Una isla que cabe en una fotografía
Hay lugares que parecen concebidos por un urbanista con sentido del humor. Just Room Enough —o Hub Island, como se la conocía antes de volverse famosa— es uno de ellos: un pedazo de roca flotando en el río San Lorenzo, lo bastante grande para sostener una casa, un árbol y un par de arbustos, pero tan pequeño que un tropezón basta para acabar dándose un baño involuntario. Con sus 306 metros cuadrados de superficie (poco más que una pista de tenis y un rincón para colgar la toalla), la isla ostenta un título tan oficial como ridículo: la isla habitada más pequeña del mundo.
Su sola imagen produce una mezcla curiosa de ternura y ansiedad: una casita solitaria, un árbol que parece protegerla del sol y, alrededor, una extensión de agua que la encierra como si fuera una maqueta mal dimensionada. Nadie puede visitarla —pertenece a particulares y no está abierta al turismo—, pero eso no impide que miles de curiosos la contemplen cada verano desde los barcos que serpentean entre las Thousand Islands, ese archipiélago de casi dos mil pedacitos de tierra desperdigados entre Canadá y Estados Unidos. Desde el mirador del Boldt Castle, al otro lado del canal, la isla parece una travesura de la geografía: un guiño diminuto en medio del mapa.
Cómo empezó todo: el capricho de caber
La historia de esta miniatura comienza en los años cincuenta, cuando la familia Sizeland decidió comprar la entonces llamada Hub Island. Su idea era sencilla y encantadora: levantar allí una casita de verano lejos del ruido, pero sin renunciar al lujo de mirar por la ventana y ver solo agua. Descubrieron pronto que, para ser reconocida oficialmente como isla habitada, el peñasco debía cumplir tres condiciones: permanecer sobre el agua todo el año, tener vegetación y albergar una estructura construida por el ser humano. Así que plantaron un árbol, levantaron la casa y —hecho el trámite— la rebautizaron con un nombre tan literal como simpático: Just Room Enough, o lo que es lo mismo, “apenas espacio suficiente”.

El gesto tenía algo de desafío y mucho de ironía. En el peculiar campeonato mundial de “islitas habitadas”, la competencia es feroz. Bishop Rock, en las Islas Sorlingas, fue durante décadas la rival británica más conocida hasta que el faro se automatizó y dejó de tener residentes. Pero Just Room Enough se llevó el trofeo moral: una casa, un árbol, un trozo de roca y la determinación de vivir allí aunque la cocina y el muelle compartan la misma baldosa. Los Sizeland, sin saberlo, habían creado un mito cartográfico, una historia que se colaría en los libros de récords y en los itinerarios de los cruceros con vocación de Instagram.
Dónde está y quién manda allí
El pequeño islote forma parte del archipiélago de las Thousand Islands, un conjunto de casi dos mil islas que se reparten el río San Lorenzo y que sirven de frontera líquida entre Estados Unidos y Canadá. Just Room Enough pertenece al lado estadounidense, dentro del municipio de Alexandria, en el condado de Jefferson, estado de Nueva York. Está situada entre Heart Island —la del romántico y algo cursi Boldt Castle— e Imperial Isle, más discreta y menos fotogénica.
Vivir allí no es una postal perpetua: el río cambia de humor con frecuencia. En invierno, el hielo se adueña del paisaje y convierte el viaje en barco en una aventura poco recomendable; en primavera, las corrientes se aceleran y los niveles del agua suben lo bastante como para poner a prueba los cimientos. En un artículo de 2010, The Washington Post lo resumió con brillantez: “Un paso en falso y estás nadando”. Y no exageraba.
La jardinería, por supuesto, no ofrece demasiadas posibilidades: un árbol, un arbusto y quizá un banco de cemento para admirar el río antes de que una ola traviesa lo empape todo. Pero esa limitación parece formar parte del encanto del lugar. No hay césped que cortar ni vecinos que molesten; solo el rumor constante del agua y la sensación de que uno vive dentro de un cuadro de realismo mágico.
Una casa donde cada objeto tiene su centímetro asignado
La vivienda que corona la isla es una cabaña de estilo clásico americano: fachada de madera, tejado rojizo y proporciones tan medidas que cualquier mudanza debe planificarse con calculadora. No hay habitaciones sobrantes, ni trasteros, ni espacio para acumular recuerdos voluminosos. La vida allí se organiza con precisión quirúrgica. Cada objeto tiene su lugar y cada metro se aprovecha con el respeto que merece lo escaso.
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El transporte, como es lógico, se realiza en barca o lancha, y cada visita implica una coreografía meticulosa: amarrar, descargar, no tropezar, no mojarse. En invierno, la casa se convierte en un símbolo estoico frente al hielo del San Lorenzo, una especie de vigía doméstico que resiste al tiempo y al clima. Para los fotógrafos, sin embargo, ese es su momento de gloria: con la nieve cubriendo el tejado y el río congelado, la isla parece un adorno navideño que alguien ha olvidado en mitad del agua.
Turismo de mirones: el negocio de mirar sin tocar
Que nadie sueñe con reservar alojamiento allí: la isla no recibe visitantes. Pero eso no impide que sea una de las grandes atracciones del río. Los barcos turísticos de Alexandria Bay incluyen en su ruta una parada visual —nada de desembarcar— frente a la casa. Desde las cubiertas, los viajeros observan, comentan y disparan fotos como si se tratara de una especie en peligro de extinción.
