En 1942, Don Karkos, un chico de 17 años de Lisbon Falls (Maine), servía en el petrolero USS Rapidan en medio del turbulento Atlántico Norte. Una explosión a bordo lanzó una pieza metálica que lo alcanzó en la cabeza. El golpe fue tan brutal como inesperado: lo dejó inconsciente. Al despertar en un hospital en Islandia, los médicos le dieron un veredicto extraño, casi cruel: debía estar agradecido por seguir con vida, pero su ojo derecho —según ellos— nunca volvería a ver. La parte posterior del ojo estaba demasiado dañada.
La tragedia que cambió todo
El incidente ocurrió en plena Segunda Guerra Mundial, cuando los conflictos y los accidentes en el mar se cobraban muchas vidas. Don Karkos sobrevivió, pero con una pérdida visual severa que marcó su destino. Aquel daño no solo lo privó de la visión, sino que dejó una huella profunda y permanente, que moldeó una existencia hecha de adaptaciones a la adversidad.
Una vida marcada por la falta
Durante 64 años largos, Karkos vivió con un solo ojo funcional. Esa limitación se convirtió en un rasgo central de su identidad. Los médicos de entonces, con toda su experiencia en heridas de guerra, nunca imaginaron que la historia tomaría un giro tan inesperado, casi de ciencia ficción.
El golpe que rompió la sombra
A los 82 años, lo trágico dio paso a lo absurdo, lo que muchos considerarían una ironía del destino. Mientras trabajaba con un caballo llamado My Buddy Chimo, el animal le propinó un cabezazo justo encima del ojo derecho, el que llevaba ciego más de seis décadas. Karkos dijo que vio estrellas, quedó aturdido, pero siguió con sus tareas.
Aquella noche, al regresar a casa, frotó su “ojo bueno”, se repelió, se acercó al espejo… y descubrió que veía con el ojo derecho. No al cien por cien, pero cerca de un 25 % de visión regresó donde todos —incluyendo los médicos— creían que ya no habría nada que hacer. Fue lo que calificaron como un “milagro accidental”.

Un testimonio de resiliencia y azar
La historia de Don Karkos circuló por periódicos, radios, webs, como una leyenda moderna: la del hombre que perdió la vista en la guerra, vivió décadas en silencio visual, y la recuperó gracias a un cabezazo inesperado de un caballo. Esa combinación de tragedia, paciencia y azar invita a pensar en los límites (y en los absurdos) de lo posible.
El relato recuerda que la vida puede ser frágil, pero también que guarda sorpresas capaces de desafiar incluso la experiencia médica, la lógica y el tiempo mismo.
Fuentes:
- Wikinews. (s. f.). World War II veteran regains use of second eye after freak accident. Recuperado de https://en.wikinews.org/wiki/World_War_II_veteran_regains_use_of_second_eye_after_freak_accident
- Record Online. (2006, 13 de diciembre). The Monticello miracle: Freak racetrack accident restores vision. Recuperado de https://www.recordonline.com/story/news/local/2006/12/13/the-monticello-miracle-freak-racetrack/53003608007/
- Su, W., Jiang, F., Li, X., & He, T. (2025). An asymptomatic metallic foreign body retained in the subconjunctival space for over 50 years: A rare case report. Open Ophthalmology Journal, 19, e18743641367184. Recuperado de https://openophthalmologyjournal.com/VOLUME/19/ELOCATOR/e18743641367184/PDF/
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.






