Hoy vamos con la historia de Artur Virgílio Alves dos Reis… un auténtico maestro de la picaresca portuguesa que, con apenas 27 años, se propuso lo que pocos osarían siquiera imaginar: hacerse con las riendas del Banco de Portugal. Y no, no lo consiguió con años de experiencia, contactos políticos o balances impecables, sino con una estafa tan descarada como brillante que, casi un siglo después, sigue provocando asombro… y más de una carcajada de incredulidad.
Porque, admitámoslo, hay algo casi romántico en la audacia de un hombre que, armado solo con ingenio, documentos falsos y un talento natural para el engaño, logró desestabilizar el sistema financiero de un país entero.
Lo fascinante no es solo la magnitud de la estafa, sino la manera en que Alves dos Reis consiguió envolver a todo el mundo en su trama. Banqueros, diplomáticos, empresarios, notarios… todos cayeron en su red sin sospechar que formaban parte de un tablero de ajedrez diseñado por un joven con ambición desmedida. Y lo más desconcertante: no lo hizo por necesidad ni por odio al sistema. Lo hizo porque podía.
Porque en su cabeza, el mundo era un escenario y él el protagonista de una obra en la que las reglas estaban para ser dobladas con elegancia.
Su método combinaba genialidad criminal con narrativa impecable. Podría haber vendido arena en el desierto y te habría convencido de que era oro puro. Hoy, su historia se estudia por igual en academias de policía y seminarios de economía: Alves dos Reis no solo falsificó documentos, sino que construyó una realidad paralela donde era un respetado hombre de negocios, un benefactor de la economía colonial y, sobre todo, un intocable. Irónico, ¿verdad?
Porque al final no fue su habilidad para falsificar lo que lo delató, sino su afán por vivir a lo grande, con un estilo que ningún financiero sensato se habría atrevido a mostrar.
Los primeros pasos de un genio del engaño
Nacido en Lisboa el 3 de septiembre de 1898, Alves dos Reis no llegó con cuna de oro, pero sí con imaginación desbordante y ambición excesiva para lo que se esperaba de un chico de su entorno. Su infancia estuvo marcada por la quiebra del negocio familiar, dejando en él una sensación de vulnerabilidad económica que jamás quiso repetir. Y claro, cuando uno se siente débil frente al mundo, surge la chispa de la rebeldía: si no podía ascender siguiendo las reglas, las reescribiría a su manera.
Su primera gran jugada fue el engaño puro y simple. Falsificó un diploma de ingeniería de una universidad inexistente, tan bien hecho que sobre el papel parecía un profesional altamente cualificado. En aquella época, con sistemas de verificación rudimentarios, un papel con sellos y firmas podía abrir puertas que nadie imaginaría. Así, armado con su “título”, partió rumbo a Angola, la colonia portuguesa donde las oportunidades y las desigualdades iban de la mano… y Alves estaba más que listo para aprovecharlo.
En Angola consiguió trabajo como técnico en un taller de reparaciones ferroviarias. Allí, más que por su talento mecánico, destacó por su habilidad para las relaciones públicas y los negocios poco ortodoxos. Pero un hombre con su ambición no se conforma con un empleo corriente. Ideó entonces su siguiente movimiento maestro: comprar acciones de la empresa. Problema: no tenía dinero. Solución: cheques sin fondos. Para la mayoría, un camino directo al desastre; para Alves, la llave a una fortuna efímera. Sus jefes y socios, encantados con su aparente talento, se convirtieron en las primeras víctimas de sus maniobras. Su reputación creció, aunque también empezaron a surgir problemas… porque con los engaños, la realidad siempre acaba alcanzándote.
La obra maestra: billetes legítimamente falsos
Tras un breve paso por prisión por sus “travesuras” financieras, Alves dos Reis emergió con un plan que superaba todo lo anterior: aprovechar la confianza, los protocolos y una buena dosis de documentos falsificados para perpetrar un fraude sin precedentes. Su objetivo era nada menos que Waterlow and Sons, la empresa británica encargada de imprimir los billetes oficiales de Portugal. Y lo logró.

Presentó documentos que autorizaban la impresión de billetes de 500 escudos para financiar proyectos en Angola, con una narrativa impecable: el gobierno necesitaba la emisión para infraestructuras coloniales y la discreción era esencial. Waterlow, convencida de la autenticidad de los papeles, imprimió los billetes con la misma calidad que los oficiales. La genialidad del plan residía en que los billetes no eran técnicamente falsos; provenían de la fuente legítima del Banco de Portugal. El detalle: nadie había autorizado esa emisión. Era un fraude que desafiaba toda definición de fraude.
Estos billetes pasaron desapercibidos y resultaron casi indistinguibles de los legales. Era un “oxímoron” hecho realidad: falsificación auténtica. La trama fue tan sofisticada que hoy sigue estudiándose como ejemplo de ingeniería delictiva. Alves dos Reis no solo creó dinero; creó una historia tan sólida que incluso una empresa internacional de renombre cayó en la trampa. La audacia combinada con planificación meticulosa había puesto de rodillas a las instituciones más robustas.
