El Día del Orgullo Barroco no salió de un ministerio ni de un comité lleno de expertos con semblante circunspecto. Nació, más bien, de un puñado de cuentas de Twitter empeñadas en inundar las redes con la exuberancia del siglo XVII. Desde 2017, cada 7 de diciembre, el barroco celebra su particular fiesta bajo el ya conocido hashtag #OrgulloBarroco.
Quien se pase ese día por X, por Instagram o por Facebook ve cómo los muros se llenan de pliegues imposibles, columnas salomónicas, arrebatos místicos y santos que parecen recién escapados de una ópera trágica. Todo se presenta con un tono festivo, reivindicativo y con un punto de camaradería entre amantes del patrimonio que difícilmente habría imaginado Bernini en la Roma del Seicento.
Origen del Día del Orgullo Barroco: cuando Twitter decide el calendario
La efeméride es reciente. El Día del Orgullo Barroco se celebra desde 2017 y no surgió de una institución, sino de una votación en Twitter. En ella se enfrentaron algunos de los grandes nombres del barroco: Velázquez, Caravaggio, Luca Giordano y Bernini competían por ser el “padrino” de la celebración. Ganó Bernini.
La idea partió del entorno del blog de historia del arte InvestigArt y, en concreto, de la imaginación “maravillosamente maquiavélica”, como la definió el propio equipo, de Cipriano García Hidalgo. El objetivo era tan simple como ambicioso: demostrar que un tema artístico podía convertirse en tendencia sin necesidad de polémicas ni broncas políticas, solo con arte y buen humor.
Un conjunto de cuentas dedicadas al arte y al patrimonio se coordinó para lanzar el hashtag el 7 de diciembre, fecha elegida como cumpleaños de Bernini. Desde entonces, año tras año, se repite el experimento: llenar las redes de imágenes, hilos, vídeos y artículos sobre el barroco, ya sea pintura, escultura, arquitectura, música o literatura.
La idea funcionó desde el principio. En 2017 la etiqueta fue tendencia en España durante buena parte del día, llegando a asomar entre los primeros puestos. Miles de publicaciones y una repercusión inesperada sorprendieron incluso a quienes habían lanzado la iniciativa. Medios digitales y prensa generalista se hicieron eco, asombrados de que el barroco, ese estilo al que tantas veces se acusa de anticuado, lograra hacer más ruido que los debates del día.
Bernini, el cumpleañero eterno del 7 de diciembre
La elección del 7 de diciembre no fue casual. Ese día de 1598 nació en Nápoles Gian Lorenzo Bernini, escultor, arquitecto y pintor, figura clave del barroco romano y uno de los artistas más influyentes de su época.
Bernini definió el lenguaje escultórico del barroco con cuerpos que giran, expresiones que rozan el éxtasis, pliegues con vida propia y un tratamiento de la luz tan teatral que hace que el mármol parezca respirar. Piezas como el Éxtasis de Santa Teresa, el Baldaquino y la Plaza de San Pedro o la Fuente de los Cuatro Ríos muestran esa mezcla natural entre devoción, espectáculo y propaganda.
Celebrar el Día del Orgullo Barroco coincidiendo con su nacimiento encierra además cierta poesía. El artista trabajó durante décadas para varios papas que utilizaron el arte como herramienta de la Contrarreforma. Roma se llenó gracias a él de obras destinadas a emocionar al fiel, deslumbrar al viajero y dejar claro quién movía los hilos del poder.
En pleno siglo XXI, su nombre vuelve a convertirse en punto de encuentro. Esta vez no llegan encargos desde el Vaticano, sino desde las redes, y los escenarios ya no son plazas monumentales, sino pantallas de móviles. El barroco siempre tuvo una inclinación por el espectáculo; hoy simplemente ha cambiado de soporte.
De etiqueta improvisada a celebración digital consolidada
El primer #OrgulloBarroco nació casi como un juego: comprobar si la cultura podía colarse entre los temas del día sin ayuda de escándalos. Y sí, pudo. La etiqueta se mantuvo varias horas entre las tendencias con miles de usuarios compartiendo obras, hilos divulgativos, bromas sobre pelucas y santos en pleno trance.
A partir de allí empezó la tradición. La segunda edición, en 2018, volvió a ser un éxito. La jornada se convirtió en una suerte de programación conjunta con horarios, directos desde distintos puntos de Europa y la presentación de una web propia que reunía artículos sobre el barroco.
Con el paso del tiempo, el 7 de diciembre se consolidó como una fecha señalada para museos, blogs, divulgadores y público general con gusto por los dorados, las bóvedas pintadas y los contrastes fuertes. Desde InvestigArt se ha hablado incluso del “triunfo de la fiesta del arte en redes sociales”, señalando que, tras cinco ediciones, la etiqueta seguía entrando entre las tres primeras tendencias del día sin campañas financiadas de por medio.
La dinámica no puede ser más barroca: puro exceso. Cualquiera puede participar compartiendo cualquier cosa relacionada con el espíritu del barroco: una cantata, un retablo andaluz, un grabado científico del XVII o un texto de Quevedo. Todo cabe mientras transmita dramatismo, contraste y cierto gusto por la escena.
Qué se hace el 7 de diciembre: de la pantalla al museo
Aunque la celebración es, sobre todo, digital, no se queda únicamente en las redes. Museos e instituciones culturales se suman cada año con publicaciones y actividades preparadas para la ocasión.
El Museo del Prado ha aprovechado la fecha para poner en primer plano obras clave del barroco español, como El triunfo de San Hermenegildo de Herrera el Mozo. El Thyssen-Bornemisza o el Museo Cerralbo suelen preparar vídeos breves con formatos actuales para acercar piezas barrocas al gran público.