Este tipo de turismo “a distancia” ha generado una economía peculiar: guías que narran la historia con dramatismo, capitanes que frenan la embarcación para permitir el selfie perfecto y un sinfín de vídeos y publicaciones que circulan por redes sociales. Todo ello ha mantenido viva la fama de la isla sin perturbar su silencio. Es, en cierto modo, la versión náutica del escaparate: un lugar para mirar, no para tocar.
Claro que la fama tiene su lado cómico. Just Room Enough aparece en listas de “lugares insólitos”, en blogs de viajeros y hasta en canales de YouTube dedicados a curiosidades geográficas. Pero su encanto reside precisamente en no dejarse domesticar. No es un parque temático, ni un museo flotante. Es un rincón privado que, paradójicamente, ha terminado representando el sueño de muchos: un refugio diminuto y aislado donde el ruido del mundo llega tarde o no llega nunca.
Lo pequeño también compite
El título de “isla habitada más pequeña del mundo” se discute de vez en cuando. Además de la mencionada Bishop Rock, existen otros islotes diminutos que intentan arrebatarle el récord con argumentos tan técnicos como discutibles. Pero la gracia de Just Room Enough no está en los números exactos, sino en su composición: un árbol, una casa y un pedazo de tierra que resiste al agua durante todo el año. Esa combinación, aparentemente trivial, se ha convertido en símbolo de minimalismo involuntario.
Y el nombre, por supuesto, ayuda. “Just Room Enough” no es un reclamo turístico, es una declaración de principios. No promete espacio, promete límite. Y esa sinceridad es, probablemente, la clave de su éxito mediático. En un mundo donde todo tiende a sobrar, la isla ofrece lo contrario: un recordatorio de que la belleza puede medirse en metros cuadrados y que, a veces, menos no es más… es suficiente.
Vídeo de la isla habitada más pequeña del mundo
Una joya frágil que depende del clima y de la paciencia
Como todo lo pequeño, Just Room Enough vive al borde de la desaparición. La erosión, las corrientes y el cambio climático no entienden de récords ni de sentimentalismos. Cualquier alteración del cauce del San Lorenzo puede modificar su silueta o poner en riesgo su estabilidad. Mantener la casa en pie exige una vigilancia constante, reparaciones periódicas y un conocimiento minucioso del entorno.
Afortunadamente, la propiedad privada ha evitado que el turismo masivo la desgaste. Su fama, controlada desde la distancia, actúa como una especie de escudo invisible. Todos la admiran, nadie la invade. Y quizás esa sea la única forma de que sobreviva: convertida en mito, pero sin multitudes.
Una fábula moderna sobre lo esencial
Más allá de su tamaño, Just Room Enough es casi una metáfora flotante. Representa la síntesis entre el deseo humano de poseer un rincón propio y la evidencia de que el espacio —cuando es tan limitado— obliga a una disciplina casi filosófica. Su historia enseña, con delicado humor, que no hace falta extensión para tener identidad.
La pequeña isla del San Lorenzo es, al fin y al cabo, una lección de modestia con vistas al agua. Ni un metro más, ni uno menos. Y eso, en los tiempos que corren, ya es una forma de lujo.
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Just Enough Room: Pequeño libro ilustrado que recoge la historia y el contexto de la isla conocida como Just Room Enough. Encuadernación sencilla y formato compacto que facilita su consulta rápida; contiene fotografías y texto divulgativo sobre la casa, sus propietarios y curiosidades del archipiélago Thousand Islands. Texto en inglés.
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Thousand Islands, Archipelago of the St. Lawrence River: Reimpresión histórica que ofrece descripciones, mapas antiguos y fotografías del archipiélago de las Thousand Islands. Excelente para quienes buscan contexto geográfico y histórico del río San Lorenzo; formato de lectura cómoda para consulta y estudio, con reproducción fiel del original de 1889. Texto en inglés.
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The 1000 Islands: Libro fotográfico y guía compacta con imágenes panorámicas, descripciones de puntos de interés y recomendaciones para recorrer las islas del San Lorenzo. Herramienta visual atractiva para quienes buscan conocer la zona desde una perspectiva turística y paisajística; presenta mapas y datos prácticos para visitas. Texto en inglés.
Fuentes consultadas:
- Ortega-Mateos, P. (2023, 21 de febrero). La isla habitada más pequeña del mundo es la del ‘Espacio Suficiente’. Traveler. https://www.traveler.es/experiencias/articulos/just-room-enough-island-isla-habitada-mas-pequena-del-mundo/20140
- Just Room Enough Island. (2025). Wikipedia. https://en.wikipedia.org/wiki/Just_Room_Enough_Island
- Visit 1000 Islands. (s. f.). First-Time Visitors / About the Thousand Islands. https://visit1000islands.com/experiences/first-time-visitors/
- Stories, stories everywhere. (2010, 5 de septiembre). The Washington Post. https://www.washingtonpost.com/archive/travel/2010/09/05/stories-stories-everywhere/7eda1112-b6f5-11df-b9ad-76ae7b7dadd2/
- Condé Nast Traveler. (2017, 11 de diciembre). World’s Smallest Inhabited Island Is About the Size of a Tennis Court. Condé Nast Traveler. https://www.cntraveler.com/story/just-room-enough-worlds-smallest-inhabited-island
- Boldt Castle. (s. f.). Visitor Information / Plan Your Visit to Boldt Castle. https://www.boldtcastle.com/visitorinfo/
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