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Mao y la campaña contra los gorriones en China

Imagínate un país enorme, con millones de campesinos, tierras por cultivar y expectativas aplastantes. Es la China de fines de los años cincuenta. En ese momento, Mao Zedong lanza una de las campañas más extrañas y desastrosas del siglo XX: eliminar a los gorriones.

Sí, a los pobres gorriones. Lo que parecía una solución agraria al problema del hambre terminó siendo un desastre ecológico y humano.

Un contexto cargado de ambición y algo de locura

Para entender lo que vino, hay que asomarse primero al telón de fondo: el Gran Salto Adelante. Mao pretendía transformar China de un país rural atrasado a una potencia industrial y agrícola. Las metas eran ambiciosas: aumentar la producción de acero, modernizar las técnicas agrícolas, colectivizar las tierras… todo ello con un control férreo desde Pekín.

Dentro de esa lógica acelerada, apareció la idea de que los gorriones estaban robando grano. Los gorriones se convirtieron en enemigos del pueblo. Se los acusaba de consumir semillas y dañar la cosecha, así que, en una simplificación extrema, la respuesta fue: “Elimínalos todos”.
Esta campaña formaba parte del programa llamado Campaña de las Cuatro Plagas, que proponía aniquilar ratas, moscas, mosquitos… y gorriones.

En febrero de 1958 arrancó oficialmente la campaña. Para el Estado, era un asunto de higiene pública y también de política agrícola. Pero la mezcla de fervor revolucionario y pragmatismo simplista dio lugar al más siniestro sinsentido.

Cómo se cazaban los gorriones

La estrategia fue masiva. No hablamos de científicos con trampas sofisticadas, sino de campañas populares con ruido, palos y trabajo colectivo. Algunas de sus mecánicas eran tan rocambolescas que cuesta creerlas:

  • Se organizaban jornadas en que pueblos enteros —desde niños hasta ancianos— salían a “cazar gorriones”. Derribaban nidos, rompían huevos, ahuyentaban aves con ruido (gongs, tambores, cacerolas). ¡E incluso los mantenían volando de noche y de día para que se agotaran y murieran de puro cansancio!
  • Se animaba a la competencia: que cada comuna, cada barrio, cada escuela exhibiera sus resultados, cuántos gorriones había cazado. La propaganda lo vendía como deber patriótico.
  • Y cuando alguien no participaba, se le veía con recelo o incluso se le sancionaba. La presión social era brutal.

Los números que se reportaron son impactantes. El gobierno afirmó que habían matado miles de millones de ratas y gorriones (por ejemplo, en 1958 se afirmó que se habían destruido casi 2 mil millones de esos animales), aunque la fiabilidad de esas cifras es discutible.

campaña contra los gorriones China

Una anécdota: en Pekín, los gorriones huían de tanto ruido… ¿Saben lo que hizo la embajada de Polonia? Se negó a dejar entrar a los chinos para que espantaran aves dentro de sus terrenos. Resultado: multitudes rodeando la embajada con tambores… y cientos de gorriones muertos frente a su edificio.

Cuando la naturaleza dice “hasta aquí”: caos ecológico y hambruna

Si alguien esperaba que todo esto saliera bien, la tozuda realidad se encargó de decirle: no. El desastre ecológico fue tan predecible como trágico.

Al quitarse de la ecuación a los gorriones —que, sí, comían semillas, pero también insectos— quedaron sin depredadores los insectos agrícolas como langostas y saltamontes. Sin los gorriones, su población explotó. Y se lanzaron sobre los campos como plagas vivientes, devorando lo poco que quedaba de cosecha.

campaña contra los gorriones China

Un reciente estudio (Universidad de Chicago, 2025) estima la cosecha de arroz cayó un 5,3 % y la de trigo un 8,7 % después de la «gran idea«.

La hambruna que siguió no fue sólo por este error, pero sí fue un factor amplificador. Muchos historiadores relacionan esta campaña de exterminio de aves con la llamada “Gran Hambruna China” (1959-1961), un periodo en que entre 15 y 45 millones de personas murieron de inanición o sus complicaciones.

Más aún: poco después, en 1960, reconocieron que había sido una estupidez matar gorriones y retiraron la campaña. Pero ya era demasiado tarde:, para reconstruir la población, China importó gorriones soviéticos para reintroducirlos.

Lecciones pequeñas, impacto gigantesco de la campaña contra los gorriones china

Este relato sobre Mao y los gorriones —una campaña que pensaba domesticar la naturaleza y terminó desatando una hambruna— sigue siendo relevante. Recordar estos episodios no es para regodearnos en la tragedia, sino para reconocer que la ignorancia y la soberbia humana puede salirnos muy cara.

La historia de la «guerra contra los gorriones» es un recordatorio de que, incluso con las mejores intenciones, las intervenciones humanas en los ecosistemas pueden tener consecuencias devastadoras. La eliminación de los gorriones, al eliminar un control natural de insectos, permitió que las plagas se multiplicaran, lo que resultó en la destrucción de cultivos y una hambruna masiva. Este episodio subraya la importancia de comprender y respetar los equilibrios ecológicos antes de implementar políticas que puedan alterarlos.


Vídeo sobe la campaña contra los gorriones china

Fuentes:

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