En otros casos, museos como los de Cádiz o Zaragoza publican pequeñas guías para enseñar a reconocer una obra barroca en sus colecciones o proponen recorridos temáticos dentro de sus salas.
La celebración también ha cruzado el océano. Instituciones de América Latina, como el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, difunden ese día piezas barrocas de sus fondos, recordando que el barroco es un lenguaje común en ambos lados del Atlántico.
A la vez, blogs especializados, canales de YouTube y podcasts de historia del arte aprovechan para estrenar contenidos específicos: vídeos monográficos, artículos sobre maestros concretos, hilos sobre restauraciones recientes o visitas comentadas a templos repletos de dorados. Durante unas horas, el barroco logra medirse cara a cara con series, tendencias y polémicas de actualidad.
Barroco para no iniciados: cómo sobrevivir al 7 de diciembre
Para entender el sentido del Día del Orgullo Barroco conviene recordar qué es exactamente el barroco más allá de la idea de “lo recargado”. A nivel académico, se considera un estilo artístico y cultural de los siglos XVII y parte del XVIII, marcado por el dramatismo, el movimiento, los fuertes contrastes de luz y una clara intención de provocar emociones.
En pintura esto se refleja en composiciones dinámicas, diagonales acusadas, gestualidad intensa y un claroscuro que recorta figuras contra fondos oscuros. El tenebrismo, inspirado en Caravaggio, fue especialmente influyente, también entre pintores españoles.
En escultura, el barroco lleva el mármol a un territorio casi teatral. Abundan los pliegues profundos, los cabellos al viento y las figuras que parecen a punto de romper el marco. En España, a ello se suma la tradición de la talla policromada y el estofado, que permite imitar brocados y encajes con un realismo sorprendente.
La arquitectura barroca, por su parte, juega con fachadas ondulantes, plantas complejas y espacios pensados para envolver al visitante. Retablos monumentales, columnas salomónicas y cúpulas con trampantojos convierten templos y palacios en escenarios en los que uno casi espera que arranque una representación.
En España, el barroco coincide con el Siglo de Oro. No solo en pintura, sino también en literatura y música. La mezcla entre religión, poder y espectáculo crea un universo artístico donde lo teatral y lo cotidiano conviven con una naturalidad que hoy llamaríamos, quizá, “multidisciplinar”.
El manifiesto del Orgullo Barroco insistía justamente en eso: un estilo donde luz y sombra, curva y contracurva, materia e idea se mantienen en tensión constante. Una exageración estudiada, pero capaz de reflejar la complejidad humana.
España como escenario privilegiado del Orgullo Barroco
Que la celebración haya arraigado especialmente en España no es casual. El país conserva uno de los patrimonios barrocos más amplios del mundo, repartido entre iglesias, monasterios, palacios, museos y colecciones privadas.
En pintura abundan los nombres reconocibles incluso para quien solo haya hojeado un manual escolar: Velázquez en Madrid, Zurbarán y Murillo en Sevilla, Ribera entre España e Italia. El barroco español combina un fuerte contenido religioso con escenas cotidianas, bodegones y retratos que convierten a santos y mendigos en protagonistas de una misma galería.
Sigue cavando: la historia siempre puede ser más absurda
En escultura destacan Gregorio Fernández, Alonso Cano o Pedro de Mena, maestros del dramatismo contenido y del realismo minucioso. Sus tallas policromadas, con lágrimas de cristal y paños tallados como si fueran auténticas telas, impactan de forma directa incluso a quien apenas conoce la disciplina.
El Día del Orgullo Barroco actúa como recordatorio colectivo: ese patrimonio está ahí todo el año, pero en diciembre se le presta una atención especial. Muchas publicaciones ponen el foco en obras que el visitante pasa por alto en su día a día, desde retablos en parroquias de barrio hasta pequeñas joyas en museos provinciales.
Además, la etiqueta ha servido para conectar iniciativas previas de difusión patrimonial. Antes del Orgullo Barroco ya existían campañas que demostraban que es posible movilizar a miles de personas en torno a un interés cultural con solo entusiasmo, creatividad y unos cuantos aliados digitales.
Un orgullo muy barroco: redes, activismo cultural y humor
El éxito del Día del Orgullo Barroco se explica, en buena medida, por su tono. No pretende ser una jornada solemne, sino una fiesta que mezcla divulgación, defensa del patrimonio y humor sin complejos.
Los hilos sobre restauraciones conviven con chistes sobre pelucas imposibles, estampas devotas dignas de una radionovela y comentarios irónicos sobre la pasión barroca por las diagonales. La clave es que ese humor se apoya en datos sólidos, admiración verdadera y referencias fiables.
Desde InvestigArt se ha insistido en que el objetivo es reivindicar el barroco frente a prejuicios históricos que lo tildan de exagerado o de mal gusto, frente a la aureola prestigiosa del Renacimiento. La intención es demostrar que, bajo esa exuberancia, se encuentra una sofisticada construcción intelectual y una enorme capacidad para conmover.
La jornada también recuerda que las redes pueden ser herramientas poderosas para conocer y proteger el patrimonio. Muchos aprovechan esta fecha para hablar de conservación, restauración o financiación cultural, aunque lo hagan acompañando sus mensajes de ángeles rollizos y memes teatrales.
La participación de museos estatales y regionales refuerza la idea de que esta celebración ha superado el ámbito de los aficionados. Pero, pese a su expansión, mantiene la esencia original: una invitación abierta a celebrar el exceso, la mezcla y la contradicción, tal y como hace el propio barroco en sus mejores obras.
