La peculiar historia detrás de La ratonera de Agatha Christie, la obra de teatro más representada del mundo que, a su vez, fue un regalo.
Un regalo reciclado, además. Vamos allá. Acompáñennos a La ratonera de Agatha Christie.
La peculiar historia detrás de La ratonera de Agatha Christie, la obra de teatro más representada del mundo que, a su vez, fue un regalo.
Un regalo reciclado, además. Vamos allá. Acompáñennos a La ratonera de Agatha Christie.
Agatha Christie no sólo es la reina indiscutible del misterio, sino que ostenta varios récords que la convierten en una figura legendaria. Ha vendido más de 2.000 millones de libros valiéndole entrar por derecho propio en el Libro Guinness. También ha sido la única autora que ha llegado a tener tres obras diferentes en cartel simultáneamente en el West End londinense, y de postre, ha sido -y continúa siendo casi cuarenta años después de su fallecimiento- la escritora más traducida del mundo (a más de cien idiomas).
Por si todo esto fuera poco, una obra suya, La ratonera, ostenta a su vez el récord de ser la obra que más tiempo está siendo representada de manera ininterrumpida en teatro; los números de La ratonera son de vértigo: casi setenta años en cartel, más de once millones de espectadores y un número de funciones que cada día se acerca más a las treinta mil.
El argumento de la obra, estructurada en dos actos y ambientada en la década de los años 40 del siglo pasado, gira alrededor de ocho personajes atrapados en una casa por una nevada.
Lógicamente hay un crimen por medio, y hasta aquí podemos leer.
La historia de esta obra empieza en 1947 en forma de relato radiofónico como regalo a la reina María (esposa de Jorge V) quien a la pregunta sobre qué regalo quería para su cumpleaños, había expresado su deseo de «una obra de Agatha Christie».
La autora, obediente, complació a la soberana, pero posteriormente a la emisión pública en la BBC Radio del obsequio a la reina (titulado Tres ratones ciegos), adaptó dicho relato al teatro, le cambió el título por La ratonera, y le regaló los derechos a su nieto Mathew Prichard en su noveno cumpleaños.
Agatha Christie calculaba que la obra no estaría en cartel más de unos meses, y vendió por otro lado los derechos para adaptarla al cine a unos productores los cuales pagaron una suculenta cifra por adelantado, pero con la condición de que no se podría rodar la adaptación cinematográfica hasta que la obra teatral dejase de estar en cartel.
La obra se estrenó en octubre de 1952 en el Theatre Royal de Nottingham y un mes después pasó al New Ambassador’s de Londres donde se representó de forma ininterrumpida hasta 1974. A partir de ese año y hasta nuestros días, La ratonera se puede ver en el Teatro St Martins.
Con el paso de los años, y mientras la obra iba sumando representaciones y éxitos en el West End, los productores cinematográficos murieron esperando poder rodar algún día la película, y sin haber podido recuperar su inversión.
Y Mathew, el nieto de la novelista, es desde hace mucho tiempo un solvente millonario y productor (la serie Poirot, por ejemplo) gracias a un regalo que le hizo su abuela por su lejano noveno cumpleaños.
A la muerte en 1976 de la escritora, se calcula que los beneficios en cuestión de derechos de la obra ya le habían reportado al afortunado nieto la respetable cifra de casi tres millones de euros.
Un regalo que, además, tiene pocos visos de caducar ya que la demanda por asistir a la obra no decae, y no está previsto que se deje de representar en los siguientes años habiéndose convertido en una atracción turística más para los visitantes a Londres.
La ratonera no sólo se representa en la capital, sino que también es una habitual de las carteleras de ciudades del resto de Inglaterra, amén de ser representada en decenas de países de todo el mundo.
Es normal ver a tres generaciones de la misma familia que van juntos a verla. Los abuelos la vieron en su día y más tarde llevaron a sus hijos, y así de manera continuada en un bucle sin aparente fin.
Se calcula en seiscientas las toneladas en papel sólo de los programas de mano entregados en los teatros desde su estreno y son casi trescientos los millones de euros los que lleva recaudada la obra en entradas y merchandising directo.
Como curiosidad, al final de cada representación los actores piden al público que jamás desvelen el nombre del asesino a las personas que todavía no han visto la obra. Quizás ése sea uno de los secretos que contribuyen a engrosar el mito de una obra que cada día que sube el telón está batiendo un nuevo récord mundial.
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.
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Una parte de la historia que todo el mundo debería conocer
Excelente artículo. Me ha encantado el sentido del humor que le poneis.
¿Les obligan a firmar un documento de confidencialidad? Porque mira que es difícil en esta sociedad no toparte con un spoiler.
Desconocía esta parte oculta de la historia que hay detrás de La ratonera y siempre había pensado porque no había películas y ahora lo he xcomprendido.
La ratonera es mucha ratonera sin ser ni de lejos la mejor obra de Doña Agatha.
Ameno, instructivo y curiosisimo.