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La burbuja del tulipán

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Autor: El café de la Historia


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La burbuja de los tulipanes

«En los años 1600 los holandeses tuvieron fiebre especulativa hasta el punto de que se podía comprar una hermosa casa en el canal de Amsterdam por el precio de un bulbo. Lo llamaron tulipomanía. Luego colapsó. La gente fue aniquilada».

Gordon Gekko (interpretado por Michael Douglas) en la película Wall Street 2, el dinero nunca duerme.
Gordon Gekko (interpretado por Michael Douglas) en la película Wall Street 2, el dinero nunca duerme.

Países Bajos, siglo XVII

Hoy vamos a recordar la considerada como la primera crisis financiera de la historia moderna.

Para ello nos vamos a la Amsterdam del siglo XVII para encontrarnos una próspera ciudad, con mucho capital circulando, y numerosas familias que componían una burguesía que, a base del comercio alrededor del globo a través de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, habían cultivado grandes fortunas. Tampoco olvidemos que una de las primeras bolsas modernas ve la luz precisamente aquí, en Amsterdam.

Y, por otro lado, tenemos una flor muy bella y exótica que se convierte en el objeto de deseo de toda esta nueva clase social: El tulipán.

El tulipán es una flor de la familia de las liliáceas procedente de Asia Central que irrumpe en Europa (aunque hay constancia de su presencia en Al-Andalus siglos antes) gracias a unos bulbos que le regaló el embajador austriaco en Turquía al emperador Rodolfo II de Austria para que los plantase en sus Jardines Imperiales de Praga y Viena. Estamos a mediados del siglo XVI.

Pronto, poseer un tulipán fue el principal anhelo de las clases más altas de toda Europa con el objeto de adornar sus hogares y jardines. Resultado: se disparó su demanda.

Pero, ¿por qué la tulipomanía se desató en Holanda y no en cualquier otro país europeo?

Pues por varios factores…

Primero, a causa del famoso botánico Charles de l’Écluse, que abandonó su empleo en los Jardines Imperiales para ejercer como profesor en Leiden, llevándose consigo una colección de bulbos de tulipanes que, una vez cultivados, fascinaron a los holandeses.

Segundo. Debido a que los Países Bajos, gracias a su emporio marítimo y comercial a nivel global, era la nación más próspera del momento, y había la suficiente cantidad de personas de alto poder adquisitivo que pudiesen pagar un producto de lujo.

Y tercero, por las características climatológicas y geológicas de su suelo, Holanda fue el único sitio donde se pudo cultivar con éxito en Europa.

Cabe añadir a lo anterior que, sin que nadie supiera dar una explicación al fenómeno en aquel momento, empezaron a nacer tulipanes en suelo holandés con extrañas mutaciones respecto a su pariente asiático, que hacían que fueran de intensos, arrebatadores y diferentes colores.

Ante esta explosión de belleza, las clases más pudientes se daban de codazos para tener un efímero tulipán decorando su hogar. Y ya tenemos la demanda disparada al alza.

El producto con el que se comerciaba era el bulbo de la planta, y los precios empiezan a subir alcanzando cantidades desorbitadas por los que los ricos pagaban gustosamente. Pero llegó un momento que no sólo compraban los bulbos las personas pudientes por una cuestión decorativa y estética; especuladores de todo pelaje se sumaron a la puja viendo una oportunidad para comprar y vender un bulbo que en breve espacio de tiempo multiplicaba su valor.

La burbuja empieza a inflarse

Para ordenar cronológicamente todo este asunto, podemos localizar en los primeros treinta años del siglo XVII un aumento suave pero constante de la demanda de bulbos de tulipán en Holanda, acompañado por un aumento de su precio igualmente persistente. Hasta aquí todo normal teniendo en cuenta que se trataba de un bien exótico, escaso y con alta demanda.

Pero a partir de la década de 1630, las clases menos pudientes, cegadas por la promesa de dinero fácil y rápido, se daban cita en tabernas y otros antros que se convertían en mercados improvisados de compra-venta de los ansiados bulbos.

Fuentes de esa época dejan constancia del extraordinario valor que podía llegar a alcanzar un bulbo de tulipán: el equivalente a 250 toneladas de trigo, el de un barco mercante incluida su tripulación, o una casa en un barrio adinerado de Ámsterdam. Un bulbo de tulipán podía venderse fácilmente por 1000 florines, mientras que el sueldo medio anual de un artesano era de 150 florines. En pocas palabras, un holandés medianamente cualificado debía trabajar durante siete años para comprar un solo bulbo de tulipán.