Un imperio construido sobre papel
Con sus billetes “auténticos”, Alves fundó el Banco de Angola y Metrópoli, ofreciendo préstamos con tasas irresistibles. El banco prosperó, atrayendo a clientes deseosos de aprovechar condiciones que ningún otro banco podía igualar. Lo que pocos sabían era que esas tasas se financiaban con billetes ilícitos. Para Alves, el banco era más que un negocio: era una herramienta para adquirir acciones del Banco de Portugal y consolidar su poder, incluso desde dentro de la institución que había engañado.
Llegó a adquirir 9.000 de las 45.000 acciones necesarias para tomar control del Banco de Portugal. Su plan casi perfecto: controlar el banco, legitimando sus billetes y expandiendo su imperio sin levantar sospechas. Pero la ambición desmedida y el ritmo frenético de sus operaciones le pasaron factura. Periodistas del diario “O Século” empezaron a investigar. ¿Cómo podía un banco recién fundado ofrecer condiciones tan ventajosas sin respaldo financiero real? Las piezas del rompecabezas encajaron y la estafa salió a la luz.
La caída
El descubrimiento de billetes con números de serie duplicados lo delató. El Banco de Portugal inició investigaciones y, en diciembre de 1925, Alves fue detenido intentando huir a Namibia. Su juicio, largo y fascinante, mantuvo al país en vilo. Intentó defenderse con argumentos ingeniosos, pero las pruebas eran demoledoras: en 1930 fue condenado a 20 años de prisión.
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Durante su encarcelamiento afirmó haber vivido una “conversión religiosa”. Algunos lo creyeron, otros lo vieron como otro truco para limpiar su reputación. Liberado en 1945, rechazó ofertas del sector bancario, como si quisiera demostrar que había dejado atrás sus días de estafas… aunque nadie sabe si realmente lo dejó atrás. Murió en 1955, llevando consigo secretos que hoy nos fascinan.
Alves dos Reis sigue siendo un ejemplo de cómo la ambición, la astucia y la falta de escrúpulos pueden desafiar incluso a los sistemas más sólidos. No fue solo un criminal: fue un hombre que logró lo imposible… aunque por los motivos equivocados. Y, por si alguien lo duda, su historia sigue provocando asombro y risas, casi un siglo después.
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Alves Reis — Uma História Portuguesa
Una biografía exhaustiva en portugués que reconstruye paso a paso la audaz estafa de Alves dos Reis, desde sus comienzos en Angola hasta la emisión fraudulenta de billetes. Texto detallado, contextualiza el Portugal colonial y financiero de la época, con documentos y análisis que permiten comprender la magnitud y las consecuencias económicas y sociales del fraude.
O Homem que Roubou Portugal
Relato en portugués que narra, con ritmo vivaz, la asombrosa estafa que sacudió Portugal: la falsificación «legítima» de billetes y la creación del Banco de Angola y Metrópoli. Ideal para quien busque una lectura rigurosa pero accesible sobre el modus operandi, las motivaciones y el impacto nacional de Alves dos Reis, con datos y anécdotas bien documentadas.
The Man from Lisbon (Thomas Gifford)
Novela histórica en inglés que toma la figura de Alves dos Reis como eje para un thriller narrativo: mezcla hechos reales con ficción para retratar la ambición, el fraude y el clima social de la época. Aporta una lectura intensa y novelada que complementa los estudios históricos con una reconstrucción literaria y emocionante de los acontecimientos.
Vídeo Alves dos Reis:
Fuentes consultadas
- Viana, I. (2012, 22 de febrero). Alves dos Reis, el joven que compró parte del Banco de Portugal con billetes falsos. ABC. https://www.abc.es/historia/abci-alves-reis-falsificador-201202220000_noticia.html
- Banco de Portugal. (s. f.). Banco de Angola e Metrópole (Archivo). https://www.bportugal.pt/arquivo/details?id=17416
- Museu do Dinheiro. (s. f.). 500 escudos, Banco de Portugal, 1922. https://www.museudodinheiro.pt/en/treasures/500-escudos-banco-de-portugal-1922
- Assembleia da República / Parlamento de Portugal. (s. f.). Caso Angola e Metrópole – Burla Alves dos Reis (1925). https://app.parlamento.pt/comunicar/Artigo.aspx?ID=465
- RTP. (1998, 28 de noviembre). Alves Reis [Documental]. RTP Arquivos. https://arquivos.rtp.pt/conteudos/alves-reis/
- Calpena, E. (s. f.). 6 de desembre del 1925: una estafa obre la porta a la dictadura a Portugal. Sàpiens. https://www.sapiens.cat/revista/sapiens-249/quina-estafa-va-obrir-porta-dictadura-portugal_205960_102.html
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.
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