Ana de Rusia, la emperatriz que confundía el absolutismo con el sadismo escénico
En los anales de la desmesura imperial, pocos nombres brillan con el hielo resplandeciente de la emperatriz Ana Ivánovna de Rusia. Esta señora, que reinó de 1730 a 1740, no solo detestaba la libertad política como cualquier zarina que se precie, sino que, además, cultivaba un gusto refinado por la humillación pública al más puro estilo reality show del siglo XVIII. El caso que nos ocupa no es leyenda urbana ni anécdota de taberna, sino un episodio documentado con más testigos que un juicio por estafa en pleno Moscú.
Corría el año 1739 cuando un tal príncipe Mijaíl Alexéievich Golitsyn, diplomático de carrera y caballero más o menos sensato, tuvo la osadía de casarse con una italiana católica. Sí, católica, ese crimen inenarrable en la Santa Rusia ortodoxa. La emperatriz, fiel guardiana de la pureza religiosa (y no digamos del rencor personal), le perdonó la vida, pero le retiró el apellido y lo convirtió en bufón de su corte. Literalmente. Ni exilio, ni cárcel, ni retiro dorado en Siberia. No. Lo suyo fue, directamente, degradación.
El castigo nupcial: cuando la sátira se volvió escarcha
Tras la muerte de la esposa italiana —una desaparición que huele más a conveniencia que a casualidad— Ana decidió que era el momento de coronar su crueldad con una boda. Pero no una boda cualquiera, no. La emperatriz organizó un enlace entre el ya degradado bufón-príncipe y una doncella de «singular fealdad», seleccionada con la misma meticulosidad con la que uno elige un caballo de feria. La susodicha, a quien la historia ha tenido la elegancia de olvidar el nombre, fue la pieza final de una tragicomedia digna de una ópera grotesca.
Ambos novios fueron obligados a vestir trajes de arlequín, como si su humillación no fuera ya lo bastante visible. Los subieron a una jaula dorada sobre un elefante —sí, un elefante, en San Petersburgo, en enero— y desfilaron por las calles de la capital imperial escoltados por enanos, osos amaestrados, músicos, soldados con gaitas, campesinos disfrazados de ocas… y toda una troupe de rarezas humanas que ni el Circo del Sol en sus horas más lisérgicas.
El palacio de hielo: una suite nupcial digna de una pesadilla ártica
El desfile culminó en un palacio enteramente construido de hielo. No es una metáfora ni una hipérbole: cada ladrillo, cada silla, cada cuchara, incluso la chimenea y su leña, eran de hielo compactado. Levantado a orillas del río Neva, aquel mausoleo del humor negro imperial contaba con esculturas congeladas, una cama de hielo puro (con su dosel y todo) y una temperatura interior digna de una nave espacial sin calefacción: -30 °C, si la noche era amable.
La emperatriz, cuyo sentido de la misericordia debía haberse extraviado en los Urales, ordenó que los recién casados pasaran allí su noche de bodas. Como en un cuento cruel de Andersen, les instruyó a “mantener sus cuerpos juntos si deseaban sobrevivir”. Un manual de supervivencia conyugal digno de una versión rusa de El último superviviente, pero sin chocolate caliente ni cámaras.
Perlas por abrigo: cuando la astucia venció al hielo
Y, contra todo pronóstico, sobrevivieron. La novia, que fea o no, resultó ser lista como un lince y bastante más pragmática que la emperatriz, logró intercambiar su collar de perlas por un abrigo de piel de oveja a uno de los guardias. Esa oportuna transacción fue su salvación. El príncipe, por su parte, permaneció con ella durante la noche, en lo que debió de ser el acto marital menos erótico de la historia del cristianismo ortodoxo.
El palacio de hielo se derritió con la llegada de la primavera. Lo que no se derritió fue el recuerdo indeleble de una emperatriz que confundía el gobierno con el espectáculo y el espectáculo con la tortura creativa. La historia la recuerda con temor, con fascinación y, por qué no, con un poco de perplejidad congelada.
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Ana de Rusia en vídeo
Fuentes consultadas
- Encyclopaedia Britannica. (s. f.). Anna: empress of Russia. Encyclopaedia Britannica. https://www.britannica.com/biography/Anna-empress-of-Russia
- Herzberg, J. (2012). The domestication of ice and cold: The Ice Palace in Saint Petersburg 1740. En A. Kneitz & M. Landry (Eds.), On Water: Perceptions, Politics, Perils (RCC Perspectives, nº 2, pp. 53–62). Rachel Carson Center. https://www.environmentandsociety.org/sites/default/files/seiten_aus_1202_water_web_color-6_0.pdf
- Wikipedia contributors. (s. f.). Ana de Rusia. Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Ana_de_Rusia
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.
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