Saltar al contenido
INICIO » La capilla de Suurhusen: el arte de inclinarse sin perder la compostura

La capilla de Suurhusen: el arte de inclinarse sin perder la compostura

Un giro histórico (literal)

La capilla de Suurhusen se alza en la apacible planicie de Frisia oriental, al norte de Emden, como una de esas obras medievales que, pese a desafiar las reglas básicas de la albañilería, mantienen una elegancia indiscutible. La iglesia aparece documentada ya en el siglo XIII, aunque su famoso campanario —ese que hoy posa torcido y fotogénico— no llegó hasta alrededor de 1450, cuando a alguien se le ocurrió coronar la sencilla nave original con un toque de verticalidad, o más bien, de inclinación futura.

Su estilo responde al gótico de ladrillo típico de la zona, sobrio y resistente, aunque la verdadera protagonista no es su fachada sino su descarada inclinación: una pose desafiante que, durante un tiempo, le arrebató a la Torre de Pisa el título de “la más inclinada del mundo” y transformó el templo en parada obligatoria para visitantes, ingenieros y turistas dispuestos a escuchar con interés —o resignación— las inevitables explicaciones sobre su peculiar equilibrio.

¿Por qué se ladeó? (y por qué no es romántico)

Nada de romanticismo: la torre se sostiene sobre zapatas y tablones de roble clavados en un terreno pantanoso, una solución medieval muy práctica para lidiar con suelos húmedos. El invento funcionó a la perfección durante siglos, hasta que en el siglo XIX los drenes y desecaciones de la zona hicieron lo suyo: la madera se secó, luego se pudrió, y el campanario empezó a buscar el suelo con cierta inclinación. No hay metáfora posible: la física se impuso sin contemplaciones.

Como ejemplo ilustrativo: piense en esos palés olvidados en mitad del campo, cuyos dueños confían ingenuamente en que la lluvia será compasiva. Pasan los años, el palé se pudre y desaparece, llevándose consigo la ilusión de solidez. En Suurhusen ocurrió algo parecido, aunque con siglos de paciencia: la degradación fue lenta, tenaz y definitiva, y la torre terminó inclinándose con ese aire de curiosidad, como si se agachara para oír las confesiones que nadie se atrevía a pronunciar.

El récord y la discusión (porque siempre hay letra pequeña)

En 2007, el Libro Guinness de los Récords otorgó a la torre de Suurhusen el título de la construcción no intencionadamente más inclinada del planeta, desbancando a la célebre Torre de Pisa por unos cuantos grados de diferencia. El resultado: una modesta capilla rural convertida, de la noche a la mañana, en estrella mundial por culpa de una desviación milimétrica.

Pero los récords, como las modas, no duran para siempre ni se miden igual en todas partes. Nuevas mediciones y estudios hicieron que otros campanarios alemanes alzaran la voz —por orgullo patrio y por precisión científica—, y en 2022 el propio Guinness concedió el trono a la torre de Gau-Weinheim, cuya inclinación alcanzaba los 5,4277 grados. De modo que el reinado de Suurhusen debe entenderse con perspectiva: fue soberana por un tiempo, pero sigue siendo la estrella indiscutible de las postales y las rutas turísticas de Frisia oriental.

Arquitectura humilde, repercusión desmedida

La torre no impresiona por su altura —apenas 27,3 metros— y su desviación desde la vertical ronda los dos metros y pico en la parte superior. Pero esas cifras, lejos de restarle mérito, le dan un encanto singular: no es una torre majestuosa que domine el horizonte, sino una modesta campesina que, por su obstinada inclinación, acabó convertida en leyenda local y atractivo turístico. A día de hoy sigue bajo la tutela de la Iglesia Evangélica Reformada, y la capilla combina su función religiosa con un irresistible perfil fotogénico que enamora a todo aquel que aprecie los edificios con una buena historia que contar.

Capilla de Suurhusen

Los trabajos de estabilización —que obligaron a cerrarla por seguridad en los años setenta y reabrirla tiempo después, una vez reforzada— dejaron claro que conservarla no era un capricho de expertos, sino una necesidad para evitar que la famosa inclinación acabara en desastre. Se aplicaron distintas medidas para frenar el avance del hundimiento, y el objetivo se cumplió: la torre sigue en pie, con su inconfundible pose ladeada, orgullosa de ese defecto que la hizo célebre.

La máquina del tiempo está en marcha. Cuando el contador llegue a cero, un nuevo artículo verá la luz. O el caos se desatará, quién sabe. Cada segundo que pasa, un artículo se ríe de ti. Suscríbete.

No mires el contador, que parece que va más lento.

Turismo, marketing y la inclinación como producto

Suurhusen es un ejemplo perfecto de cómo un fallo de ingeniería puede acabar convertido en atractivo turístico. La comunidad local ha sabido sacar partido al asunto con mesura: paneles explicativos, visitas guiadas y una discreta pero constante presencia en las rutas de Frisia oriental. Para el viajero curioso, la recompensa es doble: contemplar la pintoresca combinación de ladrillo y pradera con una torre visiblemente cansada de estar recta, y comprender, casi sin darse cuenta, cómo gestos tan prosaicos como drenar un terreno pueden alterar el destino arquitectónico de un edificio durante siglos.

Lectura final

La capilla de Suurhusen no pretende rivalizar con las grandes catedrales ni con las obras maestras de la arquitectura europea, pero demuestra que la historia también sabe inclinarse con gracia cuando le da la gana. Su torre torcida no simboliza decadencia, sino resistencia: el modo en que un error de cálculo, un suelo traicionero y unos tablones de roble cansados de esperar acabaron dando forma a una leyenda. Quien la contempla se lleva la imagen de un edificio que ha sobrevivido al capricho del terreno y al paso del tiempo, y la sensación de que, a veces, basta un pequeño fallo para que el mundo entero se detenga un instante, mire el desequilibrio… y sonría, maravillado, ante tanta obstinación verticalmente imperfecta.


Producto relacionado


Das Nordsee-Lesebuch: Impressionen und Rezepte von der deutschen Nordseeküste:
Libro en alemán con relatos, imágenes y recetas de la costa del Mar del Norte, que incluye referencias a lugares como Suurhusen y otros enclaves de Frisia oriental. Ofrece una mezcla de crónicas locales, fotografía y gastronomía regional, y es útil para quien quiera contextualizar la torre inclinada dentro del paisaje cultural y costero donde se asienta.


Vídeo

Fuentes consultadas:

Para estar al tanto de las últimas novedades

Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados/Los precios y la disponibilidad pueden ser distintos a los publicados. En calidad de afiliado a Amazon, obtenemos ingresos por las compras adscritas que cumplen con los requisitos aplicables.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La máquina del tiempo está en marcha. Cuando el contador llegue a cero, un nuevo artículo verá la luz. O el caos se desatará, quién sabe. Cada segundo que pasa, un artículo se ríe de ti. Suscríbete.

No mires el contador, que parece que va más lento.

error: Contenido protegido, esta página está bajo una licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional