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Milli Vanilli, historia de un fraude musical

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Autor: El café de la Historia


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Milli Vanilli

Lo más probable es que el nombre de Frank Farian a muchos de ustedes no les diga nada, pero se trata de un importantísimo productor de origen alemán que en los años 70 empezó a cosechar una ristra de éxitos gracias a los artistas a los que apadrinaba, teledirigía y producía, en pleno apogeo del discotequero sonido Eurodisco.

Bajo su batuta, se fraguaron artistas de éxito planetario como Silver Convention, Eruption, Boney M o, entre otros muchos, Milli Vanilli.

Y de Milli Vanilli, o como se gestó la mayor estafa de la música pop que se recuerda, vamos a hablar hoy.

Fabrice Morvan y Rob Pilatus, francés de origen caribeño y alemán respectivamente, aparte de tener dos nombres muy molones, eran dos muchachos que se ganaban el sustento ejerciendo de bailarines en las actuaciones de la cantante italiana Sabrina Salerno. Sí, la de «Boys«, la misma que dejó ojiplática a media España con aquel «descuido» pectoral en la Nochevieja de 1988.

Milli Vanilli, de Sabrina a la gloria

Precisamente, en una actuación de la italiana se conocieron los tres protagonistas de esta historia.

Y Farian quedó sorprendido de las dotes físicas del dúo e inmediatamente les propuso apadrinarlos.

El trato se cerró prontamente: a partir de ese momento su nombre artístico sería Milli Vanilli, cantarían en inglés y Farian se encargaría de la composición, producción y arreglos de los temas, además de poner al servicio de la causa sus numerosos contactos en la industria.

Pero había un problema. Y gordo. Ni Morvan ni Pilatus tenían especiales dotes para la interpretación. De hecho, eran unos absolutos negados.

Farian no se arrugó y montó un entramado por el cual cantantes profesionales pondrían la voz, y el dúo alemán palmito, garbo y coreografías.

Pilatus, Farian y Morvan
Pilatus, Farian y Morvan

La maquinaria no tardó en ponerse en marcha y en 1988 lanzaban su primer disco: «All or nothing» siendo un éxito mundial de manera inmediata.

Un año después eran fichados por la multinacional Arista Records con la que grabaron un segundo LP “Girl, you know it’s true” que superó a su antecesor y les coronó como estrellas absolutas a nivel global.

Pero el cuento de hadas estaba a punto de estropearse.

La deblacle de Milli Vanilli

Todo empezó a finales de 1989 en una gala de la MTV ante 80.000 personas en la que el playback falló y el dúo entró en pánico abandonando a la carrera el escenario.

Los rumores se empezaron a propagar (¿realmente cantan ellos?, ¿cómo es posible que este par que apenas farfullan un inglés comprensible se las apañen tan bien para vocalizar las canciones en el idioma de Shakespeare?), y, para acabar de echar leña al fuego, un desconocido cantante, Charles Shaw, en una entrevista al Newsday declaró que él era la verdadera voz de Milli Vanilli.

A pesar de todo, en 1990 el dúo recibía un premio MTV por los millones de copias vendidos. Por si fuera poco, Milli Vanilli ganaron un Grammy, y Pilatus, borracho de éxito, empezó a hacer arrogantes declaraciones reivindicándose como un artista con un talento comparable al de Bob Dylan, The Beatles o The Rolling Stones.

¡Baja Modesto, que sube Pilatus!

Al planear la sombra de la sospecha sobre ellos, se les escrutaba en cada concierto, en cada actuación, y el nerviosismo que provocaba al dúo estar constantemente fiscalizados y observados con lupa, hizo que presionaran al productor para grabar un tercer disco. Pero, ojo, esta vez sí, con sus propias voces.

Farian, conocedor de la nula pericia de sus pupilos como solistas, prefirió desvelar la verdad. Públicamente declaró que Milli Vanilli jamás habían cantado un solo tema y que ellos únicamente ponían su imagen en las portadas y en los conciertos.

El escándalo fue mayúsculo; los Grammy les retiraron el premio, y el sello Arista los despidió fulminantemente eliminando cualquier vestigio de Milli Vanilli de su catálogo.

Segundas partes nunca fueron buenas

Aun así, Farian, hombre pertinaz y quizá sintiéndose responsable del descalabro personal del dúo, intentó reflotarles la carrera en 1991 bajo el nombre de The Real Milli Vanilli. Fue un rotundo fracaso.

En 1993 y con nuevo nombre: Rob & Fab, lo volvieron a intentar con sus propias voces pero el revés ya fue colosal, apenas vendiendo en todo el mundo 2.000 copias.

Rob and Fab, Milli Vanilli
Disuélvanse y depongan las armas

Farian, a pesar de todo, volvió a intentarlo con ellos en 1998 pero se frustró el intento al fallecer Pilatus de sobredosis en Alemania.

Tras el desastre del playback del concierto de la MTV, Pilatus había buscado refugio en sustancias peligrosas las cuales le arrastraron a una vida trufada de episodios de violencia y tropezones con la ley.

De esta manera tan trágica acaba la historia de Milli Vanilli.

Por cierto, ¿nunca se han preguntado que significa Milli Vanilli? ¿En serio?

Significa vainilla nacional. En azerí, lengua túrquica hablada en Azerbayán.

De nada.

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7 comentarios

    1. Cierto, Luis Miguel, ellos sólo fueron las marionetas en todo este montaje.

  1. Hola, conocía la historia por encima, los entresijos me han encantado. No tanto el final de la banda que tampoco lo conocía. Buen día.

    1. Gracias Zaragozano por tu comentario. Y sí, triste final. Buen día igualmente

  2. Nunca fueron de mi agrado pero es lastimoso su final tan terrible y triste.

Los comentarios están cerrados.