El café de la historia - Diego Marín Aguilera y su máquina de vola

Diego Marín y la máquina de volar

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Autor: El café de la Historia


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Coruña del Conde, cuna de la aeronáutica

El 5 de octubre de 1905 los hermanos Wright lograron que un aparato de su invención volara de manera controlada 59 segundos. Este hito acaecido en una playa de Ohio está considerado el inicio de la aviación.

Hoy rendimos justo homenaje a Diego Marín Aguilera, un pastor castellano incomprensiblemente desconocido, que en 1793 (112 años antes que los Wright) ideó una máquina voladora que probó él mismo y… ¡¡funcionó!!

¿Quién fue Diego Marín Aguilera?

Marín nació en Coruña del Conde (provincia de Burgos) en 1757. Sus padres eran agricultores y, ya desde muy joven, demostró que tenía importantes dotes como inventor pese a dedicarse a las tareas cotidianas del pastoreo. Ideó pequeñas innovaciones para mejorar el rendimiento del molino del pueblo, e incluso perfeccionó el sistema de serrar los bloques de mármol de las canteras cercanas con un método que se ha usado hasta tiempos recientes.

Coruña del Conde en la actualidad
Coruña del Conde en la actualidad

Sus grandes dotes de observación le permitieron estudiar el vuelo de las aves durante las largas jornadas con las ovejas en el campo. Observó detenidamente el movimiento de las aves en vuelo al tiempo que cazaba aguilas y buitres para así poder estudiar sus movimientos, sus articulaciones, el peso y forma de las alas y el papel que desempeñaban las plumas en el vuelo.

Un documento de la época señala que su investigación consistía en «recoger águilas, que acarreaba reuniendo carnes muertas en un sitio donde construyó una tapia, y apenas cogía una la hacía morir por asfixia, la desplumaba, pesaba el cadáver con los húmedos y aparte la cantidad de pluma».

Tras varios años de pruebas ideó un artefacto volador que fabricó con ayuda del herrero del pueblo, lo que en la documentación de la época denominan «recurso volátil». Según esta documentación se dice que «su forma era la de un gran pájaro, con alas de dos varas cada una, susceptibles de los flemones y movimientos articulares, compuestas de ligeras costillas de hierro vestidas de plumas de águila, colocadas en la misma forma y en la misma ala a que habían pertenecido, sujetas al armazón entre sí por medio de alambres y una cola también con las plumas tétricas sacadas de las águilas. Así, éstas como las alas, eran agitadas por medio de una manivela que movía a su voluntad el jinete, quien en unos casquillos de hierro elevados en los del pájaro, e iba vestido de plumas».

El primer vuelo controlado documentado

La hazaña estaba programada para la noche de 11 de mayo de 1793. Marín subió al cerro del castillo de Coruña del Conde, acompañado por su amigo Joaquín Barbero y por una hermana de éste. Se colocó el artefacto y antes de arrojarse al vacío dijo «alegre y sereno» a sus dos acompañantes: «Voy al Burgo de Osma, y desde allí a Soria, y no volveré hasta pasados ocho días».

Se puede deducir de estas palabras antes del despegue que el piloto tenía absoluta confianza en su aparato: De Coruña del Conde a Burgo de Osma media una distancia de unos 40 kilómetros. De ahí a Soria otros 60, más la vuelta al pueblo otros 95 kilómetros. Un total de casi 200 kilómetros. La intención de este primer vuelo era aprovechar para visitar a familiares que vivían en esas villas.

Se arrojó al vacío y fue planeando en un tranquilo vuelo hasta el otro lado del río Arandilla, donde cayó al suelo de forma brusca. Este dato nos permite conocer que Marín recorrió la nada despreciable distancia de casi 400 metros. Los dos testigos bajaron corriendo, temiéndose lo peor.

Recorrido del vuelo de Diego Marín
Los 400 metros (Fuente: the-wanderling.com)

Pero lo que se encontraron es a un Diego Marín, ciertamente algo magullado, gritando desesperado que el herrero era un inútil por haber soldado de manera defectuosa uno de los enganches. Efectivamente, el vuelo podía haber sido mucho más largo y el motivo de la interrupción brusca del mismo fue la rotura de una soldadura.

Mientras bramaba indignado contra el herrero, ni él ni ninguno de sus acompañantes eran conscientes del logro alcanzado. Aunque fue un vuelo más breve de lo planeado, Marín sobrevivió para contarlo y, muy importante, tuvo testigos de su hazaña.

Monumento a Marín Aguilera en Coruña del Conde
Monumento a Marín Aguilera en Coruña del Conde

A partir de ese accidentado intento, muchos se mofaron de su vecino y le trataron desde ese día de loco. Sus familiares, muy preocupados por Marín, le quemaron el artefacto quizás tan temerosos que la Inquisición metiera las narices en el asunto, como por la salud mental y física del pastor.

Desde ese día, incomprendido y desanimado, se vio obligado a desterrar su deseo de volver a volar y vagó como un alma en pena hasta que murió, triste y apesadumbrado, a la temprana edad de 43 años.

Eduardo de Ontañón a la búsqueda del recuerdo de la hazaña

Eduardo de Ontañón investigando la hazaña de Diego Marín
Ontañón durante la investigación de 1932 (Fuente: Diario de Burgos)

Diego Marín falleció en 1800 y su historia quedó sepultada por las brumas del olvido hasta que en 1932 el periodista Eduardo de Ontañón, enterado de la fabulosa historia de este pionero de la aeronáutica, viaja hasta Coruña del Conde para investigar sobre los hechos protagonizados por el pastor inventor.

En su intento de dar luz sobre los hechos, localiza y conversa con descendientes de Marín. También habla con todos los vecinos escarbando en la memoria colectiva del pueblo en busca de las claves de esta asombrosa historia. Recorre Coruña del Conde en busca de pistas y acaba su misión investigatoria en el Cerro del Castillo, lugar desde donde Diego Marín se lanzó al vacío ciento doce años antes que los Hermanos Wright. Esta crónica sería publicada en la revista «Estampa».

Precisamente, en el Cerro del Castillo se colocó en 1993 un avión Lockheed T-33 en homenaje y reconocimiento al primer ser humano que voló con un aparato de su invención, y cuya proeza está documentada.

El T-33 en recuerdo de Diego Marín
El T-33 en recuerdo de Diego Marín


Más tarde, en 2009 se inauguró un monolito en su memoria con una placa en homenaje a los hechos aquí relatados en el aeropuerto de Burgos.

Placa en el aeropuerto de Burgos en reconocimiento de Diego Marín
Placa en el aeropuerto de Burgos en reconocimiento de Diego Marín

La historia de este pionero también ha tenido su reflejo en el cine. En 1997 se estrenó la película «La fabulosa historia de Diego Marín» en la que se narran los hechos aquí expuestos. Un fragmento de la misma, aquí:

Tráiler de «La fabulosa historia de Diego Marín»

La fabulosa historia de Diego Marín (1997) Youtube.com

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2 comentarios

  1. Unos bosquejos de máquinas voladoras imposibles a todas luces y a Leonardo da Vinci hay hordas de fans que le conceden el título de primer inventor del avión y hasta del helicóptero.

Los comentarios están cerrados.