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Alfonso I de la Amazonia

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Autor: El café de la Historia


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Nació en una aldea llamada Amuidal perteneciente al municipio de Avión, provincia de Orense, el 5 de marzo de 1878.

Fue bautizado como Ildefonso Graña Cortizo pero era conocido por todos como Alfonso Graña.

Alfonso Graña, una vida de película

Estamos hablando de uno de tantos miles de emigrantes gallegos que a principios del siglo XX, y ante la falta de perspectivas en su Galicia natal, se embarcó rumbo a Sudamérica en busca de un futuro mejor.

Si algo diferencia a Ildefonso Graña Cortizo de sus miles de compatriotas emigrados es que su vida es de auténtica y exótica película de aventuras.

En un principio recaló en Brasil pero acabó trasladándose a Perú, dedicándose a la recolección de caucho y la búsqueda de oro.

En 1922 la producción de caucho entra en una grave crisis y su precio se desploma debido a la irrupción masiva de caucho procedente del sudeste asiático, con lo cual Alfonso Graña abandona la actividad y toma una decisión crucial: internarse en la selva acompañado por un amigo gallego, inmigrante también, del que no ha trascendido el nombre, en busca de nuevas oportunidades.

Te recomendamos la lectura de nuestro artículo: «Fordlandia, la utopía de Henry Ford«, en el cual en el marco de la construcción de una ciudad en medio de la selva amazónica por parte del magnate, explicamos el desplome de la producción brasileña de caucho

Tras una interminable peripecia por la jungla contactan con una tribu de jíbaros huambisas, unos fieros guerreros famosos por cortar y reducir las cabezas de sus enemigos, que no dudaron en interceptar a ese par de blancos que atravesaban su territorio.

Fruto del poco amigable contacto su amigo pierde la vida (y posiblemente la cabeza), pero nuestro protagonista salva el pellejo milagrosamente gracias a que la princesa Macato, hija de Samaren III, el apu o jefe de la tribu, se encapricha de él.

Al poco tiempo, Graña contrae matrimonio con Macato y se queda a vivir con los jíbaros ganándose el aprecio de la tribu.

Alfonso I, nuevo apu

A la muerte de su suegro y jefe, Graña, por derecho matrimonial, se convierte en el nuevo apu de apus (jefe de jefes) de los jíbaros huambisas haciéndose nombrar con el rimbombante alias de Alfonso I de la Amazonia.

Apu de apus, Alfonso Graña
Apu de apus

Su reinado fue un empeño permanente en poner paz entre las diferentes tribus de la zona, adiestrar a sus súbditos en el manejo de herramientas y propagar la enseñanza de métodos de producción más eficientes para facilitarles la vida.

El rey Alfonso, el cuarto por la izquierda
El rey Alfonso, el cuarto por la izquierda

A partir de aquí su rastro se pierde durante dos años hasta que aparece en Iquitos al mando de una expedición de indios en balsas que «bajaban a la civilización» a comerciar con sus productos.

Iquitos, frontera con la selva

El rey Alfonso y sus visitas a Iquitos

Allí, en Iquitos, se relaciona con otros inmigrantes gallegos asentados en la localidad que en lo sucesivo serán su medio de contacto con el «mundo exterior», en especial Cesáreo Mosquera, otro personaje de biografía deslumbrante; había sido soldado en Filipinas y tras arruinarse y después de múltiples vicisitudes, había recalado junto a dos hermanos en Iquitos, trabajando de los más diversos oficios, fundando finalmente la librería «Amigos del País», todo un oasis de cultura en plena frontera selvática.

En el local amarillo estaba ubicada la librería Amigos del País de Iquitos

Las apariciones de Alfonso I en Iquitos para visitar a su amigo Cesáreo Mosquera eran celebradas por la población que veían como siempre se acompañaba de un pequeño grupo de jíbaros a los que compraba dulces y helados, y que eran paseados en el descapotable de Mosquera por la ciudad para deleite y asombro de los iquiteños.

Todas la novedades acaecidas en el reino de los jíbaros eran recogidas por Mosquera y gracias a los diarios y crónicas que dejó escritos, el mundo pudo conocer la existencia de este monarca gallego de los jíbaros al que unió una amistad fraternal hasta el día de sus muertes.

Alfonso I, un rey magnánimo

Así, cualquier expedición que planease introducirse en la selva por diferentes motivos, previamente consultaban al Rey de la Amazonia y, normalmente, éste ofrecía su cobertura y auxilio previo pacto.

Alfonso I de la Amazonia

A lo largo de su reinado amparó a diversas expediciones en sus múltiples problemas en lo más profundo de la selva, como es el caso de los enviados de una compañía estadounidense que se enfrentaron a infinidad de vicisitudes en la selva cuando buscaban petróleo, y si sobrevivieron es gracias al providencial apoyo de Alfonso I.

En otra ocasión, una expedición científica conocida como la Latin American Expedition se extravió y solo salvaron sus vidas gracias a los víveres y oportunos auxilios del rey Alfonso y su tribu.

El rey Alfonso y el asunto Rodríguez Ballón

Un año después, en 1933, un avión de las Fuerzas Aéreas de Perú se estrella en plena jungla y Alfonso I moviliza a su tribu, rescatan el cadáver del piloto, lo embalsaman, fabrican un féretro, y trasladan el cuerpo y los restos de dos aeronaves más fuera de la selva para entregarlo a las autoridades en un viaje épico de una semana en el que tuvieron que enfrentarse a mil y una dificultades.

Tal odisea fue recompensada generosamente por el gobierno peruano con concesiones de explotación de diversas materias primas, además de condecorarle y -muy importante- reconocer de manera oficial su soberanía sobre el territorio jíbaro.

Posteriormente, el aeropuerto de Arequipa será bautizado con el nombre de este piloto, Alfredo Rodríguez Ballón.

Aeropuerto internacional Alfredo Rodríguez Ballón

Esta hazaña del rey de la Amazonia sería la última ya que fallecería un año después en 1934, a la edad de 56 años -posiblemente de cáncer de estómago- siendo enterrado por sus súbditos en un lugar nunca aclarado de sus dominios, dejando tras de sí una de las biografías más singulares del siglo XX.

El legado de Alfonso I sigue vivo; con su esposa, la princesa Macato, tuvo descendencia y uno de sus nietos, Kefren Graña, en la actualidad es ministro de educación de la nación wampis, el primer territorio indígena autónomo de Perú.

¡Larga vida a Alfonso I!

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