyosa, a un tiro de piedra de Benidorm.

Sí, han leído bien: en pleno verano de 1972, Paul McCartney decidió vivir unos días de tranquilo anonimato en la costa alicantina. Unos días que serán recordados por las aventuras, anécdotas sorprendentes que ocurrieron y, por supuesto, el inconfundible toque McCartney de irreverente glamour.

Elección estratégica en plena dictadura

Lejos de los habituales destinos de la jet set europea, los McCartney encontraron en Villajoyosa ese refugio discreto que les permitía, sin tanto alboroto, disfrutar de unos días de descanso. Mientras otros destinos como Cadaqués, Marbella o Ibiza hubieran supuesto el riesgo más que seguro de una atención mediática indeseada, la pequeña localidad alicantina ofrecía el anonimato perfecto para una familia que, aunque reconocida mundialmente, buscaba simplemente relajarse.

Como explica Amadeu Sanchís, coguionista del documental Hotel en Benidorm, la elección fue casi un movimiento de ajedrez: «Eligieron España porque en aquellos años aún era una dictadura con un fuerte control de los medios y no era fácil que alguien se enterara de que estabas aquí«. Resulta evidente que la privacidad se convirtió en el principal requisito para Paul y Linda, deseosos de dejar a un lado, aunque fuera momentáneamente, el peso de la fama.

La llegada triunfal al Hotel Montíboli

El Hotel Montíboli, con sus dos suites de lujo, fue testigo, sin saberlo, de un insólito episodio de la historia de la música. Todo comenzó con una anécdota en el hall: la recepcionista, ante la llegada de una pareja de “hippies” con reservas para las suites más caras, notó algo extraño en los apellidos del viajero. No tardó en llamar al subdirector, Tomás Ruiz, quien, al leer el pasaporte, exclamó sorprendido:

Hotel Montíboli

“¡Pero si usted es Paul McCartney!”

Sin embargo, el exbeatle no estaba dispuesto a dejarse etiquetar de forma tan oficial. Con una mezcla de humor y autoridad, corrigió al empleado:

“¡Paul Martin! ¿Está claro?”

Este breve pero significativo intercambio puso de manifiesto el inquebrantable afán de discreción de la familia McCartney, y su firme intención en mantener el anonimato durante su estancia.

Una estancia repleta de momentos improvisados

Aunque la intención inicial parecía ser la de disfrutar de un descanso plácido y sin complicaciones, el ambiente relajado del hotel pronto se vio inundado por la torrencial fuerza creativa de Paul. Al parecer, el exbeatle llegó sin instrumentos, pero la tentación musical era demasiado fuerte para ignorarla. Resulta que, cada fin de semana, la sala de fiestas del Montíboli se convertía en el escenario de las actuaciones de un grupo de músicos locales.

La curiosa anécdota narra cómo, en un arranque de inspiración, McCartney se acercó a la banda del hotel para solicitar, con cierta timidez, que le facilitaran el uso de instrumentos: guitarra, bajo, batería…. Al principio, la respuesta a ese guiri hippie fue un rotundo «no», hasta que un encargado de barra sugirió a uno de los músicos, Kike, que se atreviera a charlar con el enigmático visitante. Al encontrarse cara a cara y reconocer a McCartney, la incredulidad dio paso a la complicidad y, en cuestión de instantes, se abrió la puerta a improvisadas jam sessions en la sala privada del hotel.

Paul McCartney en Villajoyosa
Jam session de Paul McCartney en Villajoyosa

Testigos de aquellas noches confirman que se escucharon desde Get Back hasta temas inéditos de Wings, sin olvidar momentos en que Paul, en un acto que podría catalogarse de homenaje a Hendrix, se atrevió a tocar la guitarra “en la espalda”.

Durante las jam sessions nocturnas en la sala de fiestas del Hotel, McCartney insistía en que no entrara nadie, preocupado por una posible visita de la Guardia Civil. El subdirector del hotel le tranquilizó diciendo: «Una vez que yo cierre, aquí no pasa nadie«

Encuentro insólito en la playa: Monjas, niños y servilletas

No todo fue música en el confinamiento estival de los McCartney. En una de las excursiones a la cala, que, por cierto, era de uso exclusivo para los clientes del Montíboli, se produjo uno de esos momentos que bien podrían ser secuencias desechadas de una comedia de Berlanga. Durante la bajada a la playa, se encontraron con un grupo de monjas y niños procedentes de un orfanato de Alcoy. En lugar de evitar el encuentro, Paul se mostró sorprendentemente cercano, permitiendo que el grupo se uniera a la diversión en la cala.

José Crespo, un reconocido fotógrafo de Alcoy, fue testigo de esta escena que, lejos de parecer un montaje para los tabloides, reflejaba la naturalidad del exbeatle. El músico quedó tan cautivado por las imágenes que pidió una copia de aquellas instantáneas para su casa en Londres. La dirección, desgraciadamente, se anotó en una servilleta, la cual, en un giro trágico del destino, se perdió al regresar a Alcoy.