Amsterdam, siglo XVII
Amsterdam, siglo XVII (Holanda.com)

Bulbos virtuales y contratos de futuros en el siglo XVII

Y siguió subiendo el precio hasta otoño de 1636, momento en que a alguien se le ocurrió el primer mercado de valores futuros: un papel que respaldaba a un bulbo de la siguiente cosecha. Un bulbo virtual.

Un contrato de futuros es un convenio entre dos partes que se comprometen a, en una fecha futura determinada y a un precio establecido, intercambiar un producto concreto.

Suena a locura pero no sólo siguió subiendo el precio, sino que un simple papel con la promesa de un bulbo de la siguiente cosecha ergo aire, nada tangible, humo en definitiva, podía llegar a cambiar de manos hasta diez veces el mismo día generando beneficios en cada una de las operaciones.

El resultado de esta nueva modalidad de economía especulativa fue, por un lado, que al poder ganar dinero rápidamente, muchas personas, fuera cual fuera su origen social, llegaron a hipotecar sus bienes, pedir préstamos o vender sus propiedades para obtener dinero con el que adquirir uno de esos papeles que te garantizaban un bulbo de la próxima cosecha para vender a su vez, y a ser posible el mismo día, el papelito y sacar un considerable beneficio en muy corto espacio de tiempo.

En pocas semanas el valor subió entre un 500 y un 2.000 %. Y a poco que repasemos otros casos similares en la historia no es muy difícil intuir que va a pasar algo malo, tirando a catastrófico.

…Y la burbuja explota

Ahora nos vamos a un día en concreto, al 6 de febrero de 1637. Estamos en una taberna de Haarlem y un vendedor pone a la venta medio kilo de bulbos a un precio de 1.250 florines, un precio que no era especialmente descabellado.

Y nadie pujó.

El vendedor, extrañado, bajó a 1.000 florines.

Nadie compró.

En pocas horas la noticia había corrido por todos los mercados, el pánico se apoderó del país, y todos aquellos que poseían bulbos o papelitos con promesa de un bulbo de la cosecha venidera empezaron a bajar sus precios para minimizar el desastre. Nadie quería ya comprar bulbos y acababa de estallar la primera burbuja financiera de la historia moderna.

Evolución y descalabro de los precios del tulipán
Evolución y descalabro de los precios del tulipán (Fuente:De JayHenry)

Pocas semanas después, los precios se habían desplomado por completo, los poseedores de esos papeles que avalaban un bulbo que aún no había sido cosechado cayeron en la cuenta de que no tenían más que un papel sin valor, y muchas personas fueron conscientes de que habían caído en la más absoluta ruina y que habían adquirido deudas que jamás podrían pagar.

El desastre fue de tales dimensiones, con una cascada incesante de bancarrotas que golpearon a la economía holandesa por completo, que obligó a las autoridades a tomar medidas tan extremas como costosas para poder devolver algo de normalidad, tanto a la economía del país como a las numerosas familias que estaban arruinadas de por vida.

La locura que se apoderó de la sociedad holandesa fue tal que por lo que se pagó hace cuatro siglos en el punto álgido de la burbuja por un solo tulipán, hoy se podrían comprar 300.000.

Hoy en día se sabe que la extraña mutación que hizo que la flor sufriese aquellos extraños cambios de color fue causada por el pulgón.

Un insecto del cual se puede afirmar que no sólo atacó al tulipán sino que, por extensión y de manera colateral, infectó indirectamente a la economía más poderosa de sus tiempos arrastrándola a la quiebra más absoluta.

Una lección, la tulipomanía, que no fue aprendida del todo por los mercados a la vista de los paralelismos que se pueden encontrar entre ésta y otras crisis financieras sufridas por la economía mundial a lo largo de la historia.

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8 comentarios

  1. Apasionante relato y muy instructivo que me deja pensando en que sólo podía pasar algo así en un país protestante. Graciad por compartir un día más

  2. Lo de los contratos de futuros me ha dejado alucinado, los inicios del capitalismo más salvaje hace casi 400 años.

  3. El ser humano no aprende nunca de sus errores. Gracias por compartir

    1. La avaricia de los humanos no tiene límites, David. Un saludo.

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