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Wojtek, el oso soldado

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Autor: El café de la Historia


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El oso Wojtek

Hoy explicamos la historia de Wojtek, un aguerrido iraní que peleó en el bando de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial adscrito en la 22ª Compañía de Suministros del Segundo Cuerpo del Ejército Polaco.

La mayor batalla en la que se vio envuelto fue la de Montecassino, disputada en suelo italiano y, gracias a su arrojo y valor a lo largo de la contienda, acabó la guerra con el grado de sargento.

Wojtek sirvió en la artillería polaca.

Wojtek medía 1,82 y pesaba 220 kilos.

Wojtek era… ¡un oso pardo!

De Polonia a Irán

Esta historia empieza con la ocupación soviética de Polonia de 1939. Los soviéticos detuvieron y deportaron a miles de soldados polacos a remotos campos de prisioneros rusos.

Cuando Alemania declara la guerra a la Unión Soviética, este contingente, formado por casi 70.000 personas entre civiles y militares, es liberado pero abandonado a su suerte.

A partir de este momento vagaron por las estepas rusas en una lamentables condiciones hasta que en 1942 Stalin permitió que fueran evacuados por vía marítima hasta Irán.

Una vez en Irán, los británicos se hacen cargo de esta multitud encuadrándolos en las diferentes divisiones polacas que desde el exilio combatían a los nazis.

Wojtek, de Irán a la batalla de Monte Cassino

Su primer destino será el Líbano con la misión de unirse al resto del ejército polaco.

Ese largo camino se hizo en camiones y en el momento de atravesar la cordillera que hace de frontera natural entre Irak e Irán, en un paso de montaña, se encontraron con un niño desnutrido que les pidió comida.

Mientras el niño comía lo que le dieron los soldados, alguien advirtió que el saco que llevaba el niño se movía.

Del saco asomó un cachorro de oso pardo de apenas dos meses y el niño, interrogado al respecto, explicó a los soldados que se lo había encontrado en una cueva cercana, que unos cazadores había matado a su madre y que se lo había llevado para intentar salvarle la vida dadas las deplorables condiciones en las que se encontraba.

Los polacos quisieron comprar el animal al niño pero este se negó rotundamente. Sólo tras innumerables regalos en forma de dulces, alimentos variados y hasta bolígrafos que se convertían en navajas accedió a la transacción.

Un soldado llamado Piotr Mackowiak fue el primero en improvisar con una botella de vodka un biberón de leche condensada diluida en agua. El oso no se lo pensó dos veces y se durmió en brazos de Piotr después de pimplarse el biberón entero.

Desde ese día cada vez que Wojtek quería hacer la siesta buscaba a Piotr.

Wojtek, chupando del frasco

Una vez la caravana llegó a su destino en el Líbano, Wojtek se incorporó a la vida castrense como un soldado más.

De hecho, una de las costumbres de sus nuevos amigos que más rápido adoptó el oso Wojtek fue la de beber cerveza.

Así, en poco tiempo había abandonado los biberones, bebía cerveza, en los desfiles caminaba erguido junto a sus camaradas, y pedía tabaco a sus compañeros que las más de las veces se lo comía y otras se lo fumaba.

Cuando se desplazaba en jeep o camión iba sentado como un pasajero más, y a la hora de dormir compartía tienda de campaña con el resto de soldados.

Niño… ¡Empuja que esto se ha calao!

En 1944 el contingente polaco recibió órdenes de desplazarse a combatir a Italia pero se encontraron con la inesperada sorpresa que los británicos no permitían que animales embarcasen en sus buques.

Desesperados ya que no querían dejar atrás a su amigo, los polacos idearon una estratagema: alistar a Wojtek como un miembro más del ejercito polaco.

Para ello le proporcionaron toda la documentación necesaria y desde ese momento Wojtek fue, oficialmente y a todos los efectos, un soldado polaco de la 22ª Compañía de Artillería .

Una vez en Italia, el regimiento de Wojtek fue enviado al frente y combatió en 1944 en la Batalla de Montecassino, tratando de romper el frente alemán en los peligrosos riscos que rodean a la abadía del mismo nombre.

Debido a los difíciles accesos a los emplazamientos de la artillería, a través de desfiladeros y caminos infernales, el suministro de munición tenía que subirse en mulas y ahí Wojtek dio un paso al frente y se plantó ante el camión exigiendo ayudar en la tarea.

Los soldados de intendencia interpretaron que aquel oso se estaba ofreciéndose para tan delicado y peligroso cometido y le prepararon un arnés en el que poner los obuses.

Cumplió su cometido haciendo infinidad de viajes a través de la primera línea de frente entre disparos y explosiones sin perder la calma en ningún momento, ayudando al heroico esfuerzo colectivo que desempeñaron los soldados polacos en aquella sangrienta batalla.

Esfuerzo que quedó coronado con la colocación de la bandera de Polonia en las ruinas del disputado monasterio.

Desde ese día el emblema de la compañía fue un dibujo de Wojtek cargando con un proyectil.

Wojtek, el oso soldado
Emblema de la 22ª compañía de suministros de artillería polaca

La vida civil de Wojtek

Tras la rendición alemana, las divisiones polacas fueron trasladadas a Escocia. Por supuesto, Wojtek también. Y en los desfiles triunfales en Glasgow la estrella era aquel oso que desfilaba erguido al frente de las tropas polacas.

Por aquel entonces ya era toda una celebridad, eclipsando a otros animales que también habían combatido de una manera u otra en la contienda.

Ni gallinas, ni gatos, ni perros, ni palomas. El «veterano» no humano más célebre y popular de toda la guerra era el conocido como «El oso soldado».

Debido a su popularidad fue nombrado miembro honorario de la Asociación polaco-escocesa y tuvo hasta el final de su vida el cariño de la población y el interés de la prensa.

Acabada la guerra, licenciaron a Wojtek con el grado de sargento y le jubilaron oficialmente.

A partir de ese momento vivió en el Zoológico de Winfield Park de Edimburgo, llegando a ser el ejemplar más querido del parque y la ciudad, recibiendo numerosas visitas de soldados que habían combatido a su lado que le llevaban cerveza y le lanzaban cigarrillos que, a falta de alguien que le diese lumbre, se los comía, hasta su fallecimiento en 1963 a la edad de 22 años.

Estatua en honor a Wotjek en la ciudad polaca de Zagan
Estatua en honor a Wotjek en la ciudad polaca de Zagan

Wojtek hizo honor al nombre con el que le bautizaron sus compañeros ya que se trata de un nombre muy popular en Polonia, de origen eslavo que significa «guerrero feliz» o «al que le gusta la guerra», y de ambas cosas dio ejemplo «el oso soldado».

En 2011 se realizó una película documental sobre la singular vida de este animal titulada «Wojtek, el oso que se fue a la guerra» en el que se narran las peripecias de este singular soldado y en el que sus antiguos compañeros de armas lo retratan como a un amigo siempre dispuesto a ayudar y que se veía a sí mismo como un humano más.

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2 comentarios

  1. El oso merece una serie de Netflix, hay chicha para un par de temporadas ja ja

Los comentarios están cerrados.