Un día cualquiera, en una redacción cualquiera, alguien rellenó un crucigrama. Y el mundo casi estalla por los aires. Literalmente. Este es el relato de cómo unas inocentes casillas blancas y negras pusieron a hervir las calderas del espionaje británico en vísperas del Día D.
El escenario: Gran Bretaña, 1944, periódicos y nervios
Londres, primavera de 1944. Europa estaba sumida hasta el cuello en la Segunda Guerra Mundial y, como quien prepara unas vacaciones familiares a lo grande, los Aliados planeaban una fiesta en la playa. A la operación la llamaron Overlord.
La planificación era extremadamente secreta. Nombres clave circulaban en salas llenas de humo: Utah, Omaha, Gold, Sword, Juno, Neptune, Mulberry.
Y justo en medio de esa coreografía militar… un crucigrama.
El crimen: definiciones demasiado acertadas
El 2 de mayo de 1944, los lectores del Daily Telegraph se toparon con una curiosa coincidencia. En el crucigrama del día, una de las soluciones era Utah. Podría parecer casual, claro. Después de todo, también es un estado de EE. UU., famoso por sus mormones, su sal y sus paisajes de ciencia ficción.
Pero lo raro es que, días después, aparecieron más términos sospechosos. El 22 de mayo: Omaha. El 27 de mayo: Overlord. El 30 de mayo: Mulberry. Y el 1 de junio: Neptune. Nombres que, en ese momento, no significaban nada para el lector medio, pero que hacían sonar todas las alarmas en los pasillos del MI5, el servicio de inteligencia británico.
Y por si alguien pensaba que la serie de catastróficas coincidencias se detenía ahí, el 1 de junio también apareció en el crucigrama la palabra Juno, y poco antes ya había salido Gold y Sword. Justo los nombres en clave de las playas del desembarco. Vamos, como para mosquearse.
El sospechoso: un director de escuela con afición por las palabras
Aquí es donde entra en escena Leonard Sydney Dawe, un señor de mediana edad con aspecto de que no rompería un lápiz, director de una escuela pública de élite, Strand School, ubicada entonces en Surrey. Dawe colaboraba desde hacía años con el Daily Telegraph, componiendo crucigramas en sus ratos libres.
El MI5, como era de esperar, no tardó en aparecer en su despacho. Porque una cosa es tener una intuición léxica fuera de lo normal, y otra muy distinta, escribir los escenarios del Día D en los pasatiempos del periódico. Así que lo interrogaron. Varias veces. Durante horas.
Dawe, con cara de no entender nada, explicó que muchas veces dejaba que sus alumnos le sugiriesen palabras para los crucigramas como una forma de fomentar la creatividad.
Y ahí es donde el misterio se retuerce un poco más.
Los niños y la guerra: ¿espías en pantalones cortos?
Según se supo después, varios de los estudiantes de Dawe tenían la costumbre de frecuentar campamentos militares cercanos. Eran tiempos de guerra, sí, pero también de vecinos militares, de convoyes cruzando pueblos, y de rumores susurrados por soldados que, quizás sin querer, dejaban caer algún que otro término que sonaba muy misterioso.
Los críos, encantados con su papel de pequeños Sherlocks, memorizaban esas palabras curiosas y luego las proponían como definiciones para el crucigrama del profe. Así, sin malicia, como quien sugiere «murciélago» porque ha visto uno en el techo del baño.
El MI5, tras examinar la situación con la meticulosidad de un relojero paranoico, concluyó que todo había sido una coincidencia absurda, casi poética. No había traición, ni filtraciones, ni complots germanófilos. Solo una cadena de casualidades improbables.
El contexto: crucigramas, propaganda y control mental
Durante la Segunda Guerra Mundial, los crucigramas no eran solo un pasatiempo para señores con gafas de montura de concha. También servían, a veces, como vehículos de propaganda, códigos cifrados, o incluso herramientas para evaluar la rapidez mental de futuros criptógrafos. La mismísima Bletchley Park, el templo donde Alan Turing y sus colegas machacaban códigos nazis, organizó un concurso público de crucigramas en The Daily Telegraph en 1942. ¿El premio? Un trabajo con el ejército descifrando mensajes. Así, como suena.
