Cada 24 de diciembre, mientras la atención colectiva se reparte entre el marisco, los villancicos y el inevitable familiar que monopoliza la conversación, una efeméride discreta pero irresistible reclama su espacio: el Día Mundial de las Natillas. La fecha, en plena Nochebuena, rinde tributo a uno de los postres más arraigados en Europa y muy querido en buena parte del mundo hispano. Allí donde se consulta la agenda de ese día, aparece la mención: sí, además de ser la noche más simbólica del año, también es el momento de honrar a las natillas, ese postre sencillo, coronado con canela y galleta, que lleva décadas pasando de generación en generación.
No es una invención caprichosa ni un golpe maestro de un departamento de marketing. La efeméride figura desde hace años en páginas de efemérides, portales culinarios y medios de comunicación que recuerdan puntualmente la fecha. Cada 24 de diciembre, las mismas instrucciones tácitas: cazuela al fuego, leche templándose, yemas listas, la rama de canela en posición. Tradición pura.
El resultado es un postre humilde, económico y técnicamente sin florituras, pero que dispara la memoria emocional con una precisión casi quirúrgica. Una cucharada de natillas es, para mucha gente, una cucharada directa de infancia.
Cuándo se celebra el Día Mundial de las Natillas y por qué en Nochebuena
El Día Mundial de las Natillas se celebra el 24 de diciembre, coincidiendo de forma milimétrica con la Nochebuena. No es una casualidad ni un simple capricho de calendario. Diversos medios y páginas especializadas señalan la fecha como la jornada oficial consagrada a las natillas.
La elección del día, aunque sin una institución de por medio que la haya declarado solemnemente, tiene una lógica que convence a cualquiera que haya cocinado para una cena de Nochebuena. La natilla encaja con descaro en el espíritu de la celebración. Es dulce sin excesos, se deja preparar horas antes sin protestar, se sirve fría —bendición tras cenas que se alargan—, y sus ingredientes caben en cualquier despensa modesta. Además, se presenta en fuentes grandes, para que cada cual se sirva, sin distinciones jerárquicas ni protocolos festivos.
Por eso, para muchos hogares europeos y latinoamericanos, el 24 de diciembre es un día perfecto para reivindicar este postre casero, que aparece justo antes de la arremetida de dulces navideños más contundentes. Antes de abrir turrones y roscones, conviene rendir pleitesía a la natilla, la veterana discreta que pone orden en la mesa.
Qué son exactamente las natillas: anatomía de un postre aparentemente simple
Desde el punto de vista culinario, las natillas españolas son una crema láctea elaborada con leche, yemas, azúcar y aromas como el limón, la canela o la vainilla. El retrato clásico describe un postre suave, de color amarillo pálido, espolvoreado con canela y rematado con una galleta María en su centro. Esa galleta, que parece flotar con dignidad sobre la superficie, es ya parte del ritual.
La receta no engaña:
• Base de leche entera o semidesnatada.
• Yemas como elemento espesante, reforzadas en muchas versiones modernas por un toque de maicena.
• Azúcar “a ojo”, como medían las abuelas.
• Aromas que varían según tradiciones familiares: limón, vainilla, canela.
Pese a compartir familia con el flan, la natilla no cuaja lo suficiente como para desmoldarse. Es una crema ligera, que se sirve directamente en cuenco y conserva una textura suave y brillante. Su parentesco más cercano lo comparte con la crème anglaise francesa o con la crema inglesa británica, ambas elaboradas con los mismos principios: leche, yema y azúcar cocinados a fuego lento para evitar el temido corte.
Incluso el nombre tiene su historia. “Natillas” procede de nata, en diminutivo, y evoca ese carácter reconfortante y suave que define al postre. Sobre el papel parece sencillo, pero en paladar se convierte en una declaración clara: lo cotidiano también puede ser extraordinario.
Un poco de historia: de los conventos medievales a la cocina doméstica
Rastrear el origen exacto de las natillas es un ejercicio casi arqueológico. No existe un documento fundacional que indique el primer día en que alguien decidió cocer leche y huevo para crear esta crema, pero sí un consenso razonable: su origen está en los conventos europeos, especialmente en los de España y Francia, en plena Edad Media.
Los monasterios, centros de producción y autosuficiencia, tenían a su alcance los ingredientes básicos: huevos, leche y azúcar. La cocina conventual, sobria por necesidad, se veía obligada a sacar partido a esos productos, tanto para alimentar a la propia comunidad como para ofrecer pequeñas delicias en días señalados. Las natillas se convirtieron, así, en un recurso perfecto. No encarecían la despensa y permitían agasajar a visitantes o celebrar festividades sin derroches.
Algunas teorías retroceden más en el tiempo y encuentran ecos en recetas de la antigua Roma o en elaboraciones que circularon por Francia y otros territorios europeos. En esencia, la técnica —calentar lentamente leche con huevos y un endulzante hasta producir una crema— era conocida desde hace siglos. La mezcla de influencias medievales europeas acabaría cristalizando en las natillas tal y como se conocen hoy.
Con el paso del tiempo, el postre salió de los muros conventuales y pasó a las mesas de las casas burguesas y, más tarde, a los hogares de toda la sociedad. En España se consolidó como postre “de diario con aspiraciones festivas”, mientras que en numerosos países latinoamericanos derivó en versiones más densas, aromáticas y con ingredientes locales como el maíz o la panela.
Natillas en España: canela, galleta María y un máster en nostalgia
En España, las natillas tienen un estatus peculiar: son parte de la memoria colectiva. Aparecen en menús escolares, en cartas de bares, en las casas de las abuelas y en los estantes de cualquier supermercado. La versión más reconocible presenta la crema amarillenta servida en cazuela o cuenco, con canela espolvoreada y esa galleta María que se va hundiendo lentamente, como si aceptara con dignidad su destino final.
La natilla española no es solo un postre; es una escena familiar. Es la bandeja que llega a la mesa el domingo; el postre que siempre figuraba en las pizarras de los bares de menú del día; el premio modesto del comedor escolar. Sobrevive a modas pasteleras que van y vienen porque se basa en tres pilares imposibles de derribar: es barata, es sencilla y despierta una nostalgia que ningún postre sofisticado puede igualar.
Su elaboración, en casa, es un ejercicio de precisión emocional. Basta cocinar leche con limón y canela, batir yemas con azúcar y añadir, sin perder la compostura, ese toque de maicena que asegura la consistencia. La única dificultad real es mantener la temperatura justa para que la mezcla no se corte. Quien haya preparado natillas alguna vez sabe que el drama más habitual de la cocina doméstica es ese cuenco que no ha cuajado como debía.
Natillas y Nochebuena: razones prácticas y simbólicas
La asociación entre natillas y Nochebuena no es anecdótica. Este postre se adapta a la lógica de la cena navideña: comidas abundantes, sobremesas interminables y necesidad de un remate dulce que no bloquee el estómago. Las natillas, hechas con antelación, frías y sin necesidad de horno, se convierten en una opción perfecta. Se pueden preparar en cantidades grandes sin mayor complicación y permiten añadir matices sin alterar la esencia: un poco más de limón, más canela o una vainilla generosa.

A su función práctica se añade un detalle cultural: las natillas son un postre humilde. No intimidan a nadie, no requieren vajillas solemnes ni atención especial. Llegan a la mesa sin ceremonia y se comen con cucharilla, sin discursos. En una noche cargada de expectativas y rituales, ese gesto cotidiano aporta una calma inesperada.
Y mientras en España se reivindica el postre como parte del imaginario navideño, en países como Colombia la natilla adquiere un protagonismo aún mayor: allí es símbolo absoluto de la Navidad, acompañada de buñuelos, chocolate caliente y reuniones familiares alrededor de la cocina.
Más allá de España: las muchas vidas de la natilla en el mundo hispano
La palabra “natilla” se ha extendido y transformado en el mundo hispanohablante, dando lugar a postres primos hermanos que comparten raíz pero difieren en textura e ingredientes.
