El 28 de abril del año 2000, Yuri Lipski, un joven instructor ruso-israelí de apenas 22 años, decidió bajar al Agujero Azul de Dahab con una mezcla de ambición, temeridad juvenil y ganas de grabar su propio momento de gloria. Pretendía superar una marca personal y dejar constancia en vídeo de la hazaña, pero lo que regresó a la superficie no fue él, sino la cámara que registró cada error, cada gesto confuso y cada segundo de lo que pronto se conocería como uno de los accidentes más estudiados del buceo moderno.
Un escenario tan hermoso como traicionero
El Blue Hole, incrustado en la costa del Sinaí, es un agujero vertical que desde arriba parece una simple piscina natural. La postal engaña. Bajo esa superficie azulada se esconde una formación que desciende de golpe y desemboca en el famoso Arco, un túnel que conecta con mar abierto y profundidades que superan holgadamente las capacidades de un buceo recreativo.
Ese contraste —belleza arriba, trampa abajo— le ha valido su reputación de lugar maldito entre los buceadores. Allí convergen la tentación de batir récords, el exceso de confianza y una peligrosísima costumbre: creer que “con un solo tanque ya se apaña”. La lista de víctimas confirma que la mezcla suele salir mal.
Una cámara como testigo implacable
Lipski descendió con una cámara acoplada al casco. Ese detalle, en principio anecdótico, terminó convirtiéndose en clave narrativa del suceso. Cuando el equipo fue recuperado, el vídeo mostró el desarrollo completo de la tragedia: un comienzo tranquilo, un descenso demasiado veloz y, poco a poco, la pérdida absoluta de control.
En la grabación se ve a un buceador que respira con creciente agitación, que se mueve como si el agua se hubiese vuelto cemento y que intenta acciones contradictorias sin coherencia aparente. Aquella cámara no solo captó imágenes: desnudó la secuencia técnica y humana de un error en cadena.
Una planificación tan pobre como optimista
Los análisis posteriores —de profesionales, expertos técnicos y veteranos de la zona— coinciden en que Lipski se lanzó a una inmersión para la que ni él ni su equipo estaban preparados. Llevaba un solo tanque, probablemente de aire, cargaba demasiado lastre y se dispuso a realizar un bounce dive sin mezclas adecuadas, sin gases para etapas más profundas, sin descompresión planificada y sin buceadores de apoyo.
Por si fuera poco, buceadores locales aseguraron después que intentaron convencerle de que desistiera. La mezcla de confianza excesiva y preparación deficiente suele ser mala compañera; en el Blue Hole, es letal.
El enemigo silencioso: la narcosis por nitrógeno
A partir de los 30 o 40 metros, la mente del buceador comienza a sufrir los efectos de la narcosis por nitrógeno, un fenómeno tan conocido como subestimado. Su impacto puede ir de la euforia tonta a la incapacidad para interpretar lo que ocurre alrededor, pasando por decisiones que rozan lo absurdo.
El comportamiento de Lipski en el vídeo encaja con ese cuadro: movimientos desordenados, manipulación errática del chaleco y del regulador, pérdida de referencia espacial y acciones sin lógica. La narcosis no perdona; roba criterio con una rapidez que pocos reconocen a tiempo.
El fondo como punto sin retorno
La cámara alcanza aproximadamente los 115 metros. A esa profundidad, la imagen se llena de partículas que el propio Lipski remueve al intentar estabilizarse sobre el sedimento. Se le observa intentando inflar el chaleco de lastre, soltando piezas de equipo y, en un momento crítico, separando el regulador de su boca.
Aquella lucha silenciosa termina con la cámara inmóvil sobre el fondo. Al día siguiente, el cuerpo fue recuperado por buceadores expertos de la zona. Entre ellos estaba Tarek Omar, quien había intentado advertirle antes de la inmersión. Su relato confirmó lo que las imágenes ya sugerían: fue un descenso descontrolado sin margen para la recuperación.
Lo que el vídeo enseña —sin pretenderlo
Lo grabado por Lipski se ha convertido en una especie de manual involuntario de malas prácticas. Enseña, con crudeza, lo que ocurre cuando se improvisa en profundidades que exigen mezclas trimix, varias etapas, redundancia de equipo y un plan milimétrico.
En el Blue Hole no hay espacio para la épica individual. Allí, la arrogancia técnica paga tarifas muy altas, y la falta de planificación convierte cualquier pequeño error en una cadena que no se puede frenar a tiempo.
Un suceso que abrió debates incómodos
El metraje, difundido por internet y analizado hasta el cansancio, obligó a replantear asuntos espinosos: la ética de compartir vídeos de muertes reales, las responsabilidades de los centros de buceo que operan en zonas extremas y la necesidad de formación rigurosa para quienes se aventuran más allá del buceo recreativo.
La paradoja es que la fama del vídeo también ha servido para educar. Muchos instructores lo utilizan —con las advertencias debidas— para mostrar cómo una inmersión aparentemente sencilla puede derivar en una situación irreversible por una suma de fallos, ninguno espectacular por separado, pero implacables al combinarse.
El Agujero Azul sigue atrayendo a buceadores, sí, pero ahora son más los que llegan con mezclas adecuadas, etapas de seguridad y una noción más sobria de sus propios límites. No elimina el riesgo, pero ayuda a que no vuelva a repetirse una historia tan dolorosa.
Vídeo:
Fuentes consultadas
- YouTube. (s. f.). Fatal diving accident caught on tape: Yuri Lipski [Video]. https://www.youtube.com/watch?v=cRj0lymMMGs
- Agujero azul de Dahab. (s. f.). Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Agujero_azul_de_Dahab
- Antena 3 Noticias. (2020). El agujero azul de Dahab, la bella y mortal meca de los apneístas y buceadores. https://www.antena3.com/noticias/deportes/agujero-azul-dahab-bella-mortal-meca-apneistas-buceadores-egipto_202008235f4284d98f756f00014446fd.html
- Dive-Scuba. (2024). Yuri Lipski: The Blue Hole Incident Explained. https://www.dive-scuba.com/yuri-lipski/
- Divers Alert Network (DAN). (2021). Conozca los riesgos. https://world.dan.org/es/alert-diver/article/know-the-risks/
- Subaquatica Magazine. (2023). Narcosis por nitrógeno: la ‘borrachera’ del buzo. https://www.subaquaticamagazine.es/narcosis-por-nitrogeno-la-borrachera-del-buzo/
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.