Paul McCartney en Villajoyosa
Paul McCartney en Villajoyosa, portada de Alcoy Noticias

Complicidad con los músicos locales y la puerta a Londres

Entre las anécdotas más destacables se encuentra la estrecha colaboración con dos músicos locales, Kike y Tony, quienes se ganaron el privilegio de ser los únicos en tener acceso continuo a la suite privada de los McCartney durante su estancia. Tan riguroso era el protocolo que ni siquiera el servicio de habitaciones se atrevía a traspasar el umbral de ese santuario musical. La privacidad era sagrada, y cualquier intruso podría haber comprometido la integridad del secreto.

Fue en esa suite donde se dio un momento exclusivo: Paul presentó en primicia el tema My Love, que meses después se consagraría con Wings. El gesto, cargado de gratitud y quizá de un humor inadvertido, culminó en una invitación sin precedentes para los músicos locales a pasar unos días en Londres. Tony, en una de esas historias que parecen de película, confesó que no solo visitaron la capital británica, sino que tuvo la oportunidad de participar en la grabación de Hi Hi Hi –un tema cuyo origen se remonta justamente a aquellos días en Villajoyosa– aunque su nombre jamás apareció en los créditos del disco.

Propinas insólitas y el arte de dejar recuerdos

La despedida del matrimonio McCartney estuvo marcada por una serie de propinas que se han convertido en leyenda entre el personal del hotel. Mientras algunos empleados recuerdan haber recibido la nada despreciable suma de 25.000 pesetas (un valor relativo de bastante más de 3.000 euros de hoy), otros aseguran que nunca acostumbraba a dejar propina, ya que los gastos de las fiestas siempre corrían por cuenta de la familia.

Y, un caso particular que no podía faltar en esta retahíla de anécdotas relacionadas con la estancia en el Montíboli del exbeatle, es el del empleado que encontró en el bolsillo de su chaqueta lo que en principio parecía una buen fajo de billetes, para acabar descubriendo que se trataba de una bolsa de marihuana. Una propina en especie.

Paul McCartney en villa joyosa
Crónica de la estancia de Paul McCartney en Villajoyosa

Legado material y musical de Paul McCartney en Villajoyosa

Aunque los libros de registro de aquellos años se hayan perdido en el tiempo, Villajoyosa conserva como único testimonio visual aquel dibujo hecho por el propio McCartney el libro de visitantes del Hotel Montíboli, acompañado de una fotografía en la que se le ve junto a Antonio Martínez, el vecino que años después se convertiría en el cronista de esa escapada única. Entre las imágenes colgadas en las paredes del hotel, la del exbeatle se mantiene como un homenaje silencioso a una época en la que la música y la vida se fundían en una amalgama de secretos y complicidades.

Un viaje que desafía el tiempo y la formalidad

La historia de esos quince días de junio de 1972 se erige como un ejemplo inusual de cómo la fama y el anonimato pueden convivir en armonía. Paul McCartney, a pesar de la magnitud de su legado, decidió sumergirse en la cotidianidad de una pequeña localidad alicantina, entablando conversaciones cercanas y triviales con el personal, organizando improvisadas jam sessions y compartiendo momentos con personas que jamás imaginaron encontrarse cara a cara con uno de los mas grandes íconos de la música mundial.

Paul McCartney en Villajoyosa
Paul McCartney en Villajoyosa

No es casual que, a través de los años, se hayan entretejido múltiples relatos y anécdotas en torno a esta estancia. Desde la insistencia en utilizar el nombre “Paul Martin” hasta la risa cómplice de los músicos locales al ver al exbeatle tocar al estilo de Hendrix, cada detalle evoca la imagen de un hombre que, a pesar de todo el peso mediático, supo disfrutar de una libertad casi utópica en una España atrasada y gris que aún presumía de ser different.

Más allá de las anécdotas, sería más que injusto olvidar la importancia que tuvo para la carrera profesional de McCartney su retiro en el Montíboli de Villajoyosa, donde halló la inspiración para componer el grueso de las canciones que integrarán dos de sus mejores álbumes en solitario: Band on The Run y Red Rose Speedway, concebidos ambos en su retiro de la Marina Baixa.

Hotel en Benidorm

Años después de su estancia en Villajoyosa, Paul McCartney sorprendió a sus seguidores con una improvisación titulada «Hotel In Benidorm» durante una prueba de sonido en su gira New World Tour de 1993. Grabada el 26 de mayo en Folsom Field, Boulder, Colorado, esta pieza espontánea fue incluida en el álbum en vivo Paul Is Live .

Aunque algunos han querido ver un guiño a su estancia del año 1972, no hay evidencia directa que conecte la canción con su visita al Hotel Montíboli en Villajoyosa, siendo lo más plausible que McCartney eligiera «Benidorm» por ser un nombre muy reconocible para el público británico.

Letra de Hotel in Benidorm

Well, the traffic agent told me that everything was taken care of,
But here am I, got the kids got the wife, nowhere to stay tonight.
Yeah, the hotel in Benindorm, still be building it.
Won’t be finished soon, won’t be finished soon.
Yeah, the hotel in Benindorm, still buildin’, buildin’, buildin’

We go to the beach and we go for a swim,
But sooner or later yea,
We’re gonna need to lay our poor burden down,

The hotel in Benindorm still isn’t finished,
I guess we gonna just have to hang around.


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Fuentes consultadas para la elaboración de este artículo

SERHotel MontíboliBeat Valencia


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Este artículo está bajo una licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional


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El café de la Historia

EL AUTOR

Fernando Muñiz

Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.

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