En Colombia: natilla firme, panela y sabor a Navidad
En Colombia, la natilla es el emblema navideño por excelencia. Se prepara con leche, fécula de maíz y panela, aromatizada con canela y clavo y cocinada hasta adquirir una consistencia firme, similar a un flan pero sin huevo. Es inseparable de los buñuelos, que se sirven junto a ella desde hace generaciones. La elaboración suele ser ritual: grandes ollas de barro o cobre, cucharones de madera moviéndose sin pausa y familias enteras participando en el proceso.

En Perú: natillas de leche y chancaca
En la región de Piura, en Perú, las natillas designan una crema densa obtenida al hervir leche con chancaca hasta lograr una textura caramelizada y profunda. Su elaboración, heredera de técnicas con influencias moriscas y españolas, convierte el dulce en una especie de confitura láctea de gran personalidad.
Otras ramas de la familia
Más allá de estos dos ejemplos, la idea de la natilla se cruza con otras preparaciones internacionales. Las cremas lácteas europeas como la inglesa o la francesa comparten los mismos principios técnicos. Y en el Caribe y América Central, el majarete —a base de maíz y leche de coco— se acerca a la natilla en espíritu, aunque se aleje en ingredientes.

El resultado es una familia amplia de postres que, aunque diferentes, mantienen un vínculo común: la combinación de leche, dulzor y tradición festiva.
Curiosidades sabrosas sobre las natillas y su celebración
El Día Mundial de las Natillas es también una excusa para recordar algunos detalles curiosos:
• En la cocina conventual, las natillas funcionaban como un postre de aprovechamiento, capaz de convertir excedentes en un lujo discreto.
• Su textura suave tiene un impacto emocional notable: estudios de alimentación asocian las cremas dulces a sensaciones de consuelo y cuidado.
• La galleta María, aunque no es indispensable, se ha convertido en adorno obligatorio en España. Sin ella, el postre parece incompleto.
• La industrialización multiplicó las versiones: con edulcorantes, desnatadas, enriquecidas… pero la imagen mental del postre sigue siendo la cazuela de leche infusionada, removida a fuego lento.
• La efeméride del 24 de diciembre se menciona en medios de diversos países, lo que demuestra que la celebración ha trascendido fronteras.
Cada Nochebuena, cuando la nevera guarda cuencos alineados y la familia se prepara para el banquete, siempre hay alguien que los mira con un alivio íntimo y muy humano: este año, sí, las natillas han salido perfectas.
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Vídeo: “5 datos sobre la historia de la natilla y los buñuelos”
Fuentes consultadas
Día Internacional de. (s. f.). Día Mundial de las Natillas. Día Internacional de. https://www.diainternacionalde.com/dias-raros/dia-mundial-natillas (diainternacionalde.com)
Wikipedia. (s. f.). Natillas. En Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Natillas (Wikipedia)
Lázaro, B. (2024, 5 diciembre). El origen de las natillas: historia y tradición de un postre clásico. Libertad Digital. https://www.libertaddigital.com/chic/vida-estilo/2024-12-05/el-origen-de-las-natillas-historia-y-tradicion-de-un-postre-clasico-0e-7194346 (Libertad Digital)
Muñiz, F. (2025, 28 marzo). La paga extra de Navidad: un recuerdo del franquismo que sigue vivo. El Café de la Historia. https://www.elcafedelahistoria.com/origen-paga-extra/ (El café de la Historia)
Poltec. (2024, 26 noviembre). Natilla es sinónimo de Navidad, aquí te contamos su historia y algunos datos que seguro no conocías. Poltec. https://poltecsas.com/natilla-es-sinonimo-de-navidad-aqui-te-contamos-su-historia-y-algunos-datos-que-seguro-no-conocias (poltec)
Redacción. (2024, 24 diciembre). Conquista paladares en el Día Mundial de las Natillas. Aragón Digital. https://www.aragondigital.es/articulo/sociedad/conquista-paladares-en-el-dia-mundial-de-las-natillas/20231224093000856335.html (Aragón Digital)
Vídeo: “La natilla y su origen”
Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=i4Jq-kQOOws
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