La idea de que los crucigramas pudieran contener mensajes ocultos no era tan descabellada. De hecho, los alemanes usaban métodos similares. Y la paranoia aliada —justificada o no— se disparaba con facilidad. Ver la palabra «Overlord» justo antes del desembarco era, directamente, una gota de sudor cayendo por la sien de Churchill.
La prensa como campo de batalla semántico
En la guerra, los periódicos eran mucho más que papel impreso. Eran armas. De propaganda, de manipulación, de distracción. Cada columna, cada viñeta, podía tener un segundo sentido. Y los pasatiempos, tan inocentes ellos, eran el lugar ideal para camuflar mensajes entre definiciones de seis letras.
El caso del crucigrama del Daily Telegraph se convirtió en un expediente curioso, casi cómico, dentro del voluminoso archivo del espionaje británico. Pero dejó un rastro imborrable: el poder simbólico del lenguaje, el peligro de las coincidencias y, sobre todo, el hecho de que en plena guerra, un niño jugando con palabras podía poner en jaque a medio ejército.
Productos recomendados para profundizar y ampliar información sobre el artículo
Lo que nunca te han contado del Día D — Pere Cardona y Manuel P. Villatoro (español): Libro divulgativo en castellano que recopila anécdotas, curiosidades y aspectos poco conocidos del desembarco del 6 de junio de 1944. Texto ágil, con datos sorprendentes y episodios menos difundidos, pensado para lectores que buscan una visión alternativa y llena de detalles poco habituales sobre la operación Overlord.
Double Cross: The True Story of the D-Day Spies — Ben Macintyre (libro / edición inglesa): Investigación sobre el sistema Double Cross y cómo los servicios británicos convirtieron a espías alemanes en instrumentos de desinformación, clave para el engaño del Día D. Relato fascinante que combina historia de espionaje, agentes dobles y operaciones de contrainteligencia con un estilo narrativo muy documentado.
Bletchley Park: The Secret Archives — Sinclair McKay (libro, inglés): Estudio ilustrado y de archivo sobre Bletchley Park, el centro británico de descifrado donde trabajaron criptógrafos como Alan Turing. Incluye documentos, fotografías y relatos que muestran la actividad de descifrado, el contexto del espionaje y la influencia en operaciones aliadas, relevante para entender la guerra de información previa al Día D.
- McKay, Sinclair(Autor)
Vídeo:
Fuentes consultadas
- Andrade Abad, S. (2025, 21 de enero). Un viaje al desembarco de Normandía: los principales escenarios del Día D. El País. https://elpais.com/elviajero/viajes/2025-01-21/un-viaje-al-desembarco-de-normandia-los-principales-escenarios-del-dia-d.html
- Connor, A. (2014, 12 de mayo). Crossword blog: the unsolved mystery of the D-day puzzles. The Guardian. https://www.theguardian.com/crosswords/crossword-blog/2014/may/12/crossword-unsolved-mystery-d-day-puzzles-leonard-dawe
- History UK / Sky History. (s. f.). The unsolved mystery of the D-day puzzles. https://www.history.co.uk/articles/the-unsolved-mystery-of-the-d-day-puzzles
- Gilbert, V. (2004, 3 de mayo). D-Day crosswords are still a few clues short of a solution. The Daily Telegraph. https://www.telegraph.co.uk/news/uknews/1460892/D-Day-crosswords-are-still-a-few-clues-short-of-a-solution.html
- Pullin, D. (2016, 27 de enero). Cracking the Enigma Code: The Daily Telegraph’s crossword challenge. Gale / Review. https://review.gale.com/2016/01/27/cracking-the-enigma-code-the-daily-telegraphs-crossword-challenge/
- Onda Cero. (2019, 6 de junio). El Día D: los crucigramas. Onda Cero. https://www.ondacero.es/programas/mas-de-uno/audios-podcast/historiad/historia-de-unos-crucigramas_201906065cf8dc770cf2414740a2c125.